Image: Ramón Buckley

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El Cultural

Ramón Buckley

"Delibes fue un intelectual a su manera"

16 febrero, 2012 01:00

Ramón Buckley

Acaba de publicar 'Miguel Delibes, una conciencia para el nuevo siglo'

Miguel Delibes tenía sus sombras. Como todo hombre. Pero en su carácter destacaban virtudes ejemplares en las que más nos valdría a todos intentar reflejarnos (un poco al menos). Integridad a machamartillo, sobriedad con calidez, humor sin estridencias, compasión sincera y compromiso con los de abajo, con los que realmente padecen las injusticias... Ramón Buckley (Siches, 1941) lo conoció bien a pesar de su vida peregrina como profesor de diversas universidades en Norteamérica. En 1965, cuando era un estudiante, le visitó en Valladolid porque andaba preparando entonces una tesis doctoral sobre la novela española del siglo XX, en la que el autor de El hereje era pieza esencial. Desde entonces fueron poco a poco fraguando una estrecha amistad. Buckley (el apellido viene de su padre inglés, corresponsal del Daily Telegraph en España durante la guerra civil) acaba de publicar Miguel Delibes, una conciencia para el nuevo siglo. La obra no pretende ser una biografía ("Ya hay una buena") ni un estudio crítico de la obra de Delibes ("Eso ya lo he escrito"). Lo que busca ahora, cuando van a cumplirse dos años de su muerte, es revelar los diversos estratos de la personalidad de Delibes a partir de su literatura.

Pregunta.- La primera vez que se encontraron le sorprendió su hospitalidad sin afectación...
Respuesta.- Sí, yo estaba preparando una tesis doctoral sobre la novela española del siglo XX, centrada en cuatro o cinco autores, entre ellos Delibes. Le llamé por teléfono y me citó en Valladolid. Me recogió en la estación de tren, me acompañó a la pensión que me había reservado y luego me dijo: "A las dos se come en casa". Es una anécdota que retrata muy bien su personalidad sobria y generosa.

P.- ¿Y qué tipo de tesis estaba preparando? ¿Qué le preguntaba a Delibes?
R.- Bueno, yo venía de la universidad inglesa. Estaba muy interesado por los aspectos formales de la novela: el punto de vista, el estilo, la secuencia lineal, el idioma... Cuando ganó el Nadal, Delibes reconoció que se sentía virgen en literatura. Es verdad que entonces no había leído mucho, porque había estado más ocupado en sus oposiciones y todo eso. Pero entre el 48 y el 65, año en el que le visité por primera vez, es el periodo en el que se sumerge en la lectura. Aunque rechazaba la palabra intelectual, él lo era, a su manera.

P.- Dice que su libro no es ni una biografía ni un análisis crítico de la literatura de Delibes...
R.- Lo que he hecho en este libro es algo que no había hecho hasta ahora. Mis libros suelen ir destinados a académicos y a alumnos universitarios. Con éste lo que busco es llegar a los lectores de Delibes, que son muchos. Además ya existe una buena biografía, la de Ramón García Domínguez. Lo que yo intento es analizar el vínculo del escritor con su obra.

P.- Un vínculo de absoluta identidad en el caso de Delibes, quien al recoger el Cervantes confesó: "Mis personajes son, en buena parte, mi biografía".
R.- Es así. En su obra se puede ver su propia evolución ideológica e íntima. En sus primeros años como novelista, se describía a sí mismo y a su familia. Luego está la que yo de denomino paleolítica, donde vuelve al fuego, la caza y la narración oral. La tercera, la del despertar de la conciencia, empieza cuando asume la dirección de El Norte de Castilla, que coincide casi con el Concilio Vaticano II, un acontecimiento que renovó su fe católica. Y en el 75 empieza la ecólogica, con un discurso en RAE que sorprendió a todo el mundo. En medio de los estertores del franquismo, con una España que era un polvorín, él empezó a alertar del cambio climático. Muchos se lo tomaban a guasa pero luego hemos comprobado la gravedad del asunto.

P.- A lo largo de su carrera docente ha recorrido varias universidades norteamericanas. ¿Cómo asimilan allí la obra de Delibes?
R.- Allí he dado muchos cursos sobre su obra. Delibes tiene un problema grave para ser comprendido por lectores extranjeros. Mis alumnos intentaban leerlo en castellano. Y si aquí tenemos problemas para entender gran parte de su vocabulario rural y del campo, pues imagínate allí. Delibes lo tiene difícil fuera, la verdad.

P.- Pero usted intenta romper ese tópico de escritor localista apegado a su terruño…
R.- Es verdad que lo es. En todo tópico hay parte de verdad. Pero el rasgo más importante es que Delibes, y que trasciende todas las demás etiquetas, es que Delibes intemporal. Habla de la Castilla del siglo XX, pero en obra está también la del pasado, la ancestral y paleolítica, y la del futuro. Un personaje como el Señor Cayo, autosuficiente, que no necesita de nadie más para vivir, alucina a los jóvenes de ciudad que van a visitarle. Esa autosuficiencia es muy posiblemente el futuro de Castilla y de sus gentes.

P.- ¿Con qué libro suyo se queda?
R.- Uf, eso es muy difícil. No sé, no sé... A mí, por razones personales, el que más me toca es Diario de un cazador, pero creo que en el que está la esencia más concentrada de Delibes y lo que es su obra es Los santos inocentes.

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