Image: Luis Sepúlveda

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El Cultural

Luis Sepúlveda

"El gobierno argentino quiso vender la Patagonia a Estados Unidos"

8 febrero, 2012 01:00

Luis Sepúlveda. Foto: Javi Martínez

Esta tarde presenta en la Casa de América de Madrid su libro 'Últimas noticias del Sur'.

La amistad de Luis Sepúlveda (Ovalle, Chile, 1949) con el fotógrafo Daniel Mordzinski se remonta más de veinte años en el tiempo. Juntos han recorrido medio mundo, haciendo reportajes para diversas revistas. Pero eso conlleva un plan, un calendario, unos objetivos que cumplir. Los dos amigos soñaban con su viaje ideal: recorrer las inmensas tierras al sur del Sur, sin prisas, sin corsés, sin pretensiones. Esa América profunda por debajo del paralelo 42°, donde los gauchos luchan por mantener una vida sencilla -y dura-, al margen de la vorágine macroeconómica. Sepúlveda y Mordzinski hicieron ese viaje en 1996, y el material resultante fue tomando forma, también sin prisas, hasta convertirse hoy en Últimas noticias del Sur.

Pregunta.- ¿Qué significó para usted este viaje por la Patagonia?
Respuesta.- Ser testigos de un mundo que ha cambiado en los últimos años por la globalización económica y la imposición de un modelo sustentado en el todopoderoso mercado, que suplanta a las decisiones políticas. Vimos los efectos de la privatización de los ferrocarriles argentinos: el Patagonia Express, un medio público que vertebraba una región más grande que la Península Ibérica, se convirtió de golpe en una atracción para solaz de los turistas. Vimos también el surgimiento de una agresión cultural basada en una concepción simbólica de la propiedad privada: gente como Ted Turner o el grupo Benetton compraron un millón de hectáreas y las rodearon con alambre espinado, acabando con la trashumancia y los movimientos migratorios de animales como los ñandúes o los guanacos, que son nómadas.

P.- ¿Y qué hacen con esas enormes extensiones de tierra?
R.- Nada, las adquirieron porque da prestigio decir "soy dueño de esto".

P.- Lo que encontraron en aquel viaje, ¿respondía a lo que esperaban encontrar?
R.- Yo conocía la Patagonia, es una tierra que me gusta y donde me siento muy bien. Fue interesante verlo en compañía de un fotógrafo, porque tiene una manera especial de ver y contar las cosas. Nos encontramos con unas gentes muy comunicativas, que estaban deseando hablar para entender qué diablos estaba pasando. Creían que dos tipos de fuera podrían darles alguna pista, pero nosotros teníamos la misma incertidumbre. Imagine un habitante de Madrid que de la noche a la mañana le dicen que el cercanías que va a Leganés es sólo para turistas.

P.- ¿Es cierto, como menciona en el libro, que en 2003 el gobierno argentino se planteó ceder la Patagonia a Estados Unidos para saldar su deuda externa?
R.- Por supuesto, está documentado, y apareció en la publicación francesa Le Nouvel Observateur, en su edición del 5 de marzo de 2003. Era la intención del presidente… no puedo mencionar su nombre porque trae mala suerte [Eduardo Duhalde]. Y los estadounidenses estaban encantados de ponerle la estrellita número 52 a su bandera.

P.- ¿Qué concepción de la vida tienen los patagones?
R.- Tienen una actitud diferente. No son fatalistas, no creen que todo esté en manos del destino, sino que todo depende del propio esfuerzo: si no cortas leña, morirás de frío en invierno. Lo que esperan de la gente que les visita es que no les olviden y que hablen de ellos. En el año 2000, el ministro Ricardo Lagos dijo que, en términos macroeconómicos, 40.000 personas no eran nadie. Así que cuando vas allí, la gente te dice: "diles a los del Norte que somos mucho más que nadie".

P.- Dice que es un "libro de noticias póstumas". ¿Qué queda hoy, 16 años después, del mundo que retratan en el libro?
R.- La Patagonia es un territorio con una gran diversidad. La parte argentina es una gigantesca estepa, la chilena es una selva natural, con lagos, fiordos y glaciares. A ninguna de las dos partes le interesa esa frontera, están orgullosos de pertenecer a esa tierra. Sienten las amenazas externas, pero también tienen una gran capacidad de resistencia, forjada por el clima y las condiciones tan duras de vida. Hay un movimiento social cada vez más grande, articulado en la plataforma Patagonia sin represas, que lucha contra los planes de empresas como Endesa, que quieren construir en la zona grandes centrales hidroeléctricas. Aunque no son muchos, los habitantes de la Patagonia tienen un proyecto de vida que se basa en compartir lo que tienen y administrar de manera responsable sus recursos naturales.

P.- ¿Qué futuro le aguarda al sur de América del Sur?
R.- Hace unos años, si le nombrabas la Tierra del Fuego a un argentino o a un chileno, como mucho sabían situarla en el mapa. Ahora hay más concienciación, tanto es así que Patagonia sin represas consiguió convocar en Santiago de la manifestación más grande en 20 años de democracia.

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