El Cultural

Jesús Castejón

"En mi familia nos hablamos con frases de zarzuelas"

17 diciembre, 2010 01:00

Jesús Castejón, por Gusi Bejer.

Pertenece a los Castejón, saga de actores líricos de cuatro generaciones que inició Pablo Gorgé. Jesús dirige El niño judío, en la que también actúa. Uno de los grandes éxitos del Teatro de la Zarzuela de Madrid, que la repone por tercera vez hasta el 16 de enero y para la que ya no hay entradas.

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PREGUNTA: Sus padres, los cantantes y actores Rafael Castejón y Pepa Rosado, su hermano Rafa, también actor, y su hermana Nuria, coreógrafa ¿En su casa hablan cantando?
RESPUESTA: Mi bisabuela era hermana de Pablo Gorgé, o sea, que soy sobrino bisnieto de él. Ella era terrible, de pequeñito nunca quería ir a verla porque me cantaba y recitaba los diálogos de las zarzuelas. Mi abuela cantaba cuando hacía las labores de la casa, una cosa que echo mucho de menos hoy día entre las mujeres. Y sí, en mi casa estamos acostumbrados a hablar con frases de los personajes de las zarzuelas. Cuando venían los amigos a casa, siempre querían repetir por lo bien que se lo pasaban. Y sigue siendo así.

P: Ha dirigido dos títulos de Pablo Luna (El asombro de Damasco y El niño judío) ¿Es su compositor preferido?
R: No tengo un preferido. Me interesaron estas piezas porque son un disparate, siguen una construcción de revista y permiten puestas muy vistosas. El libreto es de García Álvarez, precursor del teatro del absurdo. Las propuse al teatro de la Zarzuela, porque me dijeron que era mi momento de madurez, y todas esas cosas que te dicen los amigos y que no te acabas de creer.

P: Ya no hay entradas para El niño judío ¿Cómo lo explica?
R: Sabía que era un "caballo ganador". La estrenamos en 2001, la repusimos en 2003, y ahora Luis Olmos (director de la Zarzuela) ha querido despedirse con ella. En esta ocasión hay cambios de reparto, de efectos especiales porque la técnica avanza...

P: ... "que es una barbaridad". Y usted también actúa.
R: Hago de los dos supuestos padres del protagonista Samuel, que interpreta mi hermano Rafa. Y no tenemos doble reparto, como pasa habitualmente, por aquello de prevenir virus y bacterias, y también congresistas.

P: Sí, que los tienen muy cerca (el Congreso está al lado del Teatro).
R: Sí, pero somos capaces de ofrecerles durante dos horas algo mucho más real de lo que ellos cuentan en el hemiciclo.

P: Explique la moda del orientalismo en el teatro de principios de siglo XX.
R: Entonces ir a la India, como ocurre en esta obra, era más complicado, una verdadera aventura. Hoy tardamos diez horas en avión. Por eso presentamos la historia como si fuera un sueño. Y luego está el exotismo del misterioso Oriente. Mi propuesta a la Zarzuela fue hacer la trilogía sobre Oriente de Luna, que incluye también Benamor, además de El niño... y El asombro...

P: Un crítico de la época dijo que los chistes de El niño... son "obusivos, del calibre de un obús", que lo de menos en esta obra es el argumento, ¿qué es lo de más?
R: Tiene la ventaja de que la partitura de Luna es muy sólida. Ocurre mucho en el género. Otro crítico decía que con la zarzuela no había que preocuparse, porque "luego llega la música".

P: El niño judío es famoso por el tema De España vengo, todo un himno patrio.
R: Después de haberla cantado todas las grandes sopranos, como Victoria de los Ángeles, Caballé, Teresa Berganza y creo que también Plácido Domingo, que lo canta todo, si la gente viniera a verla solo por eso, ya estaría justificado.

P: ¿Es equivocado decir que la zarzuela es un género de Madrid?
R: Está muy vinculado a esta ciudad, pero también a España. A finales de siglo, y gracias a autores como Arniches, que era de Alicante, surgieron los sainetes madrileños, que elevaron a categoría de personaje a un tipo que atendía al carácter extrovertido y simpático del madrileño. Pero también el regionalismo está muy presente en la zarzuela. Los coliseos madrileños, el Apolo sobre todo, programaban tres zarzuelas madrileñas y una gallega. Hace poco se ha representado La del Soto del Parral, ambientada en Segovia.

P: ¿Cae bien el madrileñismo?
R: Nací en Barcelona, viví en Alicante y llegué a Madrid a los 11 años, así que he asistido al crecimiento increíble de esta ciudad que sigue siendo muy simpática. Cuando salgo de aquí nunca dudo de que tengo que volver, mientras que jamás se me ocurre pensar lo mismo de Toronto, entre otras razones porque allí hace ahora mucho frío.