Luis Herrero. Foto: Archivo.

Presenta 'Los días entre el mar y la muerte', su segunda incursión en la más negra ficción

A los quehaceres de periodista, locutor y ex-eurodiputado, Luis Herrero (Castellón, 1955) sumó hace dos años la de novelista con el thriller El tercer disparo (La Esfera, 2009). El éxito de aquel noir le ha obligado a repetir con Los días entre el mar y la muerte (La Esfera, 2011), otra negrísima historia repleta de guiños al género protagonizada por una pareja de adolescentes enamorados de Chandler and co. Escrita a costa de sacrificar sus fines de semana, en el escaso tiempo libre que le deja conducir el programa vespertino En casa de Herrero en Estadio, Los días... promete todo un reto para el lector afín al crimen de papel.



P.- Parece que la ha cogido el gusto al negro. ¿Qué es lo que más le gusta del género?

R.- Trato de escribir algo parecido a novela negra porque lo que a mí me gusta es leer novela negra. Y porque creo que en este momento no nos podemos permitir el pecado de aburrir al personal. Yo lo que pretendo es lanzar una propuesta a los lectores para que se entretengan, se lo pasen bien y acepten el reto de no dejarse engañar sabiendo que voy a hacer todo lo posible por engañarles.



P.- Castellón, el lugar donde nació, es el escenario principal de la acción. ¿Qué le añadía a su historia bañarla en el Mediterráneo?

R.- Uno de los trasfondos de la novela es la búsqueda de la propia identidad y, cuando te planteas un tema así y tratas de ser sincero, te sientes mucho más cómodo en aquellos paisajes y lugares donde se guarda tu propia identidad. Y eso me obligaba, con verdadero placer porque soy un enamorado de mi tierra, a ir a Castellón y a sacar de allí todo aquello que me resultara útil para la novela.



P.- El robo y venta de niños, de reciente actualidad en España es uno de los temas principales de Los días... ¿Qué toma de la realidad, cómo juega con ella en sus obras?

R.- Los temas tienen su origen muchas veces en las entrevistas y descubrimientos con que me topo en mi programa de radio, pero en realidad ésta es una novela de pura imaginación donde no hay apenas hechos.



P.- ¿Coinciden sus escritores negros preferidos con los de los chavales investigadores del libro?

R.- Ah sí, sin duda, el triunvirato al que admiran, el de M. Cain, Hammett y Chandler, resume mi propia trilogía de culto.



P.- ¿Por qué cree que el género negro se ha demostrado tan resistente a la crisis que tanto afecta al libro?

R.- Si se logra implicar al lector en la historia, que asuma el papel del protagonista y trate de averiguar qué es lo que está pasando, se siente más concernido por lo que lee, lo que supone un gran aliciente. Eso es lo más importante y lo que yo pretendo hacer al escribir. Cuando el lector percibe que se le ha planteado un duelo le resulta muy difícil decir que no. Y es que la condición humana parece empeñada en enfrentar los retos que se le plantean...



P.- Periodista, político, escritor... ¿Qué actividad le ha exigido más esfuerzos y cuál le ha reportado más alegrías?

R.- La radio es la que mayores alegrías me ha reportado y el mayor esfuerzo ha sido el de escribir sin ninguna duda. Hay una clara desproporción entre el trabajo que da escribir una novela a lo largo de muchos meses para que luego el lector la devore en pocos días. Para esta novela, por ejemplo, he sacrificado todos los fines de semana del curso atándome el ordenador para conseguir todos los folios posibles.



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