Niccolò Ammaniti
"Quien comenta todos sus pensamientos se mimetiza con la masa"
8 junio, 2012 02:00Niccoló Ammaniti. Foto: Santi Cogolludo.
Este viernes presenta en Barcelona su novela Tú y yo y el sábado protagoniza un encuentro con Andrés Barba en la Feria del Libro
Pregunta.- De nuevo vuelve a encerrar a un niño en un espacio oscuro, como en No tengo miedo. ¿Lo hace para escuchar la voz de la conciencia de sus protagonistas?
Respuesta.- Es verdad que tengo está propensión a encerrar a mis personajes en lugares donde apenas tienen la posibilidad de moverse. De entrada parece una dificultad para desarrollar una historia que pueda atrapar a los lectores. Pero yo creo que cuanto más pequeña es la jaula donde los recluyo más aflora el caudal de sus pensamientos, deseos, fantasías... Y eso da mucho juego en literatura. La reclusión desencadena en muchos casos la imaginación.
P.- ¿Qué tenía el Ammaniti adolescente de Lorenzo, el protagonista de Tu y yo?
R.- Bueno, yo también le di muchas preocupaciones a mis padres cuando era niño, sobre todo en el paso del colegio al instituto. También me resultaba muy difícil relacionarme con los demás compañeros. De hecho, hasta los 16 años no he empezado a conseguirlo. En comentarios de los profesores en mis notas al final de curso nunca falta la frase "tiene dificultades para socializar". Yo quería seguir siendo un niño, porque cuando eres un niño lo de socializar no es tan importante. En cambio en la adolescencia es crucial.
P.- Detrás de esa tendencia a la soledad estará también su acercamiento a la literatura, ¿no?
R.- Sí, a la lectura. Hay dos actividades que me gustaba disfrutar en soledad: escuchar música y leer. Esas lecturas fueron las que me llevaron plantearme a posteriori la posibilidad de escribir una historia.
P.- ¿Y también se escondía en el sótano?
R.- Sí. Mi casa era pequeña y éramos muchos. En el sótano era un lugar donde encontraba tranquilidad y silencio. Allí me llevaba mis revistas, mis cómics, mis cosas. Me gustaba pensar que aquella era mi casa. Pero nunca se me ocurrió encerrarme allí toda una semana como a Lorenzo.
P.- ¿Cree que todo el mundo debería tener derecho a un sótano en el que poder esconderse del mundo?
R.- Sin duda. Creo que la comunicación continua de las ideas propias, de tus sentimientos y de tus pasiones no es bueno. Todo aquello que revelas a otro pierde fuerza. Es importante saber replegarse sobre uno mismo y construir tu mundo original y único, mientras que si todo lo comentas al final acabas mimetizándote con la masa, y te conviertes en un cualquiera sin personalidad específica. Antes de hablar de uno hay que encerrarse con tu propia conciencia. Si no, por adaptarte al grupo, tu parte creativa la matas.
P.- Confiesa que es la primera novela que no tenía muy claro desde el principio cómo acabaría…
R.- Es verdad. Ni siquiera sabía si quería que apareciese el personaje femenino en el encierro solitario del niño. Lo que quería contar era la historia de este niño que debe esconderse durante una semana en el sótano por una mentira que ha dicho a sus padres, y cómo en ese periodo vamos viendo quién es y los problemas que tiene para relacionarse. Pero luego he sentido la necesidad de confrontarle con alguien distinto, alguien también joven pero que ha vivido rápido, entregada a todo tipo de experiencias y ha cometido muchos errores. Escribiendo Tú y yo me sentía como si estuviera en un palco viendo la relación de ambos en el sótano.
P.- ¿Qué sensación le provoca el hecho de que Bertolucci decidiera volver a rodar una película al leer esta novela después de 10 años de inactividad?
R.- Yo lo conocía muy poco. Había estado un par de veces en su casa. Cuando en la editorial me preguntaron a quién debían mandar la novela, incluí en la lista a Bertolucci. Creí que se podía identificar con la historia, porque él, a causa de diversos achaques físicos, también llevaba una vida enclaustrada. Cuando me llamó para decirme que quería hacer una película fue una gran sorpresa.
P.- La película fue muy bien acogida en Cannes. ¿Usted ha quedado satisfecho?
R.- En un principio nos parecía que la historia del libro era corta y que había que añadir cosas. Trabajamos cuatro personas en el guión, incluido Bertolucci. Pero luego nos dimos cuenta de que con lo que había en la novela era suficiente. Así que tuvimos que dar marcha atrás y devolverla al esqueleto original. Al final ha quedado una película muy sencilla pero que refleja muy bien lo que yo he contado en la novela, así que estoy muy contento.
P.- Uno de sus atractivos es poder escuchar a David Bowie cantar una versión de Space Odity en italiano...
R.- Es una canción que grabó hace muchos años y que ya ni siquiera es posible encontrar la letra. Yo quería meter una canción de él en la película y Bertolucci fue el que se acordó de esta versión y decidió meterla.
P.- En el novela, en cambio, bailan una de Marcella Bella: Montagne verdi. ¿No le molesta que se le hayan cambiado?
R.- Es que Bertolucci quería algo más internacional. A mí no me molestan esas cosas, mientras no se me cambie la psicología de los personajes soy bastante flexible con los directores.
P.- La literatura italiana ha sido la protagonista de la Feria del Libro. ¿Cree que vive un buen momento?
R.- Hay varios factores que la han revitalizado. El primero es la reconciliación con los lectores italianos. Ahora los italianos leen mucha literatura italiana. Eso, hace sólo cinco o seis años, no pasaba. También hay una eclosión de talento en el terreno literario, que se debe en buena parte a la imposibilidad práctica de salir adelante en otras áreas artísticas, como el cine o la música, que requieren una mayor inversión económica.
P.- ¿Qué autores de allí recomendaría a los lectores de aquí?
R.- Sandro Veronesi, Emanuele Trevi, Aldo Nove, Francesco Piccolo y Tiziano Scarpa.