Norma Aleandro en un momento de la actuación de Master Class.
La actriz da vida a María Callas en la obra 'Master Class' de Terrance McNally en los Teatros del Canal
Si alguien se plantea cómo es una diva fuera de nuestro país, cómo se comporta, qué aspecto tiene o a qué se dedica, el alcance de sus palabras y sus movimientos, la perfección de sus actuaciones, la calidez de su voz, su fuerza, alegría y amabilidad; el nombre de esta definición es Norma Aleandro (Buenos Aires, 1936). La actriz, guionista y directora es en sí misma toda una clase magistral que se reinventa con cada obra, cada película, cada paso que da. Ahora pisa España con la obra
Master Class de Terrance McNally, en la que da vida a otra diva de la ópera, María Callas, y que ya fue representada hace 16 años. En esta adaptación, que acoge los Teatros del Canal, Norma Aleandro volverá a demostrar aquello que María Callas afirmaba: "En el escenario es importante hasta el polvo que acumula el suelo".
Pregunta.- Vuelve a los escenarios con una obra que ya interpretó hace 16 años. Para preparar de nuevo el papel, ¿se ha fijado en las actuaciones de entonces o ha vuelto a estudiar el personaje?
Respuesta.- No, no hubiera sido nada divertido. Arrancamos todo de nuevo, ahora tengo una información que en aquel momento no tenía, tuve que hacer todo un trabajo pero ahora busqué nuevas cosas. El trabajo lo centré más en los momentos en el que María (Callas) revive su vida desde su infancia, su adolescencia, los problemas con su cuerpo, sus amores y la tarea con los hijos. Hice hincapié en eso más que en lo anterior.
Es una obra que necesita corporizarse.
P.- ¿Hasta qué punto ha cambiado su visión del personaje interpretado?
R.- Siempre admiré mucho a María Callas, no solo como cantante sino también con la transformación que hizo del mundo de la ópera.
Gracias a Dios ahora tenemos todo lo que ella cambió. Ahora los cantantes son a la vez actores pero antes eso no era así. Admiro ese trabajo porque luchó a contracorriente también con su cuerpo. Era muy gorda y se transformó en un ser alado y su voz, que la trabajó desde que era una niña y llegó a esa voz maravillosa. La ópera, sabemos, siempre ha armado grupos de fanáticos por lo que tenía tanto sus admiradores como sus detractores. Principalmente he trabajado el personaje escuchándola.
P.- ¿Ha sido como volver al pasado? ¿Qué se ha cambiado de la obra respecto a la escenificación de hace 16 años?
R.- Los cantantes y el elenco son diferentes. Salvo una cantante, tenemos dos sopranos y un tenor. Realmente son personas excepcionales, Lucila Gandolfo, Carolina Gómez y el pianista Santiago Rosso. Son jóvenes y con un futuro muy grande.
Llevamos dos años trabajando, primero estuvimos un año en el Teatro Maipo (Buenos Aires) y ahora estamos de gira.
P.- El público que asistirá a la obra va a ser de una generación diferente. ¿Cómo se enfrenta a ello? ¿Cree que el éxito será el mismo que antaño?
R.- Nunca se sabe.
El éxito es tan ajeno al trabajo que uno hace... Hay algunas cosas que tienen éxito y uno no se explica el por qué y al revés. Al final el éxito no depende de uno, solo la calidad de la función y de nuestro esfuerzo y nos preocupamos de que tenga una calidad elevada.
P-.- ¿Qué supone para usted interpretar a María Callas?
R.- Supone una nueva creación de personaje. Muy lejano a mí, es uno de los personajes que más me gusta hacer.
Tenemos en común el carácter, pienso como ella respecto al arte y a cerca de lo que hay que hacer en el escenario pero no concuerdo con la manera tan dura de enseñar que tenía ella.
P.- ¿Qué es lo que más le emociona de esta obra?
R.- Me emocionan los momentos en que ella revive su vida, más allá de la gracia que tiene para decir y hacer las cosas, que lo aprovechaba hasta para enseñar. Pero
lo que más me gusta son los flashbacks donde la vemos viviendo momentos de su vida muy complejos como cuando perdió la voz cuando su amado la retiró de los escenarios y cuando quiso volver ya no tenía la voz de antes. Los momentos de debut en su momento álgido y los problemas a los que se tuvo que enfrentar.
P.- ¿Cómo hace para actuar cada noche y no caer en la rutina? ¿Dejan parte de improvisación durante la obra?
R.- Es un problema que trabajo mucho cuando enseño y, también, con los compañeros. Es un esfuerzo no hacer el mismo senderito que hicimos el día anterior y eso sin cambiar la partitura, que es la voz.
Hay que buscar y provocar estímulos en el espectador y no repetir lo mismo aunque sin perder la esencia de la obra. Pero no dejamos nada a la improvisación porque si no se desarma la pieza. Es difícil de explicar de una manera técnica, es como una nueva forma de hacer la misma redacción. Hay que ir buscando variantes bastante claras para el compañero y escuchar al otro. Ese es
el principal problema, que nos cuesta escuchar en la vida en general.
P.- La María Callas de la obra ofrece una clase a tres alumnos en la que les dice que la pasión y la disciplina son los ingredientes para el éxito. Aparte de estas dos características, ¿Está de acuerdo con esta afirmación?
R.- Es indispensable. Hay gente que tiene talento para otras cosas, pero todo tiene un trabajo de técnica para que el talento no se devalúe.
P.- Se retrata a una María Callas que se enamora de un hombre y por ello deja su pasión que es la ópera. ¿Haría algo así Norma Aleandro?
R.- Nunca me lo ha propuesto y no creo que lo haga. Mi marido, con quien llevo casada muchos años ama lo que hago. Doy, claro, más importancia a la vida que al teatro, pero
si tal vez hubiera vivido lo mismo que María Callas quién sabe...
P.-Si tuviera que dar una Master Class, ¿qué consejos daría a las nuevas generaciones de actores?
R.- Más que dar consejos
intercambiaría conocimientos con los alumnos, profesionales y todas las personas que asistieran. Siempre un intercambio y sobre todo lo que yo he podido experimentar técnicamente, con técnicas conocidas y con otras que he ido yo desarrollando. Pero básicamente, intercambiar conocimientos más que dar consejos.
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