El Cultural

Manuel Hidalgo

"La falta de aprecio del Gobierno por el cine español es total"

25 abril, 2012 02:00

Manuel Hidalgo y Ana Díez con el galardón recibido en Málaga. Foto: Festival de Málaga

El escritor y crítico acaba de merecer en Málaga el Premio Julio Alejandro de Guión por 'La puerta del amor'

El Premio Julio Alejandro de Guión, convocado cada año por SGAE desde hace nueve, es uno de los más importantes de España y Latinoamérica. Este lunes se alzaron con él el escritor, periodista y guionista Manuel Hidalgo (Pamplona, 1953) y la directora Ana Díez. Hidalgo ha realizado guiones para Gerardo Vera, Gonzalo Suárez y Felipe Vega, y Díez es autora de películas como Ander eta Yul, con la que ganó el Goya a la mejor dirección novel, o Paisito. Juntos han escrito La puerta del amor, una historia coral sobre las dificultades que entraña hoy la conciliación de la vida profesional con la personal y familiar. El guionista navarro está encantado con el galardón, entre otras cosas porque entre sus 284 contrincantes se encontraba Fernando Castets, autor del guión de El hijo de la novia. A pesar de todo, Hidalgo se muestra pesimista en cuanto a la materialización de la película debido a la actual parálisis del cine español. Duda de que el prestigio del premio sea suficiente como para atraer a los productores y los 40.000 euros con los que viene dotado, más que un punto de partida, son un sueldo retroactivo por el año y medio de trabajo invertido por ambos autores.

Pregunta.- ¿Qué narra La puerta del amor?
Respuesta.- El núcleo de los personajes lo integra una pareja de profesionales de clase media que tienen una hija pequeña y la madre de uno de ellos a su cargo. Viven volcados en el trabajo y apenas tienen tiempo para su vida personal, familiar y sentimental, como nos ocurre a tantos. Por culpa de esto empiezan a pasar cosas de las que no se hablan, surgen sueños y proyectos no compartidos. La empleada del hogar se convierte en el pilar, en el centro de gravedad de la casa. Es la que se encarga de la niña, de la abuela, de la comida... Pero ella tiene su propia familia y sus propias necesidades y carencias.

P.- ¿Cuál es el tono de la historia?
R.- Es una comedia dramática, con toques suaves de humor y momentos de intensidad dramática de perfil bajo.

P.- Sus guiones tratan siempre del amor: de sus dificultades, de su deterioro, de las dudas que genera...
R.- Las situaciones sociales y políticas me resultan muy interesantes como persona y como ciudadano, pero mi trabajo como novelista o como guionista se concentra en la parcela de las relaciones personales en el núcleo íntimo de la pareja o la familia. Todo está relacionado porque la sociedad es un juego de círculos concéntricos que parten de esa base.

P.- ¿Es muy diferente para usted escribir novelas a escribir guiones?
R.- Muy diferente. La novela es un trabajo que hago con gusto pero es arduo y totalmente solitario. Los guiones, en cambio, los hago en colaboración con los directores y es una bendición salir a la calle e intercambiar ideas en un café, aunque luego sea yo el "guionista titular".

P.- ¿Hay productor a la vista?
R.- No. Hace tres años sería optimista, te diría que el premio es un impulso muy grande. Pero con la terrible crisis actual del cine español, creo que lo tenemos crudo. La falta de aprecio del actual Gobierno hacia el cine español es total. La descapitalización de TVE es algo gravísimo porque su papel en el sector es fundamental.

P.- Ante esta situación, los productores se moverán con pies de plomo...
R.- La inseguridad de los productores se traduce en que se aferran, con una visión muy discutible, a lo que puede ser un éxito comercial. Quieren asegurarse el retorno de la inversión. Por eso sólo apuestan por comedias para adolescentes con actores procedentes de la televisión, por películas de terror y películas con vocación de blockbuster. Ninguno de los tres es nuestro caso. El nuestro es cine de relaciones personales. Si fuera italiana, francesa, inglesa o norteamericana, no habría problema. El público acepta ese tipo de historias, porque no sólo le gusta evadirse, sino también reconocerse. Es lamentable que esas historias personales tengan que contárnoslas otros. Necesitamos productores con cabeza, con la función intelectual y artística más desarrollada. Eso no es incompatible con los intereses económicos. Se puede mezclar arte, inteligencia y dinero, pero en España no se sabe hacer. Hace falta más gente como Elías Querejeta o Andrés Vicente Gómez.

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