Rafael Moneo tras recibir el Premio Príncipe de Asturias de las Artes.

En la clásica gala en el Teatro Campoamor de Oviedo, el escritor Philip Roth (Letras), la filósofa Martha C. Nussbaum (Ciencias Sociales), el diseñador de vídeojuegos Shigeru Miyamoto (Comunicación y Humanidades) y los investigadores Gregory Winter y Richard A. Lerner (Investigación Científica y Técnica) reciben el Príncipe de Asturias en sus respectivas categorías.




Una reciente operación de espalda ha impedido que Philip Roth (Nueva Jersey, 1933) haya estado en persona recogiendo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Así ocurrió también en 2007, año en que le fue concedido a Bob Dylan. Una pena. Su presencia le hubiera dado altura literaria a la gala. Para escritores de la talla de Paul Auster, Roth es sencillamente "un dios".



El autor de La mancha humana ha querido, sin embargo, manifestar su gratitud mediante un escrito que ha leído el embajador estadounidense en España, Alan Solomont. Roth ha arremetido contra la "acérrima animadversión política" que provoca múltiples prejucios contra su nación. Luego ha expresado su alegría al comprobar cómo en otros países también se valora su obra, esencialmente estadounidense, algo que acredita la concesión de este galardón. "Compruebo así que una obra de ficción seria puede atravesar la ignorancia, la mentira y la superstición sin sentido que generalmente se combinan para mantener a raya la enorme densidad de la verdadera realidad estadounidense".



La que sí ha venido hasta el Teatro Campoamor de Oviedo a recoger de manos del Príncipe Felipe el galardón ha sido su compatriota Martha C. Nussbaum (Nueva York, 1947), la influyente filósofa reconocida con el premio en su categoría de Ciencias Sociales, "por su contribución a las humanidades, la filosofía del derecho y de la política y por su concepción ética del desarrollo económico". En su discurso Nussbaum ha ensalzado el papel de las humanidades dentro de la sociedad y ha exigido su presencia constante en los planes educativos, porque "nos hacen reflexionar sobre la vulnerabilidad humana y la aspiración de todo individuo a la justicia y nos evitarían utilizar pasivamente un concepto técnico, no relacionado con la persona, para definir cuáles son los objetivos de una determinada sociedad".



Asimismo, ha criticado los planteamientos económicos que sólo tienen en cuenta el crecimiento de la riqueza y el PIB, sin considerar aspectos como la redistribución, la igualdad de oportunidades en educación y sanidad, o la libertad individual. Nussbaum, que ha realizado parte de su discurso en español, ha advertido que debe ser "una disciplina normativa enfocada en las personas, que precisa lo que tenía en sus inicios, el input de la filosofía".



Por su parte, Rafael Moneo (Tudela, 1937), único español galardonado (junto con los futbolistas Xavi Hernández e Iker Casillas), con el Príncipe de Asturias de las Artes, ha lamentado que la "figura del arquitecto como técnico parece haber perdido terreno y la componente artística que siempre ha acompañado a nuestro oficio prevalece frente a la tecnológica. El arquitecto, como responsable tan sólo de la imagen, de la apariencia con la que los edificios se nos presentan". Y ha reclamado que se recupere "aquella necesaria racionalidad" que implicaba la construcción como necesidad para la supervivencia, y "que el arquitecto continúe involucrado en la construcción, conociendo y entendiendo de aquellos aspectos formales y estructurales que determinan lo que los edificios son".



Moneo, que estos día ha aprovechado su visita a Asturias para repasar de nuevo sus templos prerrománicos, fue reconocido por el jurado por "dejar una huella propia en cada una de sus creaciones, al tiempo que conjuga estética con funcionalidad, especialmente en los interiores diáfanos que sirven de marco impecable a las grandes obras de la cultura y del espíritu". En su intervención ha recogido ese guante y ha añadido que los arquitectos deben hacer "una fábrica de la ciudad". "Una ciudad que hace que nuestro trabajo vaya más allá de lo estrictamente personal, ya que en él se produce inevitablemente la intersección entre lo público y lo privado".



El Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, Shigeru Miyamoto (Kyoto, 1952), considerado el padre del videojuego moderno y creador del emblemático Mario Bros. El diseñador nipón fue distinguido porque sus ingenios han sido capaces de sentar ante una misma pantalla a diversas generaciones y por ser una especie de réplica pacífica a un universo tan saturado de sangre y masacres. Lo suyo es la candidez lúdica.



Este año el Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica ha ido a parar a manos de los investigadores Gregory Winter (Reino Unido, 1951) y Richard A. Lerner (Chicago, 1938). El jurado ensalzó sus avances en el uso de anticuerpos como herramientas terapéuticas han proporcionado nuevos métodos para prevenir y tratar desórdenes inmunes, enfermedades degenerativas y distintos tipos de tumores.



Los Premios Príncipe de Asturias, que reciben su nombre del título del heredero de la Corona española, están dotados con 50.000 euros (más de 64.000 dólares) y con la reproducción de una estatuilla diseñada por el artista Joan Miró.