El científico Ignacio Morgado. Foto: Archivo

El científico publica 'Cómo percibimos el mundo', una exploración alrededor de la mente y de los sentidos

Cerebro, evolución y consciencia. Ignacio Morgado, catedrático de Psicobiología del Instituto de Neurociencia de la Universidad Autónoma de Barcelona y autor de Emociones e inteligencia social, publica ahora Cómo percibimos el mundo (Ariel), un viaje a la esencia de nuestros sentidos de la mano del escritor del Siglo de Oro Baltasar Gracián.



Pregunta.- El libro está plagado de citas del autor de El Criticón. ¿Qué le ha seducido de su obra?

Respuesta.- Nadie entre los clásicos de la literatura española conoce mejor que él la mente humana. Su obra El arte de la prudencia supera con creces a La inteligencia emocional de Daniel Goleman. Eso sí, mientras aquí compramos sólo a Goleman, en EEUU compran también a Gracián. Una edición en inglés de El arte de la prudencia vendió allí hace unos años más de 100.000 ejemplares. Creo que El Criticón es el mejor tratado de psicología que he leído.



P.- Quizá los libros de autoayuda no estén tan equivocados...

R.- En los libros de autoayuda hay de todo, verdades como puños y mentiras para llenar páginas. Todo depende de quién los escribe y la intención con que lo hace.



P.- ¿Cómo interpreta un científico la idea del ser en teorías filosóficas como la de Heidegger? ¿Las consideraría una mera intuición?

R.- No conozco bien esas teorías, pues no soy filósofo, pero siempre he creído que la filosofía es la máxima expresión del cerebro y de la inteligencia humana. La intuición, por su parte, no es magia, pues se basa en conocimientos preexistentes en el cerebro y la mente de quien la ejerce.



P.- ¿Qué sentido nos conecta más con nuestros ancestros evolutivos?

R.- Bueno, le diré que la evolución del cerebro ha sido conservadora y por eso todos los sentidos tienen una historia que nos remite de un modo u otro al pasado remoto. El olfato fue uno de los primeros sentidos que empezaron a desarrollarse conscientemente. Se cree que en su procesamiento puede estar el origen filogenético primitivo de la corteza cerebral, la clave quizá del desarrollo de la actividad consciente.



P.- ¿Puede nuestro sentido del olfato detectar el miedo o elegir la pareja perfecta?

R.- Hay quien dice que el sudor de una persona puede contener y liberar feromonas en situaciones de miedo. Esas feromonas podrían ser captadas por la nariz de otras personas e interpretadas como miedo en quien las expele. Más seguro es que el sudor de una persona induce sensaciones placenteras en la pareja con la que puede tener mayor compatibilidad genética en caso de copular con ella y concebir un descendiente. Es decir, si una mujer huele las camisetas que han llevado diferentes hombres encontrará más agradable la del hombre con quien tendría hijos con menos probabilidad de padecer enfermedades por razones de incompatibilidad genética. A pesar de ello, y como todo el mundo sabe, no es ese el modo en que elegimos pareja, pues tenemos también otros tipos de intereses, como los estéticos, los afectivos, los económicos... Hay de todo, genes incluidos.



P.- ¿Consideraría el ojo uno de los mecanismos más perfectos de la evolución?

R.- Para algunos biólogos el ojo es más bien una chapuza biológica, pues tiene los fotorreceptores (conos y bastones, que son los encargados de convertir la energía luminosa en las señales eléctricas que utiliza el cerebro) en el fondo de la retina y no en su superficie, que es donde primero llega la luz. Pero hay también quien piensa que tal disposición hace que la luz que no atraviesa los fotorreceptores sea absorbida por la coroides, la capa pigmentada de color oscuro que hay tras la retina. Eso evita reflejos luminosos en el fondo del ojo, algo parecido a lo que ocurre en una sala llena de espejos.



P.- ¿Para qué sirven los colores desde un punto de vista evolutivo?

R.- Los colores nos permiten ver formas y con ellas identificar objetos diferentes. Lo puede comprobar el lector comparando las diferentes flores que es capaz de identificar en la fotografía en blanco y negro de una pradera y la misma fotografía en color. El regalo añadido por la naturaleza es el portentoso y maravilloso mundo del arte. Un placer, en definitiva, producto también de los colores.



P.- ¿Podría un toro responder a un capote verde? ¿qué nos dice esto de la percepción de los colores en los animales?

R.- Quizá sí, pues todo indica que lo que más motiva a los toros es el movimiento de la capa y no su color. No ven el color rojo, aunque pueden distinguir su brillo y el de otros colores, además, como digo, del movimiento.



P.- ¿Por qué la pornografía está más orientada hacia los hombres?

R.- Porque los mecanismos que identifican los estímulos visuales en el cerebro del varón están más conectados con los que producen motivación sexual de lo que lo están en el cerebro de la mujer. Eso es debido a que, evolutivamente hablando, el éxito reproductivo, es decir la posibilidad de transmitir sus genes a los descendientes, depende mucho en el varón del número de hembras que impregna, mientras que en la hembra depende más del hecho de que una determinada fecundación progrese, y para eso necesita quizá amor, es decir, apoyo, más que sexo. Como todo eso fue muy importante en el pasado evolutivo, los hombres conservamos las conexiones neuronales que hacen que aprendamos más fácilmente a estimular nuestra motivación sexual por asociación con los estímulos visuales procedentes de la mujer.



P.- ¿Puede considerarse la música como algo intrínseco al ser humano?

R.- Por supuesto. El cerebro tiene habilidades genéticamente predeterminadas para captar los ritmos y el lenguaje musical de la naturaleza.



P.- Entonces, ¿qué hacía a Mozart distinto de los demás?

R.- Muchas cosas, aunque la principal fue la de tener 'oído absoluto', una capacidad genética para distinguir de un modo inmediato y casi automático las notas musicales ya desde la temprana infancia. Fue educado además en un ambiente donde se cultivaba la música.



P.- ¿Pueden cruzarse los sentidos? ¿Es posible que el cerebro llegue a identificar una nota musical con un color?

R.- Se lo explicaré con un ejemplo: hace unos días conocí a una mujer joven que veía un color diferente cada vez que oía la pronunciación de una vocal: oía la "o" y veía amarillo, la "a" y veía verde... y así todas las vocales. Lo sorprendente para mí fue que me dijo que sólo hacía unos meses que era consciente de que eso sólo le pasaba a ella, pues creía que a los demás también nos pasaba, es decir, creía que era algo normal. Todo un descubrimiento.

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