Abrir las puertas del archivo... a la Red
Museos y centros culturales de todo el mundo están comenzando a digitalizar sus archivos y hacerlos accesibles en Internet, ¿Qué supone el movimiento de los "Datos Abiertos" para las instituciones culturales y académicas?
Coincidiendo con la etapa final de la vida de su fundador, durante los últimos dos años y medio la Fundació Antoni Tàpies de Barcelona se ha volcado en un ambicioso proyecto, tan laborioso como discreto, que ninguna institución artística española ha realizado todavía. Es menos espectacular que un cambio de sede o una reforma de sus salas, y es probable que para una buena parte de sus visitantes pase desapercibido cuando finalmente salga a la luz este verano. Pero supone un paso tan importante que podemos decir que es inevitable que, tarde o temprano, el resto de centros y museos le sigan. Anticipa la que sin duda será una de las funciones esenciales de las instituciones culturales en el Siglo XXI.
Desde hace dos años y medio la Tàpies está digitalizando metódicamente el legado que atesora su colección y sus archivos, para que cualquier ciudadano desde cualquier parte del mundo pueda acceder a él a través de Internet, consultarlo y -dentro de ciertas condiciones- reutilizarlo. Y esto no quiere decir sólo las obras de arte; también los documentos que genera cualquier producción artística o preparación de una exposición, desde los bocetos, las pruebas del catálogo a las hojas de préstamo.
Proceso de digitalización de los archivos de la Fundación Tàpies
Acceder a la información producida por las instituciones para que los usuarios se apropien de ella y puedan generar nuevas cosas a partir de este acceso es una manera de resumir, en una frase, el principio básico del movimiento por los Datos Abiertos. Es lo que diferencia al proyecto de la Tàpies de otras iniciativas de digitalización cultural, como el popular Google Art Project que ha digitalizado las salas de distintos museos de todo el mundo para recrear a través del navegador web la experiencia de la visita, pero no permite al usuario acceder realmente a los documentos y menos aún utilizarlos.
Impulsado de manera definitiva por la llegada de la administración Obama a la Casa Blanca, las iniciativas Open Data quieren liberar y hacer accesible las toneladas de información que generan las administraciones públicas y organizaciones gubernamentales. Por un lado, esta información ha sido pagada por el contribuyente, por lo que es lógico que podamos acceder a ella. Pero además, liberar datos es un estímulo para facilitar y promover el desarrollo de nuevas iniciativas innovadoras. Si tenemos acceso de manera gratuita a información detallada y valiosa, es posible que se nos ocurra hacer cosas con ella que no estaban en la mente del que la generó inicialmente.
Así, en los últimos cuatro años centenares de administraciones de todo el mundo han lanzado iniciativas y portales Open Data en los que facilitan el acceso y el derecho de uso de datos de todo tipo: desde información meteorológica a datos demográficos, desde los horarios e incidencias en las redes de metro y tren a los indicadores de las escuelas públicas.
Diseño de la ontología de la plataforma Arts combinatòries
Una palabra clave para entender el potencial de la liberación de datos en el sector cultural es "interoperabilidad". Si un museo o archivo libera información regularmente, debería hacerlo en formatos compatibles con los usados por otras instituciones, y descritos con términos clave estandarizados. De esta manera se hace posible unificar y conectar todas las bases de conocimiento y construir herramientas tan útiles como Europeana, un "archivo de archivos" de la Unión Europea que nos permite navegar y realizar búsquedas en las colecciones de decenas de instituciones culturales y académicas de todo el continente. Una búsqueda en Europeana de "Antoni Tàpies", por ejemplo, nos facilita el acceso a 24 documentos distintos (nueve artículos de texto, ocho vídeos y siete imágenes), pero estos están repartidos en realidad por los archivos digitales de cinco instituciones distintas.
Hay, por supuesto, diferencias importantes entre liberar tablas con datos de contaminación y hacer accesible el legado de una institución cultural. La más importante es la que tiene que ver con la propiedad intelectual. En especial en las instituciones dedicadas a la contemporaneidad, buena parte de su legado está sometido a las limitaciones del derecho de autor y no es sencillo ofrecer un derecho de acceso y uso indiscriminado. La Fundació Antoni Tàpies lo ha solucionado con una herramienta que permite filtrar los documentos según su accesibilidad legal. Los marcados en verde permitirán un grado de uso amplio, al encontrarse ya en el dominio público o haberse publicado bajo licencias libres, mientras que los marcados en rojo permiten un uso más restringido; en algunos casos habrá que acudir a las salas de la Fundación para poder tener acceso a las versiones de alta calidad de los documentos.