José Luis Cienfuegos. Foto: Jesús Morón.

Dirige el Festival de Cine Europeo de Sevilla, que arranca hoy

Tras dejar su firma y agrandar notablemente el Festival de Cine Independiente de Gijón, José Luis Cienfuegos fue cesado de su cargo con las peores maneras y el mejor prestigio. No mucho después, el Festival de Cine Europeo de Sevilla le ofreció dirigir su IX edición y él aceptó. Para ello ha buscado "una coherencia entre el cine industrial y el cine más frágil". La cita mostrará a partir de hoy 145 películas dentro de una programación en la que destacan nombres como Matteo Garrone, Thomas Vinterberg y Manoel de Oliveira.



Pregunta.- Uno de los primeros cambios del festival es la incorporación de la sección Nuevas Olas. ¿Se trata de la firma Cienfuegos?

Respuesta.- Bueno, hemos tratado de dar cabida a un amplio espectro de películas, de naturaleza distinta, y el apartado Nuevas Olas acoge propuestas de riesgo, con una valentía en sus planteamientos que generalmente no se encuentra en todos los festivales. Hemos intentado mantener una coherencia entre el cine industrial y el cine más frágil, y ahí es donde entra el papel de Nuevas Olas. Desde el principio tengo claro que vamos a defender el buen cine europeo de autor, cercano al público, en la Sección Oficial, y que las películas de Nuevas Olas responden a otro perfil, destinado quizá a un público más iniciado, que le gusta explorar, que no le importa no encontrarse en cada esquina una obra maestra, sino que apuesta por filmes en los que tiene que poner de su parte.



P.- En toda labor de un festival hay una fundamental, que es la formación de un gusto, una cierta educación del público. En el Festival de Gijón, la integración del público local fue una de las razones de su éxito. ¿Cómo contempla la integración del público sevillano?

R.- Hay que tener en cuenta que eso llevó años en Gijón, y haciéndolo con mucho cuidado y las dosis justas de riesgo. Eran riesgos calculados. Se fueron integrando en la programación cineastas como Lisandro Alonso, que es quizá el ejemplo más paradigmático. El público llegó a aceptar que sus películas estuvieran en la sección Oficial. Pero hay un peligro en la idea de programar festivales "a la manera de...", tratando de parecerse a otros festivales. Hay una diferencia entre la impostura y la búsqueda de una personalidad. Es importante el diseño de la programación, y si eso significa dejar fuera películas que nos gustan, porque no encajan en el programa, pues hay que hacerlo. Esas decisiones dan credibilidad a un festival.



P.-¿Tiene algún tipo de miedo sobre el modo en que se van a recibir determinadas propuestas?

R.-Hay que tener en cuenta que en esta ciudad se ve cine de autor todo el año. Hay una programaciómn estable en versión original, y Sevilla es una ciudad universitaria, que ayuda mucho a un festival de este tipo. Sevilla siempre se ha caracterizado por el apoyo del público al festival, y verdaderamente Manolo Groso, en su etapa al frente del certamen, proyectó cosas muy valientes, como un ciclo de Bela Tarr, así que en ese sentido no tengo ningún miedo. Sé que el público estará ahí, con nosotros.



P.-¿El cine español que se ha seleccionado es una declaración de principios del festival sobre el cine español que va a defender?

R.- Por supuesto. Me alegro mucho de que tengamos a Pablo Llorca en la selección. Es un cineasta que ha corrido muchos riesgos en su carrera. Curiosamente hay muchas películas en nuestro país este año, de una calidad indiscutible, que se colocan de espaldas a la realidad, sin embargo la de Pablo Llorca nos habla de nosotros, de nuestros vecinos, está pegada a la situación que atraviesa ahora España. Y películas como Fin y Mapa también nos colocan frente a otro tipo de cine español, al que pensamos que hay que prestar mucha atención. Son dos debuts extraordinarios.



P.- En cierto modo, la idea de programar Fin y Mapa responde a una idea de mostrar la polarización del cine español...

R.- Exacto. La verdad es que se lleva diciendo de hace tiempo, que las películas de término medio, las de dos millones de euros, lo tienen más difícil para sobrevivir, porque no se sabe muy bien a qué público van dirigidas. Son tiempos en los que hay que apostar por algo, sea la gran producción tipo Fin o los saltos al vacío, de sumo interés, como el de León Siminiani en Mapa o el de Eloy Enciso con Arraianos. Estamos muy contentos con el cine español que se verá.

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