Ouka Leele

La fotógrafa expone en Madrid su serie sobre el circo.

Lleva todo el día concediendo entrevistas. No importa lo que haga o donde exponga porque cualquier movimiento de Ouka Leele es seguido casi a ciegas por los medios de comunicación, "la prensa me quiere", asegura. Y no le falta razón. Su vida ha sido biografiada y su obra llevada al cine por Rafael Gordon en el documental La mirada de Ouka Leele (2009). Un nombre llegado literalmente del cielo: Bárbara Allende (Madrid, 1957) lo tomó prestado en los años 80 de un mapa celeste pintado por El Hortelano. Y hasta hoy. Durante este tiempo, y además de las exposiciones que nos han tenido al tanto de su trayectoria artística, Ouka Leele ha diseñado vestuario para el Amor brujo, ha ilustrado El cantar de los cantares y ha realizado un mural urbano de 240 metros en Ceutí (Murcia). Ahora se ha vestido de maestra de ceremonias para introducirnos en este personal circo. Una decena de fotos que muestra hasta el 30 de julio en la galería Alexandra Irigoyen de Madrid.



Pregunta.- ¿Qué le ha llevado al mundo del circo en esta última exposición?

Respuesta.- Me encargaron un cartel para el Circo Price de Madrid, yo quería retratar a los personajes de circo y pegarlos luego sobre fondo oscuro, al modo de las fotografías antiguas. Fui haciendo los retratos y viendo que funcionaban los quise hacer independientes, que tuvieran vida fuera del cartel. Y nació esta serie.



P.- Ha titulado al conjunto Mi circo, ¿tan personal es para usted?

R.- El Price me facilitó el contacto con algunos de los profesionales del circo, pero no eran suficientes, de modo que algunos de los figurantes caracterizados son personas muy cercanas a mí: la trapecista es mi hija, el levantador de pesas era mi ayudante... Sí, es un circo muy personal.



P.- Vemos los personajes clásicos: el forzudo, el payaso, el ilusionista… ¿Cuál es su favorito?

R.- Depende, un buen payaso, que te hace reír, me encanta. También los trapecistas y todo lo que hacen con el cuerpo. He visitado escuelas de circo y ver los cuerpos de los niños sobre las grandes bolas, las formas que adquieren, me recuerda a los pintores tradicionales que han trabajado sobre el tema del circo: Picasso, Degas...



P.- En los últimos años ha hecho de todo, desde un mural enorme a ilustraciones para libros. También ha escrito poesía: ¿qué tiene en común con la fotografía?

R.- Con la poesía he descubierto que puedo hacer fotos con palabras. El día que no he podido hacer un trabajo, escribo por la noche y doy así salida a mi creatividad. Con la poesía creo personajes y no tengo la necesidad de buscarlos como con la cámara, me invento mundos con la palabra. Mi fotografía es muy literaria, tiene también mucho de teatro y de cine.



P.- Es autora de un especial universo coloreado pero ¿cómo ha cambiado el tratamiento del color en sus obras?

R.- Empecé, a finales de los 70, a trabajar fotos en blanco y negro que luego pintaba con acuarelas, era un efecto raro e impactante. Con la fotografía digital me atrevo a trabajar directamente con el color porque puedo manipularlo. De hecho, estas fotos de ahora tienen más de pintura que las propias fotos pintadas de entonces.



P.- De icono de la movida madrileña en los 80 a la denuncia social en el siglo XXI, ¿cómo se pasa de uno a otro lado sin morir en el intento?

R.- Realmente tuve un comienzo movido: hay una etapa en la juventud de búsqueda de identidad y creo que lo conseguí: mis fotos se reconocían a lo lejos, en cualquier sitio del mundo se sabía que era una obra de Ouka Leele. En realidad yo quería esconderme tras ese nombre, que no se supiera quién era, si era hombre o mujer, joven o vieja. A una de las primeras conferencias a la que me invitaron, fuimos siete personas, todos éramos Ouka Leele. Pero no lo pude mantener por mucho tiempo. En cuanto a la denuncia social: la vida te lleva a eso, eres conocida y te piden ayuda. Ahora estoy haciendo un vídeo con la periodista congonesa Caddy Adzuba que denuncia en occidente la violencia sexual contra las mujeres: allí, nos cuenta que les meten plástico ardiendo en la vagina, obligan a los hijos a violar a sus madres... Todo por el coltán, un mineral imprescindible para el móvil. Es terrible ver que casi todo lo que usamos inocentemente causa sufrimiento.



P.- En 2005 recibió el premio Nacional de Fotografía, ¿le ha cambiado este galardón?

R.- Muchísimo. Yo había dejado de lado la fotografía antes del premio, no me encontraba cómoda en el mundo digital, los laboratorios han cambiado y mi meta era pintar, en la pintura no me escondo, es más sincera que la fotografía. Pero el premio es una responsabilidad que me obligó a volver a la foto y a meterme de lleno en lo digital. Empezó así un periodo de investigación, un año encerrada en el laboratorio, que acabó con la exposición Ouka Leele inédita.



P.- ¿Le toca trabajar este verano?

R.- Sí, había dejado aparcado el proyecto que me propusieron para ilustrar El Quijote y quiero retomarlo este verano. Tengo también trabajos pendientes de pintura y proyectos de exposiciones por todo el mundo, he estado en la Bienal de Shanghai y en diciembre expondré en Mallorca en el Casal Solleric.

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