Pedro Guerra.
Presenta mañana en el Arteria Coliseum de Madrid su último trabajo, El mono espabilado
P.- Este es su disco número 13. ¿Es supersticioso?
R.- Para nada. Ya he hecho discos con 13 canciones, no pienso en eso.
P.- Lo de que sean ya 13 trabajos indica que lleva mucho tiempo en esto. ¿Cómo ha sido el camino de Golosinas a El mono espabilado?
R.- Veo muy lejos mi primer disco y más aún mi primera canción. Tampoco pienso mucho en eso. Es mi profesión, en fin, el tiempo pasa volando. Llegué a Madrid en 1993, pronto hará 20 años. Pero el que yo era entonces y el que soy ahora se parecen mucho. Hay una evolución, como en cualquier ser humano, pero entonces ya sabía qué música quería componer y es la misma que hoy. Lo cierto es que llegué y empecé a cantar en el Libertad, 8 y todas las cosas que me pasaron hasta hoy fueron buenas, esa es la verdad. Me siento afortunado y en parte también he hecho las cosas bien. No todo habrá sido la suerte, le he dedicado muchísimas horas a la música.
P.- Siempre ha habido en su música una predilección por los ritmos y géneros latinoamericanos, pero últimamente es más ostensible. En este disco vuelve al bolero, al tango...
R.- Mis composiciones se contagian de otros proyectos míos que voy haciendo. Así como musiqué los poemas de Ángel González o hice la banda sonora de Mararía, en este caso me he dejado influenciar irremediablemente por mi disco anterior, de versiones. Estos géneros siempre han estado en mi música pero quizás hoy más. También las músicas de Brasil, las de Argentina, Uruguay... en realidad son cancioneros clásicos, que ya no se traspasan de una generación a otra y que pueden perderse en el tiempo, como se cuenta en la canción del disco en la que colabora Iván Ferreiro.
P.- Luego vamos a las colaboraciones. Antes quería preguntarle por las letras. Está usted menos íntimo y más social. ¿Lo pide el momento?
R.- Son temas presentes siempre en mi trabajo, aunque es cierto que Vidas estaba más dedicado a mi familia, a mis hijos... este disco es más universal. Habla de mí, claro, pero lo cuento a través de otros con cuyas historias me puedo identificar. Por ejemplo, cuando hablo de Tarkovski y de su cine estoy haciendo un canto a la vida lenta y relajada y al mundo de las emociones, tan presente en su cine. O si hablo de la emperatriz Teodora lo hago para referirme a la lucha por los derechos de las mujeres.
P.- También se atreve con el rap.
R.- Ya grabé uno en mi primer disco y en Raíz con las palabras del Subcomandante Marcos. El rap tiene algo de discursivo, te permite en poco tiempo hablar de muchas cosas. No es lo que más escucho, pero me gusta muchísimo Tote King, por ejemplo.
P.- ¿Y qué escucha?
R.- De todo un poco, cosas de flamenco, mucho a Poveda... También me gusta Bunbury, por ejemplo. Ahora estoy con lo último de Björk.
P.- Variado, como las dos colaboraciones de su disco. Ahora sí: ¿En qué se parecen Ferreiro y Poveda?
R.- Me gustan mucho los dos. Se parecen en que cada uno en su género son de lo mejor. Si me coloco a mí en medio hay un triángulo, somos tres vértices de la palabra música, tres maneras de verla. Flamenco, trovador, indie. He tenido un acercamiento a ambos estilos y estoy súper contento del resultado.
P.- Hay un poso literario en el disco y también mucha actualidad.
R.- Leo mucha literatura. Detrás del disco están Los enamoramientos, de Javier Marías, y Caribou Island, de David Vann, pero también me gustan los libros de divulgación científica, y de eso hay en El mono espabilado, que tiene algo de la evolución. De hecho, hay un libro que se llama El mono enamorado... también sigo a Oliver Saks y a Antonio Damasio. Los periódicos, pues intento leerlos todos los días con el iPad y de ellos saco mucho material para mis canciones. Existe realmente un asteroide llamado Tarkovski de cuya existencia me enteré por un periódico. Dan mucho juego.
P.- Los desastres que vomitan las portadas, ¿le angustian? ¿Le inspiran?
R.- Intento mantener una posición de optimismo aunque realidad no ayuda mucho. Los tiempos no son buenos pero lo que pasó, por ejemplo, el 15-O, toda esa gente diciendo que está harta y que utiliza su derecho a reclamar un mundo más justo, me alegra, me indica que no está todo perdido.
P.- Usted ha dicho que el movimiento de los indignados no necesita cantautores. ¿No se pasó nunca por Sol?
R.- No he estado involucrado porque he estado preparando muchas cosas pero los sigo y los apoyo. Por otro lado, me ha gustado también ese carácter anónimo que tiene, sin cabezas visibles. Eso les da un poder. He preferido sentirme contento y mirarlo más desde fuera. Lo apoyo como ciudadano pero no le pondré banda sonora. No lo harán los cantautores ni otros músicos. La gente de la cultura ha firmado en muchas otras ocasiones pero el 15-M no lo necesita. Claro que habrá muchos artistas implicados, pero lo relevante es el movimiento en sí.
P.- El otro día dijo Sánchez Dragó en elcultural.es que los indignados eran prefascistas aunque no lo supieran. ¿Qué le respondería?
R.- Creo que es una provocación la Dragó. Los indignados son gente de la calle que reclama lo que el ciudadano se merece. Esto que dice Dragó me indigna a mí un poco. Él dice prefascistas, Aznar que de extrema izquierda... Yo lo que veo es variedad en las fotos, gente de todo tipo reclamando justicia social, gente que está harta. Y ya está bien, aquí nadie le ha puesto ningún freno a los banqueros.