El Cultural

Resistencia musical

3 diciembre, 2012 01:00

Llega a las pantallas españolas la tercera temporada de 'Treme', el retrato del creador de 'The Wire' sobre la ciudad de Nueva Orleans post-Katrina. El 16 de diciembre se estrena en el canal TNT.

La indignación social se ha colado en la teleficción norteamericana a través de diversas series. Una indignación que se manifiesta de muchos modos. Iluminada propone formas de rebeldía frente a los oligopolios comerciales, Boss en su segunda temporada lleva el descrédito moral de la política a niveles casi caricaturescos, Boardwalk Empire (muy bien afinada en su tercer año) apunta a los mismos sistemas fundacionales de la corrupción y la plutocracia, etc. La expresión de la rabia en Treme es distinta, se impregna de una postura ética capaz de preguntarse por las formas de resistencia y lucha social a pie de campo, pegadas a la investigación periodísticas, que no están teñidas de utopías o nihilismos.

Ese señor tan pertinaz como perspicaz llamado David Simon ha venido dando forma televisiva a su indignación frente a los abusos sociales y los efectos del fracaso del capitalismo durante los últimos veinte años. Homicide: Life On the Street, The Corner, The Wire, Generation Kill y Treme forman la espina dorsal del activismo social y cultural en la teleficción norteamericana. David Simon es un pesimista, pero como el propio leit motiv de la serie y las motivaciones de todos los personajes, se resiste a claudicar. Uno de los aspectos más interesantes de su obra es cómo ha ido evolucionando en sus procedimientos narrativos. El retrato coral y balzaquiano de The Wire, con la descripción minuciosa de las fuerzas de organización social en las grandes ciudades, se alía en Treme con el espíritu y la materia musical de Nueva Orleans.

La season 3 de Treme arranca en septiembre de 2007, dos años después de la destrucción, y sigue por supuesto retratando el esfuerzo de la población de Nueva Orleans por salir a flote, recuperar sus casas, sus trabajos, su dignidad. Pero, sobre todo, los esfuerzos se concentran en recuperar la identidad colectiva, que está al borde de la extinción frente a los planes de remodelación urbanística. El trayecto de los personajes permanece en conflicto perpetuo con la deshumanización de todos los sistemas (el jurídico, policial y urbanístico, y también la industria musical y gastronómica), si bien la principal tensión proviene de cómo conjugar la historia y la contemporaneidad, el pretérito y el futuro, el deber histórico de preservar su tradición pero también la necesidad de sobreponerse a los traumas y mirar hacia adelante.

La grandeza del patrimonio musical juega en este sentido un papel fundamental, que es lo que en gran parte diferencia a Treme de The Wire, pues varias líneas narrativas no cesan de hacerse eco y de generar ciertos déjà vu en el espectador (la educación pública en sectores marginales, los casos de corrupción y abuso policial, la especulación inmobiliaria, etc.). La incidencia de la música en Treme convierte a la serie de David Simon y Eric Overmyer en un verdadero musical, en el que la música casi siempre es de carácter diegético, interpretada en directo por los músicos-actores, que convierten cada episodio en una suerte de álbum musical con una extraordinaria selección de temas clásicos y nuevos. Nunca se ha volcado tanta profesionalidad, pasión y dedicación por la música tradicional americana en una serie televisiva. Lógicamente, los instantes musicales proporcionan amplios fragmentos de digresión narrativa, poniendo atención a detalles y situaciones sin énfasis dramático, estrictamente emocional. Como si adoptara las técnicas de improvisación del jazz, Treme abre sus ventanas a la frescura de lo incidental y de lo inesperado. Es ahí donde residen su encanto y su magia.

Los procedimientos de resistencia de la serie, por tanto, vienen no sólo dados por su forma de reflejar fielmente el estado post-Katrina de la ciudad devastada, denunciando la negligencia generalizada, sino apelando a la emoción del jazz, el blues, el folk y demás estilos de la música popular de Estados Unidos, que es donde todo acaba confluyendo. En este sentido, probablemente lo más disfrutable de la tercera temporada de Treme es el proyecto de ópera-jazz que trata de sacar adelante DJ Davis (Steve Zahn), una coartada argumental para hacer desfilar por la serie en numerosos cameos, y con interpretaciones en directo, a grandes leyendas locales en conjunción con músicos contemporáneos: Fats Domino, Al Johnson, Dr. John, The Dirty Dozen Brass Band, Henry Butler, John Cleary, Tom Mc Dermott, Aurora Nealand, The Radiators, etc. Es a través de la música, especialmente con el tema de Steve Earle This City, que Treme alza su indignación, su resistencia y, sobre todo, su poesía.