Image: José María Guelbenzu

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El Cultural

José María Guelbenzu

"La novela negra actual es demasiado gore y sangrienta"

3 septiembre, 2012 02:00

José María Guelbenzu. Foto: Julián Jaén.

Mañana sale a la venta 'Muerte en primera clase', la sexta entrega de su serie de Mariana de Marco

En la sexta entrega de la serie de Mariana de Marco, José María Guelbenzu (Madrid, 1944) embarca a la jueza en un crucero por el Nilo. Allí concurren gentes de postín, poseedores de grandes fortunas cuya procedencia no está nunca bien definida. Navegando plácidamente por el río egipcio urden sus chanchullos en los que los escrúpulos no están invitados. Un lugar poco indicado para una jueza con principios. La desaparición durante la singladura de Carmen Mostenquinza, figura deslumbrante dentro de ese entorno pudiente y moralmente distraído, despierta su curiosidad. Y sin poder remediarlo, mete sus narices, de afinado olfato, en el enigma. El escritor madrileño abre así el nuevo curso con otro hito en la "carretera comarcal" (definición suya) que es su trayectoria en el género policiaco.

Pregunta.- ¿Cómo se le ocurrió llevar a Mariana de Marco a las orillas del Nilo? Ella normalmente se ha movido en territorios -digamos- más castizos.
Respuesta.- Bueno, se ha movido en esos territorios más cerrados y de provincias pequeñas en los últimos años. Pero antes de ser jueza, en su etapa de abogada en Madrid, era una mujer cosmopolita, con una vida social agitada. En este viaje la devuelvo a ese mundo. Es importante confrontar al personaje con ambientes diversos porque así vas ofreciendo nuevos aspectos de su personalidad.

P.- ¿Y cuáles ha querido resaltar en Muerte en primera clase?
R.- Sobre todo quería retratar la amistad femenina. Es un tema sobre el que quería escribir hace tiempo. Y también sobre su capacidad de adaptación al medio.

P.- Lamenta que los protagonistas de las grandes sagas policiacas sean personajes cerrados. Con Mariana de Marco, por el contrario, se proponía mostrar una evolución personal... ¿Cómo la describiría?
R.- Pues como la de una mujer que ha debido salir de un agujero negro y rehacer su vida, que ha tenido que replantearse su modo de vida y aplicar estos cambios en su ejercicio profesional como jueza.

P.- ¿Y su relación con ella cómo ha evolucionado? Debe de ser una de las mujeres que mejor conoce...
R.- Pues es como cuando conoces a una persona y la vas tratando, hablando con ella, intercambiando ideas. Mi relación con Mariana ahora es de la de una amistad profunda.

P.- Ella nació a partir de una mujer real, ¿no?
R.- Sí, pero una mujer a la que yo no conocí. Sólo la vi un momento en el pasillo de un juzgado, y a partir de ahí me empecé a hacer preguntas: ¿por qué tenía ese aire?, ¿cómo sería su vida?... A partir de estas preguntas creé el personaje.

P.- En el arranque les hace un guiño a García Hortelano y Marsé.
R.- Sí, es un guiño a la profunda amistad con los dos Juanes. Cuando escribían guiones de cine juntos y no se les ocurría que poner, siempre metían esa frase: "Chico Lionel al piano hacía más nostálgica la ausencia de Fitzgerald". Era un comodín.

P.- Muerte en primera clase es la sexta entrega de la serie. Decía que quería llegar a 10. ¿Veremos a Mariana en la Audiencia Nacional?
R.- No estoy nada seguro de eso. Si acaso en la última novela. El ámbito en el que se mueve, una ciudad de provincia, es el que le permite mostrarse y también descorazonarse como es ella. Además, hay amigos como Javier Marías y Robert Saladrigas que me piden que no la saque nunca del norte. El número 10 sería un homenaje a Per Wählo y Maj Sjowall, los más grandes escritores de novela policiaca tras Simenon.

P.- ¿Está convencido de que ellos eran mucho mejor que Stieg Larsson y compañía?
R.- Absolutamente convencido. Un hijo de Martin Beck sería el Wallander de Henning Mankell. También, aunque no me entusiasma tanto, el Brunetti de Donna Leon. Ambos están en la línea de los detectives cenizos, que contrastan con Carvalho y Montalbano, también con sus problemas pero a los que le gustan las mujeres, comer bien...

P.- ¿La alternancia entre la escritura de novelas generales y negras obedece a un plan o es espontáneo?
R.- Surge así, alternativamente. Ahora mismo acabo de terminar una novela de las de... No sé cómo denominarla. ¿De alta gama? Aunque yo me impongo las mismas exigencias de calidad literaria cuando escribo de las de la serie de Mariana de Marco. No son novelas negras sino policiacas.

P.- ¿Y en qué basa esta diferenciación?
R.- La novela negra es lo que se lleva ahora: gores, sangrientas, psicopolíticas, con corruptos tipo. La novela policiaca es más intelectual, como la Berkeley y los grandes de los años 40 y 50, de Hammet a Ross Mcdonald. La denuncia social de que estaba impregnada esta corriente literaria ahora se ha quedado anclada en el tópico.

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