El Cultural

Vuelen con nosotros

20 marzo, 2011 01:00

Mordaz se queda corto. El humor de Matt Lucas y David Walliams, la pareja de cómicos de Little Britain, es mucho más que eso. Es un humor crudo, ofensivo, cruel. Es incorrecto, hiperbólico, salvaje. Es inteligente, feroz y brutal. Es desalmado, excesivo y grotesco. Un humor escatológico y político, un humor excéntrico y cultural, indistinguiblemente británico, capaz de reírse de sí mismo y de no conceder una pizca de piedad contra aquello que se expresa y hacia aquello que parodia, acercándose tanto a la realidad que a veces cuesta distinguir cuánto hay de imaginación y cuánto de imitación. Y en este caso, el centro de atención de este par de cafres es un aeropuerto y todo el paisaje institucional y humano que lo contiene. La serie se titula Come Fly With Me (Vuelen con nostros), la emite estos días Canal + y tiene seis capítulos de veinte minutos. El DVD estará disponible on-line este mes y hay una segunda temporada en preparación.

Lucas y Walliams son conocidos por su corrosiva serie Little Britain (2003-2006), tres temporadas que tuvieron una especie de anexo titulado Little Britain USA (2007-2008), en la que los personajes de aquélla -la adolescente locuaz, el minusválido farsante, el aristócrata enmadrado...- viajaban al país presidido entonces por Bush Jr. para mofarse de algunos rasgos de la cultura norteamericana. Antológicas eran las escenas que transcurrían en el vestuario de un gimnasio o en las sesiones de terapia colectiva para obesos. La estructura de sus series es siempre la misma. Una colección de sketchs con dos personajes interpretados siempre por ellos -la condición camaleónica de Lucas y Walliams es uno de los aspectos más llamativos de su metodología, con caracterizaciones hiperrealistas y un dominio excepcional de los acentos y las expresiones singulares de cada personaje, formando un amplísimo abanico de las clases sociales británicas-, y bajo la frágil apariencia de un 'mockumentary', con la complicidad de una voz en off femenina a la manera de un documental sociológico.

En Come Fly With Me, la charada documental es que las cámaras de la BBC han tenido un acceso sin precedentes a una de las terminales de aeropuerto más transitadas de Gran Bretaña -la serie se rodó durante meses en el Robin Hood Airport de Doncaster (South Yorkshire) y el Stansted Airpot de Essex-, donde siguen a toda una serie de personajes y oficios para ofrecer un retrato poliédrico de la vida diaria en un aeropuerto. Todos ellos interpretados, por supuesto, por Lucas y Walliams. Tenemos a Precious, una cristiana de origen africano que siempre encuentra una razón para no abrir la cafetería de la terminal; al racista Ian Foot, jefe de seguridad de inmigración del aeropuerto que encuentra en cada extranjero una amenaza para su país; a varias azafatas arribistas y en permanente competición, a los manipuladores de equipaje, a agentes de seguridad, al relaciones públicas del aeropuerto... Sólo faltan los controladores aéreos, que en España hubieran dado mucho juego, si bien uno de los capítulos retrata el caos de una huelga general en la compañía de bajo coste Flylo, cuyo propietario es Omar Baba, un personaje árabe que está basado en el empresario griego Stelios Haji-Ioannou, fundador de EasyJet.

Uno de los grandes momentos de la serie lo protagoniza precisamente este personaje cuando explica a cámara la nueva promoción para chalecos de seguridad en los vuelos Flylo. En caso de catástrofe, el pasajero sólo tendrá que deslizar su Visa en un aparato debajo de su asiento, y por el módico precio de 60 libras podrá disfrutar del chaleco durante veinte minutos, momento en el que se desinflará automáticamente... Este gag es un ejemplo destilado de la clase de humor que practica Come Fly With Me, basado en una suerte de hipérbole verosímil, tanto en las situaciones que representa como en la caracterización de los personajes. Si las compañías low cost cobran de forma fraccionada (y no siempre bien informada) todos los servicios que ofrecen sus vuelos (transporte de equipaje, comida, seguro, combustible, etc.), quizá no está demasiado lejos el día en que la estafa de los salvavidas sea una realidad. Como tampoco son desatinados, en su esencia, los principios patrióticos, arbitrarios y manifiestamente racistas que rigen en las oficinas de inmigración del aeropuerto, ni el maltrato de la manipulación de equipajes o las surrealistas situaciones que se producen en las colas de facturación.



Da la sensación, en todo caso, en comparación con las otras series de la pareja Lucas y Walliams, que los cómicos británicos han dado esta vez mayor prioridad a la improvisación que al guión cerrado, y el humor de brocha gorda se cuela más veces de las deseadas en los sketches, a veces un tanto redundantes y poco trabajados, como si la situación de partida y la extraordinaria caracterización de los personajes ya contuvieran el suficiente arsenal cómico como para tener que desarrollar sus textos. En cierta medida, lo más parecido en España al humor instantáneo de esta pareja británica lo hemos encontrado en Muchachada Nui, cuya mítica sección "Celebrities" también confiaba en la maestría del maquillaje para las caracterizaciones hiperrealistas. Quizá una reducción de personajes hubiera jugado a favor de Come Fly With Me, que nunca pierde su tono crítico y bufonesco, pero la astracanada le gana demasiadas veces la batalla al humor fino.

Es sin embargo una digna expresión de la línea cómica explotada por Monty Phyton, a su insolente surrealismo con punch político y social, y un valiente, descomedido y muy divertido acercamiento a los estereotipos aeroportuarios. El vuelo merece la pena.