Image: Marcos Giralt Torrente

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El Cultural

Marcos Giralt Torrente

"Lo del amor romántico es un cuento de los guionistas de Hollywood"

6 junio, 2011 02:00

Marcos Giralt Torrente. Foto: Luis Asín.

Acaba de publicar el libro de cuentos 'El final del amor'

Tras exorcizarse literariamente con Tiempo de vida, ejemplo paradigmático de autoficción familiar, Marcos Giralt Torrente estaba "cansado de sí mismo". Necesitaba volver a la ficción pura (en la medida que ésta es posible), así que el paso de empezar a escribir cuentos (el género con el que se dio a conocer) cayó por su propio peso. Escribió uno. Luego otro. Y vio el libro. Se arremangó y completó otros dos, a toda prisa, porque quería presentarlos al Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero, que acabó ganando. El final del amor encierra cuatro relatos, con una visión reticente hacia el idealismo romántico, en los que las relaciones de pareja están siempre de fondo, aunque los conflictos que estallan trascienden lo amoroso. La familia y sus laberintos no faltan. En realidad, no han faltado nunca en su narrativa: "Es que es un ámbito privilegiado para el escritor, el mundo reducido a pequeña escala".

Pregunta.- En un principio tituló el libro Amores invertebrados, pero finalmente se quedó con El final del amor. ¿Por qué?
Respuesta.- Soy muy dubitativo con todo, también con los títulos. El primer título lo puse un poco acuciado por el plazo de entrega del premio. Es un título acertado pero sólo se entiende una vez leído el libro, antes puede ser disuasivo porque, paradójicamente, el término invertebrado es demasiado vertebrado. Aun a riesgo de no ser tan exacto me decanté por El final del amor. Parece que los cuentos son sobre el ocaso de relaciones amorosas, pero el final del amor aquí es una metáfora de la amenaza que se cierne sobre cualquier relación, incluso cuando comienza.

P.-Los relatos ofrecen una visión escéptica del amor romántico. ¿Cree que hay mucha gente estafada por él?
R.- Ojalá pudiera creer en esta visión romántica, en este cuento que ha triunfado gracias a las blandas películas de algunos guionistas de Hollywood y a la publicidad, y que viene de la literatura caballaresca y cortés. Pero el amor es algo mucho más complejo. Es posible encontrar la felicidad a través de él, pero alejándose de estereotipos maniqueos.

P.- El amor de pareja está presente en todos los cuentos pero también tiene mucho peso la familia. ¿Por qué le atrae tanto?
R.- La familia es esencial en mi obra. Es un ámbito privilegiado para un escritor, porque es el mundo reducido a pequeña escala, en el que se dan todas las pasiones que existen, con una mayor intensidad y radicalidad. Escribir sobre la familia es como cuando el químico aísla los elementos en el laboratorio. Además, es el terreno de las paradojas: se supone que es una institución para proteger y aupar a la madurez a los hijos, pero muchas veces lo que hace es precisamente lo contrario.

P.- ¿Qué le ha empujado a volver al cuento?
R.- En mi carrera como escritor el cuento es muy importante. Yo no llego a este género por oportunismo, o porque sea un género más fácil para ir abriéndote camino en el mundo de la literatura al principio. Cuando era joven, en la época en que más leía, devoré muchos cuentos, sobre todo de Borges y de Cortázar. Ahora he vuelto a mis orígenes. No ha sido algo premeditado, me ha salido natural. Seguramente se debió al cansancio de mí mismo que me provocó escribir Tiempo de vida.

P.- ¿Cómo decide que una historia será una novela o un cuento?
R.- A mí las ideas para escribir no me vienen en la consulta o en el autobús. Necesito encerrarme para que me vengan. Y siempre escojo el género antes que la idea o la historia que voy a desarrollar. Por eso no suelo dudar, porque ya tengo el traje cortado a medida. Lo más difícil es encontrar la voz, porque cada historia pide una diferente. Si no aciertas en esto, arruinas la historia.

P.- Tiempo de vida se ha convertido en un referente de la autoficción. ¿Qué carga de ella hay en El final del amor?
R.- Estos cuentos son ficciones puras, aunque la verdad es que en toda la literatura siempre hay raíces autobiográficas. Escribimos sobre la realidad, y nuestra mirada es siempre subjetiva, no la de unos ojos neutrales al margen de nosotros.

P.- En Tiempo de vida abandonó todo tipo de "artificio literario" para ser neutro. ¿Le ha costado volver a la literatura y sus trucos?
R.- Tenía claro que estos cuentos debían seguir una línea clásica, un estilo más literario que el que exhibí en Tiempo de vida. Pero confieso que en mi prosa ahora me siento más libre y más desinhibido. Tiempo de vida me ha ayudado mucho a perder el miedo a escribir que tenía antes.

P.- Decía el jurado que los cuentos tenían un estilo "muy británico".
R.- Mi literatura tiene tres patas. La literatura centroeuropea (austriaca y alemana), la británica, con su capacidad para no tomarse en serio y desacralizarlo todo, y la hispanoamericana: en un principio los cuentos de Borges y Cortázar, y ahora esa generación tan interesante, con Thays, Fuguet, Paz Soldán...

P.- ¿Por dónde quiere tirar ahora?
R.- Bueno, ahora estoy metido en la vorágine promocional de El final del amor. Tengo dos proyectos algo desdibujados , una novela y otro libro de no ficción. Seguramente me ponga con la novela...

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