Mancillando el recuerdo de Cheers
Seguramente no es falta de creatividad ni de ideas, porque estoy seguro de que en este país, como en todos, deben existir muchos proyectos para realizar series decentes. Me inclino más por pensar que es consecuencia de la crónica alergia al riesgo de la producción audiovisual española, más dada al reciclaje y la imitación, a revisitar territorios familiares, que a la búsqueda de ficciones con algo de frescura y audacia creativa. La operación Cheers 'made in Spain' de Telecinco, que el domingo estrenó los dos primeros capítulos, sólo es explicable desde este punto de vista. El traslado de esta clásica serie norteamericana de los años ochenta al entorno español se apropia de su sintonía (cantada por Dani Martín) y de algunos de sus personajes, pero brillan por su ausencia la magia y el humor de la serie original de Burrows & Charles (Paramount Televisión), sin duda una de las más queridas y recordadas por telespectadores.
Primer capítulo de la mítica serie Cheers
La serie estuvo en antena de 1982 a 1993 (un total de 271 episodios) y el único motivo por el que se canceló fue porque su estrella Ted Danson (incorporado aquí por Alberto San Juan) sintió que era el momento de pasar a otra cosa. Su carrera nunca despegó en el cine, pero siguió trabajando para televisión, y actualmente se le puede ver en Bored to Death y en algún capítulo como estrella invitada de El show de Larry David. El personaje que interpretaba en Cheers, Sam Malone, era un exjugador de béisbol y exalcohólico que, irónicamente, trabajaba en la barra de un bar. Nico (Alberto San Juan) tiene el mismo pasado y es el "ligón" de la serie, que en el segundo capítulo intenta meterse en la cama de la hija del propietario del local.
En verdad, la serie española se titula Cheers pero podría tener cualquier otro título como Los Serrano o Aída o La que se avecina, pues se debe al humor costumbrista español de guiones desganados y chistes grotescos de siempre (tatuajes en el culo, chorizicos parrilleros y malentendidos conyugales), con personajes que básicamente piensan en sexo (el primer capítulo, en el minuto dos, ya echa mano de un "striptease") que son perfectamente intercambiables con cualquier otra serie reivindicativa del rancio humor numantino. En todo caso, la serie sigue algunas de las líneas maestras trazadas en el original. Si allí, en el primer capítulo, Sam contrataba a Diane Chambers (Shelley Long) como camarera, aquí Nico contrata a Rebeca, que como Diane se considera demasiado sofisticada ("soy licenciada en Bellas Artes") como para trabajar en un bar. Diana no era uno de mis personajes favoritos de la serie, y considero que ésta mejoró cuando fue sustituida por Rebeca Howe, a quien daba vida Kristie Alley, que tenía una química especial con Ted Danson. Telecinco argumenta que su Rebeca es una fusión de ambos personajes.
Promo de la versión española de Cheers
El bar de Boston de Cheers era una refugio ciertamente idealizado, el lugar donde todo el mundo sabe tu nombre y donde se dirimían todo tipo de cuestiones, donde los problemas de la vida real se quedaban fuera del bar. Pero en verdad lo que hacía obligatorio el visionado de la serie, aparte de sus guiones y sus inolvidables intros, era ver al magnífico reparto trabajando en sintonía, perfectamente compenetrado, con tomas largas que dotaban a la serie de esa cualidad casi teatral. De hecho, los capítulos se rodaban frente a un público real en los estudios de la Paramount, mientras que la española recurre a las odiosas risas enlatadas. El "entrenador" Pantusso (Nicholas Colosanto), al que incorpora en la serie de Telecino el actor Pedro Panero, falleció a mitad de la serie, y tomó su lugar un entonces desconocido Woody Harrelson, en lo que supuso su lanzamiento al estrellato. Uno de los clientes habituales del bar era el gran Frasier Crane (Kelsey Grammer), aquí interpretado por Antonio Resines, y gustó tanto entre el público que al finalizar Cheers dio lugar al 'spin-off' televisivo Frasier, enorme 'sitcom' que adquirió una autonomía casi capaz de superar en popularidad a la propia Cheers.
Tras ver los dos primeros capítulos del Cheers español, sólo puedo recomendar a los que eran seguidores de la serie original que se abstengan de mancillar el recuerdo de una serie tan deliciosa como la creada por James Burrows, Glen Charles y Les Charles. Su humor es tan pobretón y tópico que ni siquiera despierta nostalgia.