Image: Ignacio Amestoy

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El Cultural

Ignacio Amestoy

"El teatro vive una fase consumista que apuesta sólo por el entretenimiento"

29 septiembre, 2011 02:00

Ignacio Amestoy. Foto: Cristobal Lucas.

Imparte hoy la conferencia 'Cuando la muerte no es tragedia' en la Fundación Juan March

Cuando la muerte no es tragedia es el título de la conferencia que hoy imparte el dramaturgo Ignacio Amestoy (Bilbao, 1947) en la sede madrileña de la Fundación Juan March, a las siete y media. Autor de títulos como Ederra o Dionisio, una pasión española, el teatro de Amestoy se inclina por tratar asuntos históricos desde la perspectiva de la tragedia. Según confiesa, más que hablar de su teatro, lo hará sobre cómo es el público que acude a las salas.

Pregunta.- ¿En qué se va a centrar su conferencia?
Respuesta.-La idea es hablar de qué escribir y para quién. Estuve recientemente en Nueva York y me sorprendió comprobar que la última obra de Edward Albee se ha estrenado en el Off Broadway, lo mismo que pasó con las últimas piezas de Arthur Miller. Hoy Broadway se reserva para un teatro más convencional, de entretenimiento. Y claro, yo he querido reflexionar sobre el teatro que me gusta escribir y hacer, que es el que busca que el espectador alcance una determinada catarsis.

P.- ¿Ha cambiado mucho el espectador de hace treinta o cuarenta años al de hoy?
R.- Sí, yo comencé a escribir en los años 70 y me acuerdo que había una gran expectación en torno al teatro, queríamos saber qué obra iba a estrenar en la temporada Buero Vallejo, sobre todo por lo que nos iba a decir. Hoy, sin embargo, el teatro está más preocupado por la forma que por el contenido. Y es que en esta modernidad líquida en la que vivimos no queremos ver el vértigo en el que vivimos .

P.- Pero ahora hay más consumidores de teatro que antes.
R.- Dice bien al hablar de consumo, porque estamos en un mercado en el que prima la demanda sobre la oferta. Pero en la cultura debería primar la oferta sobre la demanda. Y ahora el teatro vive una fase consumista, que solo apuesta por el entretenimiento. Que la cultura sea una espejo donde mirarnos como proponía Ortega, eso ya no se lleva, hoy en día no queremos espejos.

P.- ¿Qué opinión tiene entonces de los autores que escriben teatro en estos momentos?
R.- Escriben un teatro magnífico, pero difícilmente llega a escena. Por eso, las salas alternativas son el reducto donde se ubica este teatro de reflexión.

P.- O sea, que tenemos autores magníficos ¿y actores, y directores?
R.- Hoy en día la calidad de los espectáculos es de primera, nunca hemos estado al nivel actual en lo que se refiere a las labores de los actores, escenógrafos, directores. Pero como digo, el problema no es cómo presentamos los espectáculos, sino qué contamos. Y veo también que los empresarios tanto públicos como privados se han blindado, que solo se preocupa de lo que pide el público. .

P.- Dentro de este ciclo de la Fundación March dedicado al teatro, se leerá también una obra suya ¿Por qué ha elegido El chófer del teniente coronel Von Richthofen?
R.- Yo escribí Guernica, un grito, 1937, una obra de teatro documento. Y sobre ese universo se me ocurrió una situación trágica, la del chófer de Von Richthofen que observa desde una colina el bombardeo. Es una obra corta que sintetiza mis intereses teatrales.

P.- ¿Y Alemania, premiada este año con el premio Palencia y que estrena allí el día 7, ¿también tiene una trasunto histórico?
R.- No, es una obra que escribí el pasado año sobre tantos profesionales liberales que, en la situación alarmante que vivimos, se ven obligados a irse a trabajar fuera del país, al igual que hicieron sus padres o abuelos en los años 60.

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