Image: Chema Madoz

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El Cultural

Chema Madoz

"Jamás pensé que se despreciaría tanto a la cultura en España"

18 enero, 2013 01:00

Chema Madoz. Foto: Nacho Alcalá.

Inaugura la exposición 'Chema Madoz (2000-2005)' en Las Cigarreras de Alicante

Si Chema Madoz (Madrid, 1958) se frenase un instante antes de presionar el disparador de su cámara, su trabajo podría dejar de calificarse como fotografía. Y no perdería entidad. Porque en ese segundo previo sus obras son esculturas, instalaciones, intervenciones... El papel fotográfico es el que da uniformidad a su universo creativo. En él reescribe el guión que lo cotidiano, y el sentido utilitarista, otorga a los objetos. El artista madrileño los libera de significados acuñados por la rutina y les otorga otros nuevos. La realidad es siempre más compleja y proteica de lo que parece. Es lo que nos demuestra Madoz, ganador del Premio Nacional de Fotografía en el 2000. La exposición organizada a raíz de aquel galardón, que ha recorrido buena parte del país (también ha hecho escala en Rusia y América Latina), llega ahora a Las Cigarreras de Alicante. Buena oportunidad para asomarse a al rompecabezas de símbolos de un fotógrafo que no descarta mutar en escultor, vídeoartista... "O veremos".

Pregunta.- ¿En sus hallazgos cuánto hay de fortuito y cuánto de búsqueda obstinada?
Respuesta.- Hay de todo. De lo uno y de lo otro. Mientras estás trabajando puede sufrir tropiezos fortuitos que luego puedes utilizar y resultar valiosos. Pero, con tropiezo o sin tropiezo, siempre hay una reflexión. Muchas veces parto de una idea o una sensación previa y busco elemento para poder articularla y expresarla. Otras es el azar el que me brinda el hallazgo. Pero en estos casos también hay un análisis, sólo que la hago a posteriori. Estudio su sentido y las lecturas que se pueden hacer de él. Si veo que no pasa del chiste o el gag gratuito, lo descarto. Si compruebo que es una nueva vía para observar la realidad.

P.- ¿Nunca se ha planteado abrir el objetivo para hacer otro tipo de fotografía, fuera del laboratorio?
R.- El resultado, al ser siempre una fotografía, es muy homogéneo, muy cerrado. Pero el proceso de trabajo es mucho más dispar de lo que aparenta. A veces lo que fotografío podría considerarse una instalación, una intervención, una escultura... Yo no vivo encerrado en el estudio. Mis fotografías surgen del contacto con el entorno. Además, es muy claro, creo, que la naturaleza va cobrando mayor protagonismo en mi obra en los últimos años. Mi fotografía se va abriendo.

P.-¿Y por qué no se queda en el paso previo al click: en el de la instalación, la escultura...?
R.- Bueno, es una hipótesis de trabajo para el futuro que no descarto. Incluso pienso en la posibilidad de que el resultado pueda ser un vídeo. Veremos. Yo estoy abierto.

P.-¿Para ver en los objetos lo que el resto de los mortales no ve hay que entrenar la mirada?
R.- En parte, sí. Es un trabajo de decantación para llegar a lo básico. Es lo que ido haciendo estos años: caminar hacia la esencia. Intento que la imagen quede desprovista de todo lo accesorio, para hacer un ejercicio de comunicación, utilizando los recursos mínimos y exprimiendo al máximo sus posibles conexiones simbólicas. En eso me esfuerzo. No es algo que me salga según me levanto por la mañana, algo innato.

P.-¿Qué efecto le interesa producir en el espectador: que rompa el guión que la rutina asigna a los objetos?
R.- Todo aquello que nos rodea día a día tiende a cobrar una tonalidad grisácea y deja de llamarnos la atención. Es ahí donde incide mi fotografía. La intención es ofrecer lecturas nuevas de ese cúmulo de objetos que nos acompañan cotidianamente. Es algo similar a la literatura, que te ofrece unos ojos distintos a los tuyos distintos para asomarte al mundo.

P.- De hecho, su obra está muy emparentada con los juegos lingüísticos y con la literatura. ¿Hay algún autor literario que te haya inspirado en particular?
R.- Si intento buscar influencias claras y nítidas, siempre me acaba pareciendo un ejercicio complicado. No encuentro nombres concretos. Creo que ese impulso que viene de los libros es muy amplio y vago, más del propio concepto de literatura en sí que de autores concretos. Aunque te podría citar como escritores fundamentales para mí a Borges, Queneau, Perec... Seguro que andan en algún sustrato de mi obra pero, ya digo, no es algo consciente.

P.-¿Y Ramón Gómez de la Serna y sus greguerías? Usted publicó un libro que ilustraba alguna de ellas.
R.- Hay una cierta cercanía. Gómez de la Serna tiene obras maravillosas, de un humor apabullante, que con dos líneas desactiva la idea de realidad. La única pega que le pondría es que en algunos momentos ese sentido del humor puede resultar demasiado evidente. No soy partidario de comparar mi obra con sus greguerías pero es cierto que hay algunos hilos que las comunican.

P.-¿Están heridas de muerte las artes plásticas en España con tanto recorte y tanta subida del IVA?
R.- Yo a todos los artistas que conozco están inmersos en proyectos, luchando por sacarlos adelante. Pero la situación es lamentable. Jamás pensé que se llegaría en nuestro país a tamaño desprecio por la cultura. No se le pueden poner más zancadillas ya.

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