Image: José María Sicilia

Image: José María Sicilia

El Cultural

José María Sicilia

"Hay más de Goya de lo que parece en esta exposición"

12 marzo, 2011 01:00

José Marí Sicilia. Foto: Gonzalo Arroyo

Expone su obra en Soledad Lorenzo, tras cinco años ausente de Madrid

Fiel a su cita con la galería Soledad Lorenzo, donde viene exponiendo su obra con regularidad desde 1991, José María Sicilia (Madrid, 1954) vuelve a su ciudad natal cinco años después de la última muestra madrileña. Aunque ha estado mucho tiempo viviendo entre Mallorca y París, hoy reside sobre todo en Madrid, donde expuso por primera vez en 1984, en la galería de Fernando Vijande. Nada más llegar de su último viaje, pocos días antes de su inauguración, confiesa que se acercó al Museo del Prado a ver la exposición de Chardin. En cuanto a este tiempo de impas, Sicilia no quiere hablar de ruptura sino de evolución. Han sido unos años, además, en los que su obra se ha vuelto más oscura, más compleja, menos transparente. Todo gira ahora en torno al abismo de nuestra existencia del que habla sin pesimismo, con la convicción de haber encontrado en ese vacío una incierta explicación para la vida y la muerte.

Pregunta.- Ha estado cinco años sin exponer en Madrid, ¿por qué tanto tiempo? Respuesta.- Es el tiempo que he necesitado entre un trabajo y otro. Un tiempo que es vacío, ensayo, proceso de reflexión, no sólo de mi trabajo, también de mi vida. P.- Parece haber dejado atrás definitivamente las ceras, las flores, las transparencias, ¿qué queda de aquella obra de algún modo más ornamental?
R.- Nunca he considerado mi obra ornamental. En realidad no ha cambiado tanto: todo habla del tiempo, antes las flores y la luz y ahora la oscuridad, quizá ahora hable desde el reverso, desde la espalda del mundo. Si al referirnos a ornamento entendemos que hablamos de un orden, de un sistema mediante el que creamos belleza, una belleza que lo engloba todo, creo que la fealdad y el desorden son intrínsecos a la belleza y que en ésta se encuentra también su opuesto.

P.- ¿Es una obra más compleja?
R.- A primera vista, sí, ésta es una obra más compleja. Lo anterior parecía más simple, aunque siempre ha tenido complejidad. La flor era el abismo, tenía luz propia, una luz de extrema complejidad. Pero sigue habiendo luz en los bronces de esta exposición. La oscuridad es otro grado de luz. Puede que esté cada vez más cerca de lo anterior. Es una evolución, he tardado cinco años en exponer y parece que es diferente, pero yo creo que esa distancia es cada vez más pequeña y dentro de unos años no sabremos qué vino antes. Será interesante saber dónde situar la flor, si antes o después.

P.- Vemos en la galería relieves en bronce, cabezas de toro y vaciados de pieles animales, ¿la escultura cobra importancia?
R.- La escultura dramatiza el espacio, un espacio frágil y armonioso. Las esculturas hablan de la mirada de uno mismo, de la muerte. Son una reflexión sobre el abismo, un abismo tan profundo que la luz no llega. Pero esa oscuridad es a la vez una forma de luz. Estamos entre dos mundos: un futuro que aún no existe y un pasado que ya ha desaparecido; nosotros mismos somos abismo. No quiero que suene pesimista, es más bien la incertidumbre y la perplejidad lo que me mueve. Vivimos en un tiempo de perplejidad, que es el estado siguiente a la ignorancia en que nacemos.

P.- Desde las frases de los espejos de bronce, las cabezas de toro o las pieles de animales, a la figura del bailarín que se descubrió al radiografiar Saturno, las referencias a Goya están muy presentes en esta exposición. ¿Qué hay de Goya en su obra?
R.- Hay un abismo común entre mis piezas y las de Goya. Todos estos animales, que no se sabe si están vivos o muertos, como nosotros, son como las naturalezas muertas de Goya. De Saturno me llama la atención el ver cómo devoramos las cosas y cómo somos devorados a su vez. Hay más de Goya de lo que parece en esta exposición. No es un homenaje, es una reflexión.

P.- Y ahora, ¿hasta dentro de otros cinco años?
R.- ¡Sería fantástico! Pero no trabajo con tanta planificación, las cosas surgen, pueden tardar dos años o diez. Nunca he seguido una metodología o estrategia de exposiciones. Hay que esperar a que llegue.

Ver otros Buenos Días