Debieron de ser varios veranos, pero yo los recuerdo como si fueran solo uno. Vivíamos entonces en la calle Alcalde Sainz de Baranda, de Madrid, y en casa no debía de haber dinero para alquilar un apartamento en la playa la primera quincena de julio. Así que mis cuatro hermanos y yo veraneábamos en el Retiro, a diez minutos de nuestra casa. Me veo sentado en el Paseo de coches, a la sombra de los cedros que lo bordean a la altura de la antigua casa de fieras. Mi hermana pequeña está sentada en suelo, jugando con la tierra, rodeada de cubos y palas. Yo estoy a su lado, sentado en un banco, leyendo con los ojos como antorchas Los Cinco en peligro o Los Cinco en las Rocas del Diablo o Los Cinco se escapan, maravillado con los veraneos que se pasaba aquellos muchachos de mi edad: excursiones en bicicleta, aventuras, secuestros, contrabandistas, pasadizos, pasteles de carne y cerveza de jengibre. A la hora de comer doblaba una esquinita de la página, cerraba el libro, recogíamos los juguetes, tomaba a mi hermana de la mano y con los demás volvíamos a casa.




Antonio Orejudo (Madrid, 1963) está enredado en estos momentos en una nueva novela. Doctor en filología hispánica, durante siete años fue profesor de literatura española en diferentes universidades de Estados Unidos y pasó un año como investigador invitado en la Universidad de Ámsterdam. En la actualidad es profesor titular en la Universidad de Almería. Es autor de cuatro novelas: 'Fabulosas narraciones por historias' (1996, 2007), 'Ventajas de viajar en tren' (2000), 'Reconstrucción' (2005) y 'Un momento de descanso' (2011).



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