Image: Àngels Margarit

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El Cultural

Àngels Margarit

“Desde que cumplí los cuarenta, cada día que bailo es un regalo”

16 junio, 2011 02:00

Ángels Margarit. Foto: Fernando Marcos.

Estrena el viernes 17 de junio en el Teatro de la Zarzuela su espectáculo Órbitas y derivas.

Bailarina, coreógrafa, empresaria y pedagoga, se dedica desde hace casi treinta años a la danza. Pertenece a la primera generación de bailarines contemporáneos surgida a finales de los años 70 en el Institut del Teatre de Barcelona y, desde 1985, dirige Mudances, una de las compañías más sólidas a la vez que más innovadoras del país. De ahí han surgido montajes tan rompedores y creativos como Sols per a habitació d'hotel, una pieza de veinte minutos de duración que dio la vuelta al mundo desde su creación, en 1989, y en la que habla de la soledad del huésped. Nacida en Tarrasa en 1960, ejerce también como pedagoga de la danza en distintos países y ha sido galardonada, en su faceta creativa, con premios como el Nacional de Dansa de Catalunya en tres ocasiones, el Ciudad de Barcelona de las Artes Escénicas en 1993 y el Nacional de Danza 2010.

Pregunta.- Su madre fue la culpable de todo esto...
Respuesta.- Bueno, más o menos. Ella era profesora de Educación Física y me inculcó el amor al deporte y el respeto al propio cuerpo. Además amaba mucho la danza y vio que a mí también me gustaba. En casa me dieron la oportunidad de elegir y me decanté por el baile. Empecé formándome como bailarina clásica y luego, a los 12 años, entré en el Institut del Teatre de Barcelona, dónde me especialicé en danza contemporánea.

P.- Siempre ha sido una consumada deportista...
R.- Sí, y reivindico la formación tan completa que recibí desde niña en ese sentido. Practicaba de todo, judo, esquí, gimnasia rítmica y escalada y eso te ayuda a mejorar las condiciones físicas y a entender tu cuerpo y sus respuestas. Ahora casi no practico nada más que la danza por el miedo a las posibles lesiones que me impedirían poder bailar.

P.- ¿Coreógrafa o bailarina?
R.- En mi caso ambas disciplinas van totalmente unidas. Probablemente no hubiera podido hacer una cosa sin la otra, la verdad es que no me imagino siendo sólo coreógrafa o sólo bailarina. Es cierto que como intérprete estás continuamente creando, pero además yo necesito buscar algo más y a través de mis coreografías he podido encontrar mi propio lenguaje y mi propio espacio, en el que luego aparezco yo bailando. Y si no hubiera sido bailarina esta necesidad la hubiera suplido por otro camino, como las artes plásticas o la arquitectura.

P.- Además se convirtió en empresaria al montar su propia compañía...
Surgió como algo necesario, me vi abocada a eso, pero me siento muy poco comprendida en ese sentido. Por ejemplo, en el ámbito de las artes escénicas parece que solo el coreógrafo puede ser empresario, y no el bailarín o el actor. Ser empresario de este sector y a la vez intérprete es un esfuerzo inmenso, con unas responsabilidades añadidas muy importantes y las instituciones son poco comprensivas en este aspecto. El hecho de ser intérprete y empresaria se convierte casi en un agravio.

P.- ¿Bailar duele?
R.- No, los bailarines gastamos mucho el cuerpo, pero éste es agradecido y te da tanto como tú le das. Si lo cuidas te responde. La energía se regenera con el trabajo físico, y a mí la danza me da salud y me cura a diario. Genera endorfinas, eso es indiscutible.

P.- ¿Qué piensa cuándo está en el escenario?
R.- Todo y nada a la vez. Para mí el baile es un ejercicio zen, estoy concentrada en pensamiento y acción, centrada en cada movimiento y en cada reflexión. Es un acto muy físíco y a la vez muy espiritual. Las personas somos un todo, cuerpo y mente, y la danza refleja muy bien este concepto.

P.- ¿Hay palabras para definir su estilo?
R.- Hay más movimientos que palabras, porque mi trabajo es muy físico y muy visual, transmite sobre todo imágenes. Y luego lo que recibe cada espectador es muy subjetivo. Yo quiero comunicarle algo y que ese algo le emocione y no le deje indiferente.

P.- ¿Cómo se arranca un espectáculo desde el punto de vista de la coreografía?
R.- Cuando empiezo un trabajo nuevo siempre parto del anterior. Me centro primero en algo que me interesa mucho, la ciudad, la personalidad, las mujeres... Siempre construyo poéticas alrededor de universos, por ejemplo hubo una época en la que todo versaba en torno al mundo vegetal. Esto genera imágenes, movimientos, paisajes y, poco a poco, voy reuniendo materiales acerca de eso: fotografías, pinturas, textos, objetos, movimientos... y los voy relacionando entre ellos, decidiendo donde van a ir a parar.

P.- Y ahora vamos a verla bailar en Madrid...
R.- Este viernes 17 de junio estreno Órbitas y derivas. La Compañía Nacional de Danza me encargó este proyecto y en él parto de los trabajos que había realizado previamente en torno al aire y el agua con movimientos que hablan de la fluidez, el peso y la inercia. De ese núcleo temático he desarrollado una nueva pieza que explora a fondo los conceptos de energía y cinética y le encargué a Joan Saura una composición musical que se inspirara en las mismas ideas. Y el resultado es una maravilla.

P.- Y luego, en julio, estrena en el Festival Grec en Barcelona.
R.- Se trata de From B to B, un espectáculo creado a medias con Thomas Hauer, un coreógrafo y bailarín suizo. Es la primera vez que hacemos algo juntos, aunque nos conocemos desde hace tiempo, y lo de convivir en el aspecto creativo es un ejercicio de crecimiento artístico muy interesante.

P.- Otra de sus facetas es la pedagogía.
R.- Sí, y esa vocación la he heredado de mi madre. La pedagogía me aporta cosas muy valiosas, como la reflexión sobre el propio trabajo, la organización y traducción acerca de lo que hago, el esfuerzo de comunicar y empatizar con el alumno...

P.- ¿Algún ritual antes de salir a escena?
R.- Estar tranquila, sola y concentrada. Eso me calma los nervios, porque sigo poniéndome nerviosa antes de actuar.

P.- ¿Hasta cuándo veremos a Àngels Margarit en el escenario?
R.- Para mí estar bailando a estas alturas es un verdadero regalo. Supongo que cada vez estaré menos en el escenario pero mi intención es seguir vinculada al mundo de la danza hasta que me muera.

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