El Museo Arqueológico Nacional (MAN) lleva meses empantanado por las obras de remodelación. El edificio levantado por el arquitecto Francisco Jareño y de Alarcón estaba necesitado de una remodelación. Y en ello está su colega Juan Pablo Rodríguez Frade, ganador del concurso abierto por el Estado para acometer las reformas. Está previsto que para antes de 2012 las nuevas estancias puedan acoger a los visitantes deseosos de conocer de primera mano el relato de nuestra historia, desde la prehistoria hasta finales del siglo XIX.



Basta dar un paseo en estas fechas por el Museo Arqueológico Nacional para comprobar la envergadura del proyecto que ahora está a punto de completarse. Expertos en restauración le devuelven el lustre a artesonados, telares, mosaicos, monedas, estatuas..., con el mimo y la precisión con la que debe tratarse piezas tan frágiles pero cruciales para informarnos de los avatares de nuestro pasado. Esa labor, relativa al contenido del museo, se desarrolla en paralelo con las tareas de reforma y modernización del edificio de Jareño.



Elcultural.es ha caminado en mitad de este trajín, en el que están implicados profesionales de campos muy diversos, junto al director del MAN, Andrés Carretero, y Rodríguez Frade. Ambos nos han contado las intenciones de su intervención y los desafíos más complejos que han debido sortear. La idea es aclarar el relato de nuestra historia, utilizando bastantes menos piezas que las que hasta ahora estaban a la vista. Así, de las 18.000 expuestas anteriormente ahora se tan sólo serán exhibidas alrededor de 8.000. Aunque, en cualquier caso, también es reseñable que, a pesar de esta reducción, las obras de renovación permitirán a su vez sacar colecciones que permanecían ocultas por falta de espacio.



En total, la inversión realizada en el MAN rondará los 50 millones de euros, que han intentado emplearse para que el museo aguante el paso del tiempo con envidiable aspecto en las próximas décadas.