Image: Maria de Medeiros

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El Cultural

Maria de Medeiros

"Compongo canciones como un niño con cámara de fotos nueva"

7 febrero, 2012 01:00

Maria de Medeiros

La actriz y música portuguesa presenta hoy su disco 'Pájaros eternos' en un concierto en el Teatro Bellas Artes, enmarcado en el Festival Madrid Presenta..

Una niña que sopla nubes mientras el mundo se desmorona. Es lo que hace la protagonista de Nace el día en la ciudad, la canción con la que cierra su nuevo disco (Pájaros eternos) María de Medeiros. La imagen evoca la inocencia de alguien capaz de abstraerse de la locura colectiva y seguir reconcentrada en sus ingrávidos sueños. La actriz y música portuguesa es un poco así. Al otro lado del teléfono, por el tono melodioso y naif de su voz, uno puede imaginársela subida en una azotea de París (ciudad en la que vive y desde donde nos atiende) soplando también cirros y estratos. Pero las apariencias no deben engañarnos: en este álbum esa presunta niña también es irreverente y se atreve a decir algunas verdades del barquero sobre el entuerto económico actual. Es su trabajo musical más personal (los dos anteriores se sostenían en versiones ajenas), en el que salvo un par de colaboraciones (con Raimundo Amador y The Legendary Tigerman) letras y músicas llevan su firma.

Pregunta.- ¿Cuáles son esos pájaros eternos a los que alude el título?
Respuesta.- Esos pájaros eternos salen de una canción que compuse con Raimundo Amador. Le conocí en un programa de radio en Sevilla. Le invité a tocar conmigo y para mi sorpresa accedió. Fue un concierto memorable. Poco a poco empezamos a colaborar. Un día me enseñó en su ordenador alguna de sus composiciones. Hubo una de la que me quedé prendada. Le propuse escribirle una letra y el aceptó. Me salió la letra de Nace el día en la ciudad, que habla de una urbe frenética azotada por la crisis, que recibe y rechaza a mucha gente. En medio, una niña contemplativa sopla las nubes, que son sus sueños, sus ideales... Esos son los pájaros eternos. Yo hago lo mismo, en mitad de la crisis sigo haciendo que parece imposible: hacer música.

P.- Los dos discos suyos anteriores (Penínsulas y continentes y A Little More Blue) eran casi todo versiones de canciones ajenas. Aquí las letras son suyas. ¿Diría que es su disco más personal?
R.- Las letras y también la música, salvo las colaboraciones con Raimundo Amador y The Legendary Tigerman, que aunque su nombre no lo indique es uno de los rockeros portugueses con más talento y populares. Durante muchos años no me he atrevido a componer. Supongo que tener un padre que es un gigantesco compositor me ha intimidado un poco siempre. Pero ahora me ha salido de forma natural, tras colaborar con tantos otros músicos en los discos anteriores. Me sentaba al piano, comenzaba a tararear...

P.-¿Y qué le viene primero a la mente, las melodías o las letras?
R.- Las melodías y luego las ideas. Mi manera de componer me recuerda un poco a la de un niño que le regalan una cámara de fotos, y no sabe bien cómo usarla y empieza a disparar a todas partes, al sur, al norte, a un lado, al otro... Las canciones son como flashes, no hay conexión clara entre ellas. Lo único que les une es la mirada.

P.- En Nace el día se filtra un mensaje irónico pero muy crítico con la situación actual...
R.- Me parece importante hablar del naufragio que vivimos. La gente está sobrepasada y no comprende que por culpa de los bancos y otros entramados financieros vayan a perder sus trabajos, sus ayudas, su dinero... Hay que hablar de ello y pensar y repensar lo que ha sucedido y por qué ha sucedido. La irresponsabilidad del poder económico y político ha sido indignante.

P.-¿Entonces se siente también una indignada?
R.- He seguido con mucho interés ese movimiento. Es normal que los ciudadanos se indignen y decidan reflexionar en colectivo sobre nuevos modelos de convivencia. Entiendo la indignación pero lo fundamental es la reflexión. El siglo XX tuvo muchos pensadores que interpretaron a fondo la realidad del momento. Creo que ahora, en cambio, faltan propuestas para entender el mundo.

P.- Comentaba el otro día en un foro en elmundo.es que en los últimos meses ha estado leyendo mucho a Roberto Bolaño. ¿Qué es lo que le atrae de este escritor?
R.- Sí, me he leído casi sin parar Los detectives salvajes y luego 2666. Me los recomendó un amigo portugués muy literato. Me dijo que los protagonistas del primero me iban a recordar mucho a la juventud portuguesa intelectualizada de la que formamos parte. Y tenía razón. También me interesa mucho su universalidad, que sus tramas recorran tantos países europeos en los que yo también he vivido. Es un contador de historias extraordinario y un gran arquitecto de personajes.

P.- Debe de ser frustrante trabajar en tantas películas y que luego no lleguen a estrenarse en países como España...
R.- Lo es, no tanto por mí como por las películas. Soy miembro de la Academia Europea de Cine que preside Wim Wenders. Él se está esforzando mucho en que el cine europeo abra fronteras y sea visto más en el continente. Yo espero que Pollo con ciruelas, basado el cómic de Marjane Satrapi, sí llegue a España porque es una gran producción. Pero me gustaría sobre todo que se viese Viaje a Portugal , que es la película más bonita que he hecho en toda mi carrera. Aunque sé que será difícil.

P.- Es usted una mujer muy activa en el territorio de las artes. ¿En qué anda metida estos días?
R.- Pues vivo unos días muy agitados. El lanzamiento del disco se me ha juntado con un documental que he rodado sobre la comisión de amnistía y reparación de Brasil, que intenta indemnizar a las víctimas de la dictadura militar. En la película sigo la peripecia de una familia que vuelve a Brasil después de muchos años exiliada en Europa. Reflejo sus sensaciones a la vuelta y cómo se le compensa por los daños sufridos. Es emocionante cuando el tribunal de magistrados que juzga su caso se levanta al completo y les pide perdón en nombre del Estado brasileño.

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