Locos con el hallazgo, investigamos y los lazos entre todos estos elementos aparecen por todos lados en Tropicália ese extraño lugar donde se venera la invención, el campo para la experimentación en la vida cotidiana, el lenguaje, los objetos y los sonidos. Y resulta que Augusto de Campos, uno de los fundadores de la poesía concreta además de poeta y traductor de poesía, musicólogo, fue el autor del primer libro sobre los nuevos cantantes brasileños en el 68, recopilando artículos publicados antes en periódicos, mientras Caetano se interesaba por las técnicas de la poesía concreta y las aplicaba a su música.
La ayuda de Veloso a Campos resulta esencial para explotar las posibilidades de la poesía concreta más allá del juego visual. Así ocurre en diasdiasdias.
O en O pulsar, que grabará en dos ocasiones, la segunda en 1984 para su disco Velô.
Antes, la conexión ya había empezado a tomar forma en un tema como Acrilírico del álbum Caetano Veloso de 1969. Allí recoge el experimento lingüístico del Finnegan's Wake de Joyce, a partir de la traducción e indicaciones de los hermanos Campos. Y se reúne (tras presentárselo Gilberto Gil) con Rogério Duprat, uno de los genios en la sombra de Tropicália, compositor de bandas sonoras, arreglista y precursor de la música electrónica en Brasil, tras conocer la enseñanzas de Stockhausen y Boulez en Europa y colaborador de muchos de los otros integrantes de la plantilla como Tom Ze y, especialmente, Os Mutantes.
A la luz de lazos tan evidentes, Araçá Azul, el disco experimental por antonomasia del músico de Bahía, aparece como característico de este contacto suyo con la poesía concreta y con los músicos de vanguardia. Este disco de 1973 es un homenaje al fundador de otro de los movimientos esenciales del Brasil del siglo XX, la "Antropofagia" (lanzado por Oswald de Andrade en 1928) y de los poetas concretos. La amalgama de música con ruidos de la ciudad, ritmos y voces afro-brasileños con rock y psicodelia cobija el vanguardismo musical y una clase de canción hablada no melódica, sin apenas sentido y lenguaje no discursivo ni narrativo. Una herencia experimental poética adaptada, engullida y devuelta con vida. El intercambio de roles entre la vanguardia neoconcretista y el pop parece haberse dado totalmente en canciones como De Conversa/ Cravo E Canela o Júlia/Moreno.
La tendencia se mantendrá en su siguiente LP Jóia de 1975, que guarda composiciones que evidencian tal constante como Asa, o Guá, o Tudo tudo tudo, o también Lua, lua, lua, lua.
Aunque Caetano fue el principal, claro, no fue el único de los músicos del Tropicalismo en confundirse con la poesía concreta y verbi-voco-visual. El mismo año de Araça Azul, Gal Costa grababa la composición de clara inspiración concreta de Veloso y Pedro Novis Relance.
Y, también en 1973, Tom Zé publica Todos os Olhos que contiene una canción, Cademar, con breve letra de Augusto de Campos.
Hasta un joven Roberto Carlos (desde una década antes soberano del programa televisivo Jovem Guarda con el que el pop anglo hizo su desembarco en Brasil) canta junto a Caetano a Ferreira Gullar.
¿Y Gilberto Gil? Bueno, la suya es quizá la conexión que más cerca estaba de mi apéndice olfativo y, precisamente por eso, la que más tarde he visto. Gil (acompañado musicalmente de, sí, de nuevo, Veloso), fue en realidad el primero en verter, no sin cierto aire burlón entre crítico y paródico, de la propia vanguardia de la alta cultura, el neoconcretismo y lo verbo-voco-visual en la célebre Batmacumba. La popularizaron Os Mutantes con su primer LP pero casi a la vez salió incluida en el disco colectivo de 1968, esa especie de manifiesto Tropicalista que es Tropicália ou Panis et Circensis. La canción, sobre todo la letra, sintetizan el sincretismo heredero del movimiento Antropófago arriba mencionado (zamparse al otro para incorporar sus logros). "Batman", "Yeah Yeah" y "Macumba" (que originalmente significa tambor), término para referirse a los rituales mágico-religiosos de origen africano o, de modo peyorativo, a la magia negra. Candomblé, onomatopeya rock, murciélago-vampiro, beat. Música de percusión popular y animismo con la forma de un poema concreto.
Empezábamos este viaje de días con Alienación y magia negra de Artaud, el poema que abre la imprescindible exposición sobre sus espectros que han plantado en el Reina Sofía. Y ahora uno no puede más que mirar más atrás y llegar, no quizá hasta el origen (¿Mallarmé y sus caligramas?) pero sí hasta uno de los primeros intentos serios de minar el lenguaje hasta reducirlo a su condición más ancestral y precultural, de esta recuperación de la letra, el fonema y el sonido vocal como vehículos de conjuro: su la Ursonate, o sonata de sonidos primitivos de ese dadaísta a su manera que fue Kurt Schwitters. Parece posible conectar Batmacumba y Ursonate, si uno ha caminado por encima de las huellas fantasmales dejadas por Artaud en la nieve del sonido…
fafardi
ta azor
tau ela
auela
tara
ila
FIN