Francisco Leiro: Leviatán, 2012. Foto: Manuel G. Vicente

Desde las estelas prehistóricas al inmenso Leviatán creado por Franciso Leiro para la ocasión. Desde los petroglifos y sus misterios a la Nube de Manolo Paz. Entramos en el recién inaugurado Museo da Cidade da Cultura de Galicia.

Son 6.500 m² dedicados a Galicia, y a la piedra. El nuevo Museo de Galicia, proyectado por Peter Eisenman en la Cidade da Cultura de Santiago de Compostela, abre sus puertas con una ambiciosa exposición que, además de las 350 piezas de todas las épocas, desde la prehistoria a las de este 2012, muestra una serie de vídeos y organiza conferencias, actividades y talleres que permiten "contar la historia de Galicia con la piedra como hilo conductor", según explica su comisario general, Miguel Fernández-Cid, a quien acompaña un equipo de otros cinco expertos que dan forma a cada una de las áreas de la muestra.



La exposición ocupa las tres plantas del museo y el amplio vestíbulo anexo, con impresionantes alturas de hasta 40 metros. Una gran imagen del monte O Pindo, una fotografía de 5 x 20 metros, recibe aquí al visitante. Se trata de una elevación significativa porque su orografía en la Costa da Morte frena el avance del océano y permite, por tanto, la existencia de Galicia. También en este contexto su presencia da sentido a la exposición. A partir de aquí, la geología gallega: cubos de piedra para que el espectador se familiarice con el material. Pero eso no es todo, porque en el luminoso vestíbulo vemos, junto a la primera colección de rocas de la región, de Guillermo Schluz, la enorme pieza creada por Francisco Leiro para la muestra, Leviatán; la Barca Solar de Silveiro Rivas, también realizada ex profeso, o la conocida Nube de Manolo Paz, el maestro contemporáneo de la piedra y de cuya fundación provienen varias de las obras aquí presentes. "Galicia es lo que es gracias a su composición -explica el comisario- mostrar las piedras, los materiales en bruto, y señalar el uso que de ella hacen hoy los escultores era importante. Creo que esta fusión es atractiva y, desde luego, sintetiza la idea del proyecto". Así, entre granitos, pizarras y calizas, recorremos la primera parte de Gallaecia Petrea y quizá la más espectacular, por el espacio y por el tamaño de las piezas.



Viaje a la identidad

"Resulta curioso ver cómo en la Galicia contemporánea se recurre a la piedra cuando se busca reivindicar la identidad", añade Fernández-Cid. Dejamos atrás la escultura de los años 20 y 30 del siglo pasado, Asorey, Eiroa, Narciso Pérez o Cristino Mallo, para retroceder en el tiempo y adentrarnos en la Prehistoria. Losas y estelas grabadas nos sorprenden y nos indican que ya entonces la piedra era importante: "Buscamos una reflexión que hablase de la identidad, de la cultura, pero también del paisaje, de la historia, de la economía e incluso del modo de ser y de vivir de los gallegos. Necesitábamos un eje incontestable y lo encontramos en la piedra".



En la planta baja llegamos a la Gallaecia romana, con los puentes y las vías pero también con las estatuas bélicas o las Venus; el primer piso es para el Medievo, marcado por el Pórtico de la Gloria y el Maestro Mateo con su equipo de canteros, y el superior para el Renacimiento y el Barroco, con piezas únicas de Galicia y Portugal. Y es que la exposición no ha querido ceñirse a los límites territoriales actuales, sino mostrar cómo ese territorio ha ido cambiando, de modo que son las tierras delimitadas por los ríos Duero y Navia las protagonistas: "Aquí se pueden ver algunas obras por primera vez, pero la sorpresa mayor es haberlas concentrado y poderlas ver juntas, y en especial haber reunido un conjunto de obras procedentes de Portugal de tanta calidad". Un apasionante recorrido que ha visto la luz gracias al trabajo de un equipo de 76 personas dedicadas al proyecto durante algo más de dos años y medio.



Junto a las obras, y acompañando al paseante en cada una de las salas, 15 vídeos. Piezas audiovisuales realizadas por cinco reconocidos cineastas gallegos como Jorge Coira, Marcos Mine, Jairo Iglesias, Juan Lesta y Belén Montero, quienes, partiendo del discurso de los comisarios, complementan el proyecto y ayudan a hacerlo más cercano al público. Y además, una publicación de casi 700 páginas, en la que han colaborado 70 especialistas, da idea del peso de la investigación y del cuerpo teórico de la muestra.



Montaje de madera

En cuanto al montaje, en él la piedra se une a la madera, otro de los materiales estrechamente vinculados a esta tierra, que, en forma de sencillos palets de pino, soportan, acogen y separan, según las características de cada pieza. De manera que unas obras complicadas por su peso y dimensiones, se suavizan de algún modo con una instalación flexible, austera y económica, ideada por el equipo de Frade Arquitectos, con amplia experiencia en museografía y exposiciones (llevan su firma, por ejemplo, las nuevas salas del Arqueológico Nacional y el Museo de la Alhambra en Granada). "Dar forma a la exposición en las salas ha sido duro, como no podía ser de otro modo, pero apasionante. Al ser la primera exposición en los espacios diseñados por Eisenman, cada paso que dábamos implicaba muchas preguntas y algunos retos. Pero asistir a este comienzo ha sido un lujo", confiesa el comisario.



Gallaecia Petrea es un proyecto pensado para la presentación de un espacio singular, el Museo da Cidade da Cultura de Galicia pero, sobre todo, es "una selección de piezas excelentes, difíciles de volver a reunir dado lo complejo de su préstamo y su traslado", concluye Miguel Fernández-Cid. Le pedimos un último consejo para no perdernos entre la cuarcita y el azabache, entre la herramienta prehistórica y la imagen religiosa del Renacimiento: "La mejor actitud es dejarse llevar por el ojo y la curiosidad. Es una exposición que permite una visita larga y detenida, incluso aconseja varias". Así lo haremos.