Image: Juan Ignacio Guijarro

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El Cultural

Juan Ignacio Guijarro

"El jazz cumplía una misión espiritual que la poesía también intenta transmitir"

8 enero, 2014 01:00

Juan Ignacio Guijarro

El profesor de la Universidad de Sevilla publica Fruta extraña. Casi un siglo de poesía española del jazz, una antología que recorre la huella del jazz en la poesía española del último siglo

Algunas tardes, Billie Holiday pone su rosa enferma en mis oídos, dice Antonio Gamoneda en uno de sus poemas. ¿Por qué habla de la cantante? La poesía sobre el jazz lleva casi un siglo dándose entre los eruditos de las letras. Tanto es así, que Juan Ignacio Guijarro, junto con la editorial Vandalia, ha elaborado una antología que reúne las mejores poesías de jazz de los mejores poetas españoles del último siglo. Fruta extraña. Casi un siglo de poesía española del jazz, hace un homenaje en su título a la mítica estrella del género donde se conjugan 154 poemas llenos de ritmo y compases. Desde los poetas Emilio Carrere hasta Rodrigo Olay pasando por artistas del jazz como Miles Davis a Louis Armstrong. Con su voz de penumbra el saxo duele / porque dice mi vida mejor que las palabras, / las cosas que yo soy, el oro viejo. Poemas bailables. Jazz leído.

Pregunta.- ¿Cómo surge la idea de este libro?
Respuesta.- Surge de Vandalia que me propuso si me interesaba hacer una antología entre la conexión de poesía y jazz. No había otro antecedente de este tipo, solo en el 2000 en Litoral se recopilaban diversos textos de jazz relacionados con la música pero no solo de poesía, sino de diversos géneros y lugares. De modo que este es el primero dedicado a la poesía. Descubrí que había material para dar salida a un volumen como este.

P.- ¿Cuándo comienza su relación entre la poesía y la música?
R.- En música, realmente, hace muchos años a nivel personal y el libro deriva de una Máster de Literatura General y Comparada que ya no existe. Impartía la asignatura que relacionaba jazz y poesía, yo veía poemas, canciones, a Cortázar, sobre todo El Perseguidor. Así que el libro es el resultado de esos 4 años de enseñanza.

P.- ¿Por qué cree usted que los poetas se sienten inspirados por el jazz?
R.- Imagino que al principio el jazz fue como una introducción, era algo novedoso, desenfadado, idóneo para los años 20 y las vanguardias. Cumplía una misión espiritual y vital que ha ido ganando riqueza. Transmite melancolía, nocturnidad que son ideas que la poesía también intenta transmitir. Ahora es más minoritario, son artistas con muy poca recepción social. Imagino que se ven reflejados en esos músicos con vidas desgraciadas. Es esa imagen decimonónica del artista maldito y la sociedad que se margina y no comprende.

P.- Ha recopilado a un gran número de nombres importantes de la poesía española. ¿Qué criterios ha seguido para realizar la antología?
R.- El primero intentar que tuvieran un nivel de calidad exigible, por descontado. Había poemas que no podían entrar por su nivel. He intentado cubrir los acercamientos, tendencias y escuelas. También he querido incluir voces femeninas, que hay pocas, y casi todas las he incluido. Por otro lado, he escogido poemas de las lenguas oficiales; los que más abundan son en catalán. También en gallego pero no he encontrado nada en euskera y espero encontrar algo.

P.- Al parecer figuras más trágicas del jazz como Billy Holiday o Charlie Parker han inspirado más poemas que personas como Ella Fitzgerald, una de las grandes de este estilo. ¿Por qué cree que ha pasado esto?
R.- Imagino que es porque tienen mayor atractivo. La figura del incomprendido, del artista que da su vida por su pasión. Más tarde, se escribe sobre Chet Baker, que se ha cumplido 25 años de su muerte. Antonio Lucas, por ejemplo, le dedicada un poema, pero no hay tanta cantidad porque adquiere una figura trascendente recientemente. O John Coltrane que murió por una enfermedad.

P.- Se recoge un siglo de lazo entre jazz y poesía. Durante todo este tiempo tanto un género como otro han ido evolucionando. ¿Cuándo se vuelve importante esta unión?
R.- El jazz se forma muy rápido. Cuando se inicia en Nueva Orleans, es un género para bailar y hoy en día no es así, nadie baila jazz, o muy pocos. Es curioso cómo ha cambiado. A día de hoy se baila Rock and Roll. Las personas que bailan jazz son un número de gente de minoría culta y en silencio. Su función social y lúdica ha cambiado mucho y se refleja en la poesía, que se vuelve más reflexiva y trascendental.

P.- A su vez, la poesía sobre jazz ha ido evolucionando hacia ritmos del propio género del jazz, más rítmicos e improvisados.
R.- Sí, se emplea la musicalidad, los juegos de palabras, la repetición de sílabas imitando el ritmo tan fuerte de la música.

P.- ¿Qué acogida tuvo, inicialmente, el jazz en España?
R.- Mucha gente estaba en contra porque era algo desconocido y de origen negro de modo que no lo veían con buenos ojos. El primer poema de la antología es de Emilio Carrere y critica el jazz porque defiende el pasodoble, más castizo. Pero la mayoría son positivos.

P.- ¿Qué etapa poética es la más prolífica o importante en su nexo con el jazz?
R.- La etapa más prolífica son los últimos 24 años. En cambio, la etapa de mayor brillantez llegó con los Novísimos, quienes asumen sin cortapisa la cultura popular. Vázquez Montalbán escribía sobre Concha Piquer y la copla, por ejemplo. Así que la corriente que consolida la poesía jazz es el Novísimo.

P.- Si nos paramos a pensar en la literatura afroamericana, nos damos cuenta de que en España se conocen pocos autores. ¿La culpa es nuestra o es que Estados Unidos no exporta tanto esa literatura?
R.- Hay poco conocimiento. Incluso con Obama se pensaba que se iba a dar a conocer más, pero no. Estados Unidos ha adquirido importancia literaria en los últimos 25 años. Hay muchos escritores afroamericanos que están consagrados y aquí se desconocen, solo hablamos de escritores como Paul Auster. Lo comento en el prólogo porque es llamativo que haya tanta carencia. Creo que es falta de conocimiento e interés. Supongo que Estados Unidos querrá exportar todo lo que puedan pero, a lo mejor, es que no hay público. Aun así, los escritores deberían tener un conocimiento más vasto. Echaba en falta que alguien reivindicara a autores contemporáneos como Langston Hughs. Era muy importante, Lorca lo conoció en Nueva York pero en España no lo conoce nadie y me da pena. Se ha publicado una antología muy breve y me parece una pérdida de una literatura muy rica que aporta una visión diferente Estados Unidos.

Fruta extraña. Casi un siglo de poesía española del jazz. Selección de poemas.

Concha Méndez
Inquietudes (1926), Jazz-Band

Ritmo cordado.
Luces vibrantes.
Campanas histéricas.
Astros fulminantes.

Erotismos.
Licores rebosantes.
Juegos de niños.
Acordes delirantes.

Jazz-band. Rascacielos
Diáfanos cristales
Exóticos murmullos.
Quejido de metales.

Gabriel Celaya
Música de baile (1967)

Un cálido sonido sube lento,
Gorgotea en el saxo casi, asfixiado.
El piano da diente con diente; y le acompaña,
Llorando y delirando, la trompeta.
La batería suena, ya fuera de este mundo,
Y el violón si llora es detrás de algún muro.
Estoy tan solo, amigos, como ese clarinete,
Y tan enamorado como el trombón de varas.
Estoy tan loco, amigos, como la batería,
Y tan lo que no digo como el contrabajo,
Mientras suena el piano tecleando un secreto.

José María Fonollosa
West 52nd Street, Ciudad del hombre, New York (1990)

El jazz se está muriendo. Agonizante
aún da lecciones, mientras los siniestros
grupos de blancos buitres le rodean
y hunden su pico en la carne aún viva.
Los negros le abandonan. Tienen prisa
en llegar al despacho, profesiones,
cargos ejecutivos o al Senado.
Se sienten importantes en su empleo
pues pisan un terreno antes prohibido.
Y el jazz se está muriendo sin su ayuda.
Y los blancos aguardan el relevo.
Os quitarán el jazz. Y sin "swing", preso
en el papel pautado, asomará
su esquelético cuerpo entre las rejas.
Le integrarán, como a vosotros, negros,
en su sólida cárcel de sonidos.
Habría que hacer algo. Debería
alguien romper el vidrio de la alarma
y alertar a la gente. La elección
entre el dolor de un pueblo y la obra de arte
excepcional, no ofrece duda alguna.
Se nos está muriendo el jazz, la música
despreciada y amada. Humana. Mágica.
El oscuro milagro de este siglo.
La gran creación del negro de Norteamérica.

José Ángel Valente
Cincuentenario, Mandorla (1982)

En mi cincuenta aniversario,
solo o mientras se oía
el piano de Thelonius Monk mojado por la lluvia,
tuve dolor costal y fuertes calenturas,
coloqué como pude un pétalo en el ojo
izquierdo,
saqué brillo al derecho y fuerzas de miseria
y en posición marcial saludé a las modestas
señales del futuro.

Antonio Gamoneda
Arden las pérdidas (2003)

La memoria es mortal. Algunas tardes, Billie Holiday pone su
rosa enferma en mis oídos.
Algunas tardes me sorprendo
lejos de mí, llorando.

Manuel Vázquez Montalbán
Una educación sentimental (1967), Jamboree

La muchacha era negra y cantaba
una experiencia agridulce, metálica
de micrófono, metálico hielo usado
en la penumbra del vaso opaco
gin
y manos espontáneas abofeteándose
en la bromúrica África europea del sábado
Baudelaire
estaba detrás del frenesí de las caderas
cadenciosas de muchachas emancipadas
abiertas al sol nocturnos del saco
y nadie
intentaba decir a los Navy: yankee
go home, porque los yanquees - tal vez
exiliados de algún Harlem blanco- escalaban
el estrado en un salto de tragamillas
o de puntero de rugby en el partido cumbre
para recuperar el jazz y amable
en el piano de aquel pianista poeta
sabio como un soltero sin compromisos
lícitos
y batíamos palmas si la muchacha
negra nos cantaba Remember When, ya tarde,
hacia las tres de la mañana, cuando
en la plaza exterior, con estatua,
vomitaba algún padre de familia
y
abajo
-en Jamboree- la triste risa negra de Gloria
nocturna como su pies y su voz de Ella
Fitzegerald tímida, nos hacía inteligentes
de libros y cuba libres, comprobando
que
tampoco había sido aquel el octavo,
el tan esperado octavo día de la semana.

Joan Margarit
Los motivos del lobo (1993), Versos para Billie

Abrázame -pedías.
Embraceable you, dice
tu voz, que a la vez suena
desgarrada y brillante.
Abrázame: quedaba,
para el final, un año.
Los vasos entrechocan
y los muertos te aplauden:
venas como cloacas
arrastran una espesa
melodía de saxo.
Es aquella voz negra
que fregó los peldaños
de mármol blanco,
o gritó en una bronca
de algún burdel de Harlem.
La voz como la lluvia
que limpiaba en la cárcel de mujeres
la suciedad de los cristales.
La voz de extraños frutos
colgados de los árboles
en el gran Sur del mundo.

Felipe Benítez Reyes
Vidas improbables (1995), Jazz Band
El sonido delgado
como el iris
del lanzador de cuchillos de aquel circo barroco
que recorría mi niñez
de condición quimérica

el alfiler con óxido del saxo
tenor
hundido como un talismán de olvido y de infortunio
en el sexo civilizado
de la mulata melancólica
que aún sueña con los ojos de los búhos

qué es esto? Me dirá Y usted
qué hace con un tigre de charol
entre sus manos
en este siglo en que Rilke y los jazmines
son cadáveres finos?

El tacón de una golfa
se está hundiendo en la nieve
y el marqués fusilado
huye en una berlina

Maten ya de una vez a Louis Armstrong
con una escala mixolidia
afilada como un puñal
> como un puñal
Maten ya POR FAVOR al negro emocionado.

Antonio Lucas
Lucernario (1999), Cuando escuchas a Chet Baker

Te he buscado por el trópico caliente de los gritos
allí donde la luz se olvida para que dos se encuentren.
Te he buscado por mi sangre
por los mapas de la niebla
y en la turbia matemática del mar o del abrazo

Te he buscado como un niño
con su crimen de palomas
azul
secretamente
como pájaro salvaje

Pero qué alto beso es este
que arranca la hojarasca de los cuerpos arrasados
qué herrumbrosa muerte perforada
sometida al murmullo y a los dioses?

Igual que si una fuente modelara el silencio que la
envuelve
y grito de luz fuera la esquina de los ojos
así como si el sueño de una gota
principio fuera del olvido
o fuese frío ámbar nuestra boca sobre el pecho
tú me encontrarás mordiendo astrologías
como un misterio que descansa
y se demora.

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