Alberto San Juan
Este jueves estrena con su compañía Animalario 'El montaplatos', de Harold Pinter, en las Naves del Español de Matadero Madrid.
Pregunta.- Esta es la segunda obra de Pinter que protagoniza en pocos meses. ¿Cómo definiría el teatro de este autor?
Respuesta.- Es muy difícil definirlo, pero puedo decir que es buen teatro que trata de las relaciones humanas. En este caso, son dos personajes encerrados en una habitación con un conflicto, y ésa es precisamente la base del teatro: dos personajes en un espacio con un conflicto.
P.- ¿Qué comparten Traición y El montaplatos?
R.- Ambas exploran relaciones: El montaplatos, la del individuo con el poder, y Traición, la falta de verdad entre los seres humanos y con uno mismo.
P.- Usted firma la traducción y la adaptación de la obra. ¿Qué cosas ha tenido que cambiar y qué dificultades ha encontrado?
R.- Pinter es un escritor que trabaja con un lenguaje aparentemente coloquial pero en realidad muy elaborado que recoge la forma de hablar de la calle y luego la reconstruye a su antojo. Por eso resulta difícil traducirlo. Hay que trasladar el lenguaje 'cockney' de la manera más fiel posible pero adaptándola a las particularidades del habla coloquial española. Además, todo sucede en Inglaterra, toman el té, hablan de cricket... y obviamente ha habido que cambiar todo eso.
P.- ¿Cuál es la relación de su personaje con el de Willy Toledo?
R.- Yo soy su superior en el trabajo, pero por encima de ambos está la organización para la que trabajamos. De modo que, por una parte, hay una relación entre nosotros y el poder que nos somete, y por otra parte, la relación personal nuestra, que tiene un reflejo de aquélla porque entre nosotros también luchamos por el poder.
P.- Últimamente le vemos más en teatro que en cine.
R.- Lo que pasa es que el teatro que hago lo genero yo, pero en cine trabajo cuando me llaman, soy un asalariado. Y últimamente se hace poco cine.
P.- ¿Sigue escribiendo teatro, además de hacer adaptaciones?
R.- Hace tiempo que no.
P.- ¿Y piensa volver a hacerlo?
R.- Pues no lo sé...
P.- ¿Qué representa la "marca" Animalario?
R.- Un grupo de trabajo independiente de creadores: actores, escenógrafos, iluminadores, figurinistas... que llevamos 15 años juntos.
P.- ¿Qué han conseguido en todo este tiempo?
R.- Hacer teatro, que ya es mucho.
P.- ¿Cuáles son las aspiraciones éticas y estéticas del grupo?
R.- Lo nuestro es un camino para indagar acerca de las relaciones humanas, para expresarnos. Lo concebimos como un servicio público, como la sanidad o la educación, porque pretendemos aportar algo, fomentar una sociedad mejor.
P.- Hablando de servicios públicos, ¿cómo cree que va a afectar el cambio de Gobierno a las artes escénicas y a la cultura en general?
R.- No tengo ni idea, pero tanto el anterior como éste están destruyendo lo público a base de privatizar infraestructuras creadas con el dinero de todos. Por tanto, no veo una ruptura, ambos son neoliberales y niegan la existencia de una alternativa.
P.- ¿Qué podemos extrapolar de El montaplatos al tiempo que vivimos?
R.- Yo veo una conexión directa. Vivimos en un tiempo en el que el poder asalta a la ciudadanía, la saquea y la humilla, postrándola, y si alguien se atreve a alzar su voz es excluido, apartado, excarcelado o incluso torturado, igual que pasa en la obra.