Flavia Company. Foto: Laura Zorrilla
La escritora acaba de presentar Por mis muertos (Páginas de Espuma), su último libro de relatos
Pregunta.- ¿Por mis muertos, su última recopilación de cuentos, es un homenaje a todos los seres queridos -o no tan queridos- que han dejado el mundo de la escritora?
Respuesta.- La literatura es siempre un diálogo con la tradición, con quienes han escrito y pensado y vivido y sufrido antes que nosotros. Nada es que no haya sido. Nada nos ocurre que de un modo u otro no haya pasado a quienes nos antecedieron. Homenaje, memoria, consciencia, deuda y aprendizaje. Revisión de la herencia. Descubrimiento de lo que no es propio.
P.- Tiene en la portada de su blog una imagen de la proa de un barco. También su primer cuento trata del mar, de marineros, de barcos. ¿Qué significado tiene el mar para usted?
R.- Soy navegante. Y me gusta la vela. Esa foto que aparece en el blog es de mi barco, El Proteo. A veces creo que empecé a navegar para pensar en la vida, para reflexionar sobre sus equivocadas prioridades, para analizarlas y descartarlas. Es decir, para cambiarlas si era preciso. No hay nada como adentrarse en el silencio y la lejanía para comprender de una manera radical hasta qué punto nos confunde la necesidad de fabricar y conservar una imagen, la necesidad de pertenecer.
P.- Usted que ha nacido en Argentina pero vive en Barcelona, ¿se puede decir que la distancia aviva los recuerdos?
R.- La distancia resalta algunos recuerdos, como si los subrayara. La distancia es un punto de vista que destapa lo que de cerca es imperceptible. Como escribiera Grace Paley "la verdad cuando encuentra su nivel flota". Alejarse es una de las maneras que existen para dar lugar a ese nivel.
P.- Algunos de sus narradores se acuerdan de detalles de una historia, pero quizá no de toda ella. ¿Esa lucha de reencontrar el momento, el personaje, el tiempo, es una de las características de un escritor?
R.- Se ha dicho muchas veces que el escritor trabaja para reconstruir la memoria. La literatura es uno de los posibles antídotos contra el olvido. La literatura es también una forma de estructurar la realidad a partir de parámetros distintos a los cotidianos. Con las palabras se elige lo que se cuenta: es una forma de recordar que quizás también escribimos la vida. Es decir, la elegimos. Ser conscientes de ello es importante. Saber que vivimos lo que recordaremos. Hay que elegir lo que recordaremos. Hay que elegir lo que vivimos.
P.- En su libro de cuentos parece demostrarnos que el ser humano solo puede hablar de su vida, de su pasado, a través de la ficción.
R.- Es cierto. Solo y exclusivamente. La única manera que tenemos de referirnos a la realidad completa es solo en el momento de vivirla, de experimentarla en el aquí y en el ahora. El resto es invención de la mente.
P.- En algunos de sus cuentos, como el "Número cincuenta y cinco", el personaje parece luchar contra las reglas de la burocracia. ¿El escritor acusa la lucha contra la inamovible realidad social?
R.- El problema sobreviene cuando las normas, en vez de ayudarnos a vivir, nos enfrentan. No tiene demasiado sentido que los instrumentos que hemos ido creando para convivir se conviertan en el origen de nuestros conflictos. Deberíamos poder apelar más a menudo al sentido común, pero para ellos sería necesario plantear serias reformas en el sistema educativo.
P.- En otros se pregunta sobre la función del escritor, su vida, su soledad. ¿Qué significa exactamente el ser escritor?
R.- Ser escritor es estar escribiendo. Solo se es escritor mientras se escribe. La escritura es la realidad de quien escribe. No hay etiqueta válida más que la que a cada instante nos granjean nuestras acciones. Lo importante es ser. No ser algo en concreto. Yo soy y, a veces, he escrito. Quizá vuelva a hacerlo.
P.- ¿Podríamos decir que el escribir es jugar con los recuerdos?
R.- Escribir es, para mí, el intento de entrar en contacto con lo invisible, lo intangible, el misterio.