Francesc Torres: Memoria fragmentada..., 2011. Debajo, Elena del Rivero: Detalle de A Chant, 2001-2006

Muchos son los artistas españoles que ese 11-S vivían en Nueva York, aunque son dos los que han rescatado de la catástrofe su resonancia emocional. Francesc Torres ha registrado los restos del desastre ubicados en el Hangar 17 del JFK. Elena del Rivero ha recuperado todos los papeles ajenos que entraron por las ventanas de su taller. Ambos, registros de tiempo y memoria.

La zona del Lower Manhattan, el distrito financiero de Nueva York, no es precisamente uno de los barrios artys de la ciudad. El Soho se convirtió en el foco artístico en los 70, y hoy la mayor parte de galerías están en Chelsea y los artistas han ocupado el barrio de moda, Brooklyn. Sólo unos pocos buscaron su espacio en la que ahora es la zona más cara de Manhattan, pese a llamarse "cero". Es el caso de los españoles Francesc Torres (Barcelona, 1948) y Elena del Rivero (Valencia, 1949), quienes llevan más de treinta años trabajando fuera de nuestro país. De los dos, sólo Torres conserva su loft a un par de manzanas del World Trade Center al que va regularmente, pese a haberse establecido en su ciudad natal. Elena del Rivero dejó el suyo, completamente destrozado tras los atentados, y se mudó en 2003 al barrio de Alphabet City. Ni uno ni otro quedó inmune ante los sucesos del 11-S. Ejemplo de ello son sus proyectos recientes.



A 300 metros.

El 11 de septiembre de 2001, a las 8.46 h. de la mañana, Francesc Torres estaba frente a la ventana de su apartamento en la duodécima planta del número 11 de Courtland Street, a dos manzanas del WTC. Al recordarlo afirma que en aquel momento supo que se había acabado el siglo XX: "Nueva York había sido mi casa durante casi 30 años y aquellos días me preparaba para pasar más tiempo en Barcelona. Ya me resultaba difícil irme y sólo faltó aquello. Bajé a la calle enseguida y empecé a hacer fotos. Era consciente de que era el inicio de otra era". El 11-S cambió su vida aunque no su percepción del arte. Ese giro lo hizo tiempo antes, de sus últimos proyectos, Oscura es la habitación en la que dormimos (2007), una incursión en la memoria colectiva con un pasaje de la Guerra Civil como partida: el desentierro de una fosa común en un pueblo de Burgos, proceso que el artista documentó con fotografías. "Decidí que no haría ningún proyecto con la intención de que fuese arte a priori. Si acababa siendo arte, de acuerdo. Si no, también. Lo importante era la razón para hacerlo. Para lo que me interesa explorar, ya sea intelectual, ética y emocionalmente, a veces el arte puede ser un obstáculo. Y, si no lo es el arte, lo es sin duda su contexto", añade.



Con esa idea en mente y el mismo rigor e interés por el archivo empezó el proyecto Memoria fragmentada. 11-S NY. Artefactos en el Hangar 17 que estos días presenta, simultáneamente, en Barcelona (CCCB) y las tres ciudades víctimas del terrorismo islámico: Londres (Imperial War Museum), Madrid (CentroCentro. Palacio de Cibeles) y Nueva York (International Center of Photography). Empezó un mes de abril de 2009, cuando el National September 11 Memorial Museum le encargó que catalogara los vestigios que se guardaron en el Hangar 17 del aeropuerto JFK, un lugar provisional y cerrado al público, con la intención de documentar la historia del 11-S. Más de 1.500 objetos han pasado por el filtro de la cámara de fotos de Francesc Torres. "Aunque parezca extraño y contradictorio, decidí que el proyecto no tenía que ser sobre el 11-S, sino sobre el Hangar 17 por su significado como lugar de preservación de la memoria, museo espontáneo, sin público. Como artefacto narrativo más extraordinario que cualquier museo convencional. Ese trabajo planteaba cómo se escribe la historia, cómo se interpreta y cómo se preserva. Al contrario que en Oscura es la habitación..., que documetaba la campaña de excavación de una fosa común de la que aparecían las víctimas del episodio, Memoria fragmentada es un agujero negro en el que las víctimas se han volatilizado (en algunos casos literalmente y, en otros, por decisiones éticas y políticas). Eso hace que los objetos sean un testimonio muy fuerte. No son sustitutos de los muertos que nunca hemos visto y que nunca verenos. No pueden serlo, pero son lo único que hay", explica Francesc Torres.



A más de 6.000 km.

Uno de sus viajes a España hizo que aquella mañana de martes Elena del Rivero no estuviera en su loft de Cedar Street, calle que compartía con la torre sur del World Trade Center. Tardó un mes en volver y comprobar cómo una nube blanca de ceniza, yeso y cristal lo había convertido todo en ruinas. Entre las personales encontró años de trabajo convertido en escombros. Entre las ajenas, infinidad de papeles rotos que se habían colado por las ventanas del estudio. Eran cartas comerciales, sobres, currículos, etiquetas, folletos, hojas de calendario, cheques... En total 3.150 fragmentos de papel que la artista documentó, limpió, fotografió, deshizo de nombres propios y numeró con la mítica fecha cosida a mano, con hilo rojo. "Con el ataque del 11-S me enfrenté a lo que estaba ocurriendo sin entenderlo. ¿Qué hacer frente a la catástrofe y la muerte? No pude escapar al reto y fue el inconsciente el que me dictó lo que hacer. ¿Fue una respuesta de supervivencia mental y emocional para ayudarme a entenderlo? En mi trabajo utilizo fundamentalmente el papel que coso, suturo y remiendo, y de ese modo respondí cuando vi el suelo del estudio lleno de detritus y miles de trozos de papel", explica.



Así nació (Swi:t) Home. A Chant (2001-06), una gran instalación de todos ellos que presenta por primera vez en Nueva York, en el New Museum. "Los papeles parece que se están cayendo por el efecto de estar cogidos entre sí a la tarlatana, con hilos transparentes que se utilizan para encuadernar libros. También documenté el evento con cien horas de grabación de vídeo desde las ventanas del estudio. ¿Fue ese un acto de supervivencia? ¿Es Chant una elegía, un poema visual, un canto de lamento por los muertos? ¿Es el propósito de una elegía transformar el dolor en belleza? Todavía tengo más preguntas que respuestas. Cuando eres testigo en primera persona de un trágico suceso, una salida para alguien como yo, con mi bagaje, es trabajar con lo ocurrido y transformándolo en otra cosa. Soy una artista que navega por la vida prestando atención a lo que ocurre a su alrededor, tejiendo historias a través de la carga simbólica de los objetos que la rodean. Estoy segura que hay muchas más respuestas, incluso no hacer nada y permanecer en silencio", añade Elena del Rivero.

9/11 Memorial

El eco del 11-S suena estos días en varias instituciones y museos de Nueva York. Centrada en cómo bomberos, policías, trabajadores, artistas, fotógrafos y vecinos del WTC trabajaron juntos a raíz de los ataques, la exposición 9/11 Memorial del International Center of Photography (ICP) incluye cinco visiones de la mano de Francesc Torres y su más amplia instalación del proyecto Artefactos Hangar 17; instantáneas de Eugene Richard; la videoinstalación cedarliberty de Elena del Rivero y Leslie McCleave; las vistas aéreas de Gregg Brown, así como el proyecto here is new york: a democracy of images. También, el 9/11 Memorial Museum muestra su archivo de imágenes, vídeos, historias y testimonios.