B. Charmatz: Flip Book, 1997. © Boris Charmatz

Van a ser unos Juegos Olímpicos sonados. Dispuesto a ello está el contexto artístico de Londres y Reino Unido, con un extenso programa dentro del Festival London 2012, parte de las otras olimpiadas, las culturales. Entre los artistas no hay competición. La carrera aquí es sólo festiva.

Campanas de iglesia, de barco y de colegio; campanillas de bici o despertadores; timbres y bocinas; llamadas de teléfonos y alarmas de móvil... Todo vale. La consigna es tocarlas durante tres minutos tan fuerte y tan rápido como sea posible, cuantas más personas mejor y todos al unísono. La cita es hoy, a las 08:12h de la mañana en todo el Reino Unido, y el objetivo de este masivo repique de campanas es celebrar el inicio de las Olimpiadas de Londres. Las deportivas y las culturales. A esta performance colectiva, llamada Work No.1197: All the Bells, nos invita el artista Martin Creed, Premio Turner en 2001, y de quien sólo hace unos meses veíamos su mayor exposición en nuestro país, Things, en la Sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid.



La campanada será retransmitida por la BBC y para darla son muchos los centros e instituciones inglesas que se unirán a la bienvenida de los Juegos, y, para los que no tengan una bocina a mano, Martin Creed ha creado una pieza sonora de 14 segundos, que puede descargarse de la web. Un exclusivo ding! dong! a coste cero. Es una de las propuestas artísticas más singulares del London 2012 Festival, aunque no la única. Además de esta nueva pieza musical de Creed, tan celebrativa como todo su trabajo, suyo es también uno de los 12 posters oficiales encargados a artistas como Sarah Morris, Michael Craig-Martin, Chris Ofili o Rachel Whiteread. De ésta última es, precisamente, la gran instalación que ocupa las paredes de la fachada de la Whitechapel Gallery, una de los centros artísticos más prestigiosos en Londres, que la próxima temporada estrenará, además, comisario jefe. Cientos de hojas y ramas doradas invaden el edificio que, sin ser exactamente laureles, recuerdan a las coronas triunfales. Una victoria simbólica del legado artístico de un centro legendario.



Gary Webb en Greenwich

Parques y tanques

Por otro lado, Frieze, una de las empresas más importantes del Reino Unido y con mayor proyección internacional, que nació como publicación y que, además de haberla convertido en referente, es artífice de una de las mejores ferias de arte contemporáneo del mundo, ofrece también varias propuestas. Se enmarcan bajo el nombre de Frieze Projects East, una exposición al aire libre, social, festivo y accesible, con trabajos creados por artistas que han vivido o residen actualmente en dicha zona. En Greenwich, la escultura de Gary Webb puede usarse también como espacio de recreo infantil. Es el mismo caso de las esculturas hinchables de Anthea Hamilton y Nicholas Byrne, que se llenan a modo de piscinas.



La Tate Modern es también visita obligada y por varios motivos que van más allá de sus exposiciones de Damien Hirst y Edward Munch. Uno de ellos es visitar los recién inaugurados The Tanks, un espacio subterráneo dedicado a proyecciones, instalaciones sonoras y performances. Ocupado antes por unos depósitos de petróleo, se han convertido ahora en tres esferas gigantes de cemento bruto. Quiere la Tate Modern buscar un nuevo modelo de museo con el que reinventarse y sus planes inmediatos pasan por una ampliación radical del espacio. The Tanks es el primer paso. La inauguración total ya está prevista para 2016. Por lo pronto, el programa de performances, más de cuarenta, acoge a artistas como la cubana Tania Bruguera, Keren Cytter, de Israel, o el francés Boris Charmatz.



Rachel Whiteread en la Whitechapel

En la misma Tate, en la Sala de las Turbinas, allí donde Ai Weiwei instaló una gran alfombra de pipas y el danés Olafur Eliasson un deslumbrante sol, ocupa ahora el espacio de las Unilever series el berlinés Tino Sehgal, uno de los artistas más interesantes actualmente. En su trabajo, desafía la noción de producción, tanto artística como económica, creando formas inmateriales de generar significados. Y su propuesta va por ahí. Imprescindible entre la oferta artística de la ciudad.



Hablando de Olafur Eliasson y la Tate, su proyecto The Little Sun Project se enmarca en las Tate Blackout Nights, otro de los eventos del London Festival 2012. Ofrece al público una visita inusual: recorrer las salas a oscuras con la única fuente de luz de una lámpara diseñada por el artista. También Ai Weiwei es otro de los nombres importantes de estos Juegos Olímpicos. Junto a Herzog & de Meuron firman la duodécima edición del Serpentine Gallery Pabilion, que cada año se instala junto a la institución en Hyde Park. Once columnas, que representan los pabellones de años anteriores y la duodécima de este año, sostienen una plataforma que se eleva 1,4 metros por encima del suelo. Un enfoque arqueológico con los que invitan a los visitantes a mirar debajo de la superficie del parque. También del tiempo.



Pabellón de la serpiente diseñado por Herzog & De Meuron y Ai Weiwei

Sonrisas de cine

En la misma Serpentine, Yoko Ono presenta To The Light, la mayor y primera exposición que hace en una institución pública de Londres en más de una década. A través de instalaciones, películas y performances, así como de material de archivo de sus primeras obras, la muestra explora la relación de Ono en el mundo del arte, la música y el cine. Además, presenta un proyecto en formato hashtag, #smilefilm, un proyecto pensado para poner en contacto gente de todo el mundo y que invita a los usuarios de Twitter a subir y enviar imágenes de sus sonrisas. La idea se remonta a 1967, cuando quería hacer una película que incluyera tomas de sonrisas de todo el mundo, aunque le faltó coorperación. Ahora, con las redes sociales ha resuelto el dilema. Yoko Ono participa también de la primera jornada del festival con una obra, Imagine Peace, una iniciativa en contra de la violencia emitida en pantallas gigantes instaladas en diferentes puntos de Londres y Reino Unido.



En el Parque Olímpico, además de la torre conocida como Orbit, de Anish Kapoor, 25 esculturas de artistas como Monica Bonvicini, Claire Woods o Carsten Nicolai, llenan este nuevo espacio público. Precisamente, los efectos que tienen los Juegos Olímpicos en el entorno urbano londinense los recoge Lara Almarcegui en una de sus guías que no vemos en Londres, pero sí en Móstoles, en el CA2M de la Comunidad de Madrid.