Maika Makovski

Llega este miércoles a La Latina con la obra 'Desaparecer' de Calixto Bieito y en abril sale su nuevo disco.

Calixto Bieito estaba preparando unas lecturas dramatizadas de El cuervo y El gato de negro de Allan Poe. Pero no pudo contenerse. Así que llamó a su viejo amigo Juan Echanove, su cómplice en la visceral versión escénica de Plataforma, y Maika Makovski, representación más pura de la rabia en el panorama indie nacional, y se sacó de la manga Desaparecer. El montaje, envuelto en humos y obsesiones, llega este miércoles al Teatro la Latina tras su paso por Barcelona. La cantante y compositora mallorquina se ha ocupado de componer la banda sonora de la obra, para lo que ha buceado en los rincones más oscuros de su conciencia. Aunque la aspiración última de sus canciones es "la luz". Igual que la de su último disco, Thanks For The Boots, que lanza el próximo 3 de abril.



Pregunta.- ¿Qué pautas te dio Bieito para componer la música de Desparecer? ¿Qué era lo que buscaba?

Respuesta.- Con Bieito es muy fácil trabajar, porque te da total libertad. Cuando empezamos a hablar, me dijo que la obra se iba a basar en El cuervo y El gato negro y que podía utilizar las canciones de The Raven, el disco de Lou Reed inspirado en las historias de Allan Poe, o, si lo prefería, que escribiera yo mis propias letras y compusiera mi propia música. Me entusiasmó tanto el proyecto que decidí hacer algo personal; las canciones me salieron de corrido.



P.- ¿Qué tipo de atmósfera quería crear? Inquietud y cierto tenebrismo, imagino...

R.- Lo que buscaba era ser fiel al título de la obra, Desaparecer. Y me resultó sencillo porque yo, como casi todos los artistas, tenemos esa necesidad de huir de la realidad, somos escapistas. Más allá de eso, no me planteé reflejar ningún sentimiento específico. Fue un proceso que fluyó por sí solo. Me han salido unas canciones que pueden parecer oscuras, pero en el fondo todas buscan la luz.



P.- Así que podría decirse que se ha llevado a Poe a su terreno...

R.- A mí me pasa como a Lucien Freud, que decía que hasta cuando pintaba una silla le salía un autorretrato. Detrás de la música de Desaparecer, estoy yo, sobre todo el dilema de los artistas, que estamos muy cerca del egoísmo y ponemos muchas veces nuestros proyectos por encima de todo lo demás. Algo que puede hacer daño a lo que nos rodean pero no nos damos cuenta hasta que es tarde.



P.- Lo de componer bandas sonoras es un territorio que le motiva...

R.- Muchísimo. Me encanta Morricone, en particular sus bandas sonoras para los western de Sergio Leone. Normalmente trabajo para mí misma, haciendo lo que quiero. Pero estar al servicio de la idea de alguien, se me da bien. Puedo comprender bien los deseos de otro creador. Y sí, me gustaría explotar ese lado servil.



P.- Una novata como usted en la interpretación se ha subido al escenario con una figura tan consagrada como Juan Echanove. ¿Se lo ha puesto fácil?

R.- Siempre me ha dado mucha confianza. Me encanta su entusiasmo, las ganas y la pasión que le pone a su oficio. Nunca me ha hecho sentirme cuestionada. Tiene una gran capacidad para comunicar y una desvergüenza que muy necesaria para la interpretación.



P.- ¿Y le gustaría seguir creciendo como actriz? ¿O ésta ha sido una incursión puntual?

R.- En realidad, no me parece tan distante de cantar. Yo también interpreto mis canciones cuando salgo a un escenario. Se trata de buscar el mismo centro. Lo que sí debería es trabajar más la expresión corporal, pero si emocionalmente estás cerca de la historia todo resulta más fácil.



P.- ¿No les cuesta tocar el piano envuelta en una nebulosa de humo?

R.- (Ríe) Bueno, a veces cuando me viene una bocanada de humo...



P.- ¿Y dónde la vamos a ver próximamente?

R.- Pues el 3 de abril sale mi nuevo disco, Thanks For The Boots, que es mucho más luminoso que los dos anteriores, mucho más oscuros, aunque también tiene ecos del momentos social tan convulso que vivimos. Es muy setentero y nos vamos a divertir mucho en el escenario. Tras la niebla, brilla el sol.



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