Image: Ray Loriga

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El Cultural

Ray Loriga

"Tomarte muy en serio el amor puede condenarte de por vida"

2 noviembre, 2011 01:00

Ray Loriga. Foto: Carlos Alba.

Acaba de publicar la novela juvenil 'El bebedor de lágrimas'

Después de seguir las huellas de sordidez y excesos de célebres nombres del realismo sucio como Carver y Bukowsky, Ray Loriga (Madrid, 1967) se ha reinventado como escritor con El bebedor de lágrimas (Alfaguara), una novela juvenil donde vampiros y iPads conviven con toda naturalidad y que es la primera piedra de una trilogía. El protagonista es un espíritu errante que venga a las mujeres traicionadas. Alguien que vigila los pasos de una joven universitaria norteamericana expuesta a los desplantes del sexo masculino. El autor madrileño despliega una suerte de thriller en un contexto contemporáneo, de adolescentes desvelados por sus primeros amoríos, pero en la que un pasado rezumante de leyendas y misterios románticos vuelve a la primera línea del presente, para ensombrecerlo y enredarlo todo un poco más.

Pregunta.- ¿De dónde sale la leyenda del bebedor de lágrimas? ¿De alguna tradición local o de su imaginación?
Respuesta.- No sé si coincidirá con alguna tradición regional. Es un invento mío. Se me ocurrió la idea de un vengador de mujeres con el corazón roto, que han sido traicionadas y engañadas. De ahí parte la historia.

P.- ¿Y la idea de adentrarse en la literatura juvenil cómo surgió? ¿Iniciativa propia o alguien se lo propuso?
R.- No, tenía esa historia desde hace tiempo en la cabeza. Sabía que podía encajar bien en el género romántico, juvenil y fantasmagórico. Y era lo que me apeteció.

P.- La etiqueta de cross-over aparece indefectiblemente en casi todos los comentarios sobre la novela. Lo dicen en el sentido de lectura con diversas capas, para jóvenes y adultos...
R.- Es una etiqueta que se emplea mucho últimamente para libros destinados a grupos de lectores con márgenes poco específicos. El bebedor de lágrimas está incluido en una colección juvenil, pero a partir de ahí sí es cierto que admite varias lecturas.

P.- Pero cuando la estaba escribiendo tenía siempre en mente que iba dirigido a un público o perdía la perspectiva.
R.- Sí, era consciente de para quien estaba escribiendo. Pero en ningún momento he intentado ser paternalista ni mirar por encima del hombro a nadie: he escrito para lectores inteligentes.

P.- En su trayectoria como escritor se pueden rastrear experimentos narrativos varios. Ahora se acoge al canon decimonónico. ¿Se ha sentido encorsetado al escribir en este marco?
R.- No, tenía claro que lo que tenía que escribir era una novela de género. Lo divertido en este caso es precisamente atenerse a unas reglas marcadas de antemano, que definen ese género. Yo me he sujetado a las claves de los libros de fantasmas y románticos, con una narración lineal, pero también me llevaba a mi terreno la historia: a la hora de jugar con los personajes, en el uso del humor y en otras soluciones que se salen del esquema establecido.

P.- ¿La moraleja del libro es que el amor hay que tomárselo muy en serio?
R.- Bueno, a ratos. No hay que tomárselo tan en serio como para que te condene de por vida, ni tampoco jugar demasiado con él, porque es peligroso.

P.- ¿Qué le debe su libro a Drácula de Bram Stoker?
R.- Toda esta literatura de género romántico le debe mucho a Bram Stoker, a esa idea del amor que después de la muerte. Pero yo he recorrido mi propio camino, introduciendo ambientes más similares a Twin Peaks de David Lynch.

P.- Dicen que El bebedor de lágrimas no es más que el comienzo de una saga…
R.- La idea es completar una trilogía. Cada novela comienza donde termina la anterior, es lineal, pero voy incorporando nuevo elementos, detalles del pasado que se van conociendo y le van dando sentido al presente.

P.- ¿Y la literatura para adultos la tiene aparcada?
R.- No, estoy escribiendo simultáneamente una novela seria [ríe]. Saldrá seguramente el año que viene. El bebedor de lágrimas ha sido un desahogo a ratos.

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