Image: David Michôd

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El Cultural

David Michôd

"Quería hacer una película de gángsters totalmente distinta a lo que conocemos"

13 enero, 2011 01:00

David Michôd

El cineasta australiano debuta en el largometraje con 'Animal Kingdom', que llega este viernes a las salas

Desde que fuera premiado en el Festival de Sundance, el paso de Animal Kingdom por diversos festivales del mundo (en España se presentó en el pasado Festival de Gijón) ha dejado claro que nos encontramos frente a uno de los debuts más solventes y enérgicos de la última década. El australiano David Michôd ha explorado la naturaleza del mal en el seno de una familia de criminales en Melbourne. Y lo ha hecho con un aliento operístico y mediante la hibridación de géneros, decantándose tanto por el filme noir como por el retrato familiar, a través de la truculenta historia de un joven adolescente que al quedar huérfano se ve envuelto en un sombrío y tenso relato de vendetta familiar, y que en su silencioso dilema interior debe escoger entre la ley o el crimen. Desde una suite del hotel Sheraton de Manhattan, donde el lunes recogió el premio a la Mejor Opera Prima concedido por el Círculo de Escritores Cinematográficos de Nueva York, Michôd habla con El Cultural sobre su impactante debut, que hoy se estrena en nuestras pantallas.

Pregiunta.- Tengo entendido que ha invertido nueve años de su vida en Animal Kingdom...
Respuesta.- Sí, me llevó mucho tiempo. Cuando terminé mis estudios en la Escuela de Cine de Melbourne fue la primera película que empecé a escribir, y continué haciéndolo durante nueve años, saltando de un proyecto a otro. También fui editor de una revista de cine durante unos años, pero seguía volviendo a la película porque pensé que había una buena historia ahí y porque también mi forma de escribir iba madurando, y siempre tuve confianza en esa historia.

P.- El cine acostumbra a situar los dramas de mafias en Estados Unidos. Es interesante el modo en que traslada las convenciones del género a Melbourne para darles otra perspectiva. ¿Era una gran preocupación suya al abordar el proyecto?
R.- Desde luego. Melbourne tiene una historia criminal muy rica y no es un mundo que vemos con demasiada frecuencia en el cine. Y supe y sentí que sería algo inusual contar una historia criminal ahí, porqueal contrario que las películas de gangsters americanas, y que la cultura americana en general, creo que es mucho más violenta y menos glamourosa. Si pensamos en películas de mafias como El Padrino imaginamos a criminales con trajes de ejecutivo, que se creen jugadores en una especie de cultura criminal instituida, mientras que en Australia hay algo más violento y sucio respecto a ese mundo, que es probablemente el reflejo de Australia en general.

P.- ¿Se ha inspirado en historias reales para construir a la familia Cody?
R.- La película está inspirada en la naturaleza criminal de Melbourne en el paisaje de los años ochenta. Hay algo en ese periodo que es fascinante para mí. El declive de las bandas de atracadores de bancos en esos años como una profesión instituida, y también el declive de un grupo de policías que en esa época tenían probablemente el trabajo más duro de las fuerzas policiales, que eran conocidos como los hombres más duros de Melbourne porque trataban directamente con peligrosos criminales. Había una animosidad muy intensa entre ellos, que culminó al final de los ochenta en un suceso concreto más o menos representado en la mitad de la película, que es el asesinato a tiros, prácticamente arbitraria y a sangre fría, de un joven policía como venganza de un atracador. Recuerdo que cuando leí sobre ese suceso, me produjo tal impresión que prácticamente empecé en ese momento a imaginar cómo podrían haber sido las horas, los días y las semanas precedentes a ese estallido de violencia.

P.- Una de las reflexiones que plantea el filme es si la violencia se transmite genéticamente, si no depende sólo del entorno en el que te has educado...
R.- No sé si en el sentido literal llevamos la pulsión de violencia escrita en nuestro ADN, pero sin duda se convierte en algo que es hereditario en el sentido cultural. Cuando vives en un mundo que emplea la violencia como un instrumento básico de comunicación, tienes que ser capaz de hablar ese lenguaje para poder funcionar. Esto hace que la violencia se perpetúe de generación en generación, y también lo convierte en algo fascinante para el cine. Hay algo innatamente dramático sobre un mundo en el que los problemas se solucionan con frecuencia mediante actos de violencia inenarrable.

P.- Los personajes en su ambigüedad son muy ricos y complejos, pero el de la madre es quizá el más impactante del filme. ¿Cómo llegó a ese sistema de matriarcado en la familia? ¿Se inspiró en alguna en concreto?
R.- Ha habido varias familias criminales en Melbourne de cierta popularidad con este sistema. Pero yo no diría que son matriarcados, más bien son madres de hijos que son criminales, y tienen unos lazos muy fuertes, con los que crean su identidad criminal, más aún en el mundo en el que viven. Para mí el personaje de Jacki Weaver en Animal Kingdom es una mujer que se ha curtido en un mundo muy duro, que no conoce la piedad. En verdad no controla a la familia en un sentido ejecutivo, pero sí ejerce una fuerte manipulación emocional en la familia, básicamente porque le gusta estar rodeada de hombres poderosos, y cuando tiene que hacerlo, es capaz de ser alguien muy fría y peligrosa.

P.- En ese sentido recuerda a la película Mamá sangrienta (1970), de Roger Corman. ¿La conoce?
R.- Sé a que filme se refiere, pero no la he visto.

P.- ¿Cree que Los Soprano cambió muchas cosas en el género criminal?
R.- Yo sólo he visto la primera temporada de Los Soprano, porque la verdad es que no veo televisión. Sé que hay series como Los Soprano y The Wire que son muy buenas, pero realmente no entiendo cómo mis amigos encuentran tanto tiempo para ver televisión, porque si yo encuentro tiempo libre, lo dedico a ver alguna película o a leer libros. Pero sí me ha llegado esa impresión de que Los Soprano han cambiado el paisaje del género, aunque no puedo valorar hasta qué punto.

P.- El aliento operístico, las relaciones de pertenencia familiar de Animal Kingdom permiten establecer similitudes con el cine James Gray. ¿Le inspiraron de algún modo sus películas?
R.- Cuando me planteé hacer un drama criminal sabía que me movía en un universo lleno de nobles referencias, muy claros precedentes, y muy buenos, pero mi principal preocupación era que Animal Kingdom fuera algo distinto de todas esas películas. Quería huir de cualquier atisbo de remake o turmix de películas, así que deliberadamente dejé de lado esas referencias.

P.- El ritmo de la película es clave. Crea una extraordinaria tensión y una amenaza latentes. ¿Trabajó este ritmo en el guión o en la sala de montaje?
R.- Es una buena pregunta. Sabía que quería hacer una película criminal con una atmósfera de perpetua amenaza. Sabía que no quería hacer una película de acción, ni tampoco una película muy calculada, en la que la tensión en un momento dado estalla en una gran secuencia de acción y violencia, de modo que la película cambia drásticamente. Quería otra cosa. Lo que descubrimos en la sala de edición es que parte de ese material en torno al drama familiar que habíamos escrito y rodado tenía que quedar fuera para encontrar un equilibrio con la tensión latente. De ahí que algunas tramas secundarias queden en el aire. Fue algo complicado, pero era necesario, porque la relajación de los momentos familiares más cotidianos entraba a veces en contradicción con la tensión que necesitaba la película. La mayor parte de nuestros esfuerzos en el montaje los volcamos por tanto en esa búsqueda del equilibrio.

P.- Practicó el periodismo de cine antes de filmar. ¿Aprendió algo de aquella experiencia?
R.- Nunca me planteé ser un periodista cinematográfico, y acabé haciéndolo por accidente cuando terminé la Escuela de Cine, pero aprendí mucho de cómo funcionaba el mercado y la industria y sobre todo conocí a mucha gente. Siempre supe que algún día acabaría haciendo cine, que podía fracasar, claro, pero que debía intentarlo.

P.- ¿Y cómo se siente ahora que su primera película ha alcanzado tamaño reconocimiento internacional?
R.- Es asombroso. Tengo que recordarme de vez en cuando lo agradecido que tengo que estar y cómo debo disfrutarlo. Ahora estoy en un hotel de Nueva York porque anoche estaba en la entrega de premios del Círculo de Escritores Cinematográficos de Nueva York y me concedieron el galardón a la Mejor Opera Prima. Es algo que nunca esperé que ocurriría, como tantas otras cosas, empezando por el premio en Sundance. Los últimos doce meses han sido probablemente los más felices y exhaustos de mi vida.

P.- ¿Seguirá filmando en Australia o piensa rodar en Estados Unidos?
R.- No lo sé. Tengo ahora cuatro o cinco proyectos que me gustan mucho, que transcurren en países distintos, y debo decidir cuál será el próximo. Siento que es muy importante para mí tener absoluta confianza en que el proyecto en el que me embarque ahora sea el proyecto adecuado.

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