Luis Tosar, por Gusi Bejer

Hacía más de un lustro que una producción del Centro Dramático Gallego no alcanzaba Madrid. El próximo día 21 llega al Fernán Gómez La ópera de los tres reales, de Brecht y Weill, con un elenco capitaneado por Luis Tosar. Después de cinco años de ausencia de los escenarios teatrales el actor vuelve a la comedia y con un personaje que le permite lucirse como cantante.

Pregunta: ¿Se pusieron muy pesados para convencerle de que protagonizara esta obra?

Respuesta: No, qué va, ya había una relación directa con Blanca Cendán, la directora del Centro Dramático Gallego, y con Suso Alonso, el coordinador musical, que es el teclista de mi grupo. Además, Quico Cadaval es el primer director con el que yo hice teatro.



P: ¿Y eso cuándo fue?

R: En 1993, representé Squash, una obra de Ernesto Caballero.



P: ¿Cómo descubrió el teatro?

R: Vine de Lugo a estudiar Historia a Santiago, pero empecé a relacionarme con la gente que hacía teatro, con María Pujalte y María Bouzas, y con Quico. Actuábamos mucho en la sala Nasa, ya desaparecida desgraciadamente. Ahora hay muchas escuelas de teatro, pero nosotros nos curtimos en el mundo del cabaré y el cortometraje. Hasta que luego empecé a hacer cine en Madrid.



P: Y llegó a Hollywood.

R: Sí, pero llegué y me volví casi en el mismo día. Yo, en realidad, no he tenido ninguna experiencia allí. A mí me llamó Michael Mann para hacer una cosa muy concreta y luego he hecho una peli con Jim Jarmusch, que rodé en España.



P: Si su experiencia ha sido el cabaré, le habrá sido muy fácil protagonizar La ópera de los tres reales ¿no?

R: Pues cantar ha sido más complicado de lo que creí. Yo procedo de la cultura del rock y las partituras de Kurt Weill son bastante complicadas. Posiblemente, yo sea el único del elenco que no sabe leer una partitura, pero el director de canto ha hecho en mí una maravilla (Risas), como Dios en el buen creyente.



P: ¿Usted es vocalista en su banda Di Elas?

R: Sí, pero no tiene nada que ver. Hacemos versiones de rock-pop, generalmente interpretadas por mujeres, ya que las canciones que más nos gustan las cantan chicas.



P: Brecht y Weill copiaron la historia de La ópera de los tres reales, ¿es la música la que hace realmente atractiva la obra?

R: Sí, la música es increíble, y sobre todo, las letras de las canciones, tienen mucha ironía, cabalgan por muchos recorridos. Merece la pena intentar entender lo que dicen.



P: Cosa difícil, porque aunque interpretan la obra en castellano, no así las canciones, que las cantan en gallego.

R: Es que no hemos tenido tiempo para traducir las canciones, es algo más complicado que el texto.



P: ¿Por qué a los actores les gusta más hacer de malos que de buenas personas?

R: Los malos siempre se aprovechan de las buenas personas y son tipos con más conflictos, más interesantes. Lo que ocurre es que ahora son más sofisticados, les basta un boli o un ordenador para hacer el mal. A mí no me gustaría compartir la vida real con un tipo como Macky La Faca, el personaje que interpreto, un canalla, que actúa con impunidad y caradura.



P: Y en la vida real, ¿es tan malote?

R: Qué va, uno se va a navegar por aguas sucias y profundas porque en realidad su vida es anodina.



P: ¿Anodina?, nunca lo creería de un actor que se relaciona con creadores y gente importante.

R: Pues créalo, la vida de un actor es bastante aburrida. Y hay mucho creador que es un coñazo.



P: ¿Qué de nuevo tiene esta versión de La ópera de tres reales?

R: Creo que la nuestra es muy gamberra. Los directores han querido preservar el ambiente en que Brecht y Weill estrenaron la obra y se han saltado la seriedad que imponen los clásicos. A los clásicos a veces les damos un peso que no tenían cuando fueron escritos. Esta, por ejemplo, era una obra de encargo, hecha con retales musicales, pero retrataba a gente muy de la época. Como ahora, porque su vigencia es total, habla de los bancos...



P: ...Eso siempre ocurre con los clásicos, son como un fondo de armario ¿no le parece?

R: Justamente hoy que están hablando de Moody's y las agencias de calificación la obra adquiere gran actualidad. Hay un momento en ella que mi personaje decide hacerse bueno, hacerse un buen burgués, y se pregunta qué es el atraco a un banco comparado con su fundación.