Ángel Sala, director del Festival de Sitges

Hoy inaugura la 45 edición del Festival de Cine Fantástico de Sitges

En vísperas de la inauguración del 45 Festival de Cine Fantástico de Sitges, su director, Ángel Sala, se muestra entusiasmado ante las perspectivas de público que, un año más, despierta el certamen. Un público extremadamente fiel, el más entusiasta de todos los festivales del territorio español, que ya ha comprado 30.000 entradas antes del pistoletazo de salida del certamen, y para el que se espera una afluencia no menor a los 65.000 espectadores. Diez días en el que viejos maestros como Cronenberg, Carax o Burton se medirán con nuevos talentos y propuestas insólitas. Diez días en el que se presentarán alrededor de 300 títulos de cine fantástico, del cine de zombies a la ciencia-ficción, pasando por la animación, el cine de género, producciones de serie B y relatos sorprendentes que ofrecen una mirada entre lúdica y terrorífica del mundo.



Preguntas.- Todos los que conocen el festival dicen que es la cita cinéfila más divertida del año. ¿Cómo se conjuga el horror con la comedia?

Respuestas.- El fantástico genera mucho placer cinéfilo y mucha afición. En un tiempo además en que se le recriminan cosas como lo ocurrido en Denver, hay que reivindicar el horror como diversión, un cine que nos distrae y nos permite evadirnos de los tiempos tan serios que vivimos. El terror y el humor son caras de la misma moneda.



P.- ¿Qué convierte a Sitges en la cita de cine fantástico más importante de Europa?

R.- Creo que es el festival más importante a nivel mundial, por el número de películas, por los invitados, por la disposición del festival a presentar un amplio espectro de tipos de películas: animación, cine asiático, cine de autor con elementos fantásticos, cine más comercial, cortometrajes, etc. Nosotros abarcamos desde superproducciones a cine amateur. Junto con Austin en Estados Unidos y FanStation en Canadá, somos los tres grandes festivales de género del mundo.



P.- Con alrededor de 300 películas en el programa, ¿podría trazar algunas líneas de fuerza que definen esta edición?

R.- Más o menos presentamos la misma cantidad de películas de siempre. Aparte del cine apocalíptico, que ha inspirado el cartel de esta edición, creo que sí se pueden trazar algunas líneas claras. Hay un regreso muy evidente a la producción de serie B con vocación comercial, algo que se nota desde hace años pero que dentro del cine fantástico se ha hecho muy patente. Es una serie B tan barata que en cuanto sale al mercado ya se hace rentable. Es el caso de Looper, uno de los títulos más esperados, que ha costado apenas 30 millones de dólares y sólo en su primer fin de semana de estreno en USA ya ha recaudado 25. Otra línea es el cine de found-footage o imágenes de archivo, que gira en torno al terror en directo. Incluso Barry Levinson se apunta el carro con The Bay. Es el terror captado con vídeos domésticos, cámaras de teléfono, etc. Es un cine que llega al público viciado con youtube, que cada vez es mayor. Como tercera línea de fuerza, nos fijamos en el salto cualitativo que está dando el cine asiático con grandes producciones como Flying Swords of Dragon Gate, de Tsui Hark, capaces de poder competir fuera de su territorio. Funciona también la emergencia de un cine latinoamericano imaginario, quizá por la situación más favorecida de ciertos países en América Latina, cuyos cineastas abandonan la tendencia realista de la última década para adentrarse más en el imaginario fantástico, que es muy rico.



P.- El cine fantástico español ha tenido una enorme progresión en los últimos años. ¿Cree que Sitges ha actuado como centro de propulsión de ese cine?

R.- Creo que sí, que Sitges ha tenido mucho que ver en ello. Gran parte de los cineastas han surgido en Cataluña, como Jaume Balagueró, Juan A. Bayona, Paco Plaza, Guillem Morales, Nacho Cerdá… y muchas productoras de cine fantástico están asentadas en Barcelona. Creo que nosotros hemos aglutinado y apostado por una serie de talentos. Llevamos varios años abriendo con películas españolas, y muchas veces son operas prima. Algunas se han convertido en éxitos de taquilla como El orfanato y la saga [REC], y con gran proyección internacional. Ahora la viabilidad industrial y comercial del cine de género español es indiscutible. Este año abrimos con El cuerpo, el debut de Oriol P, un thriller oscuro. Tendremos también las películas Insensibles y El bosque que juagan con la Guerra Civil desde un punto de vista fantástico, y el thriller de acción de Daniel Calparsoro, Invasor, que vuelve a la gran pantalla por la puerta grande.



P.- Una de las grandes iniciativas es la recuperación de Vida en sombras, uno de los títulos malditos del cine español…

R.- Desde luego, estoy muy satisfecho con ello. Creo que era un malentendido que el cine fantástico español fuera casposo y sin pretensiones, es una impresión desacertada. Hemos conseguido reivindicar a Edgar Neville, y ahora recuperamos este gran título maldito del cine español, una verdadera obra maestra oculta por la época. Hay muchos talentos implicados en el filme, como el director Lorenzo Llobet-Gràcia y la actriz María Dolores Pradera, pero sobre todo el protagonismo de ese hombre extraordinario del cine que fue Fernando Fernán-Gómez.



P.- Como otros festivales, ¿se ha propuesto Sitges también crear un espacio para financiar películas?

R.- Formalmente no tenemos iniciativas de financiación, pero de forma informal, en Sitges se han gestado muchos proyectos, tanto de producción como de distribución. Lo que hacemos es coordinar y potenciar reuniones de mercado, así que vamos en la dirección de generar proyectos, pues evidentemente un festival como Sitges necesita generar proyectos.



P.- ¿Qué películas de esta edición destacaría?

R.- Ante una película como Looper, que es la clausura, estamos frente a un verdadero highlight de la ciencia ficción. Es la segunda película de Ryan Johnson, el director de la sorprendente Brick, premiada en Sitges hace varios años. Para mí es de esas películas de ciencia-ficción que marca una épica como lo hicieron Terminator y Robocop en los años ochenta. Ya ha tenido unas críticas y un éxito comercial sorprendente en Estados Unidos, y aquí no va a ser menos. También destacaría Berberian Soun Studio, de Peter Strickland, o una película como Beasts of the Southern Wild, de una tremenda energía visual y narrativa. Y también traemos a España lo último de Leos Carax, Holy Motors, que es de esas cintas que también marcan época, aparte de recuperar a un gran autor.



P.- ¿Cómo se ha visto el certamen afectado por los fuertes recortes que han dejado tiritando el paisaje español de festivales de cine?

R.- Evidentemente no se puede prescindir de las ayudas públicas, y aunque vemos que desgraciadamente irá a peor, el modelo de financiación de la cultura cada vez más deberá basarse en una mezcla de capital público y privado. Nosotros, en comparación con otros festivales, podemos estar contentos, pues contamos con sólo un 5% menos de presupuesto que el año pasado [2,4 millones de euros], pero somos conscientes de que eso puede ir a peor, así que estamos preparados para seguir adelante frente a cualquier dificultad.

Ver otros Buenos Días