-¿Qué libro tiene entre manos?

-Los artículos de Álvaro Cunqueiro: como son varios tomos, tengo para rato.

-¿Ha abandonado algún otro por imposible?

-Por imposible, ninguno. Por aburrimiento o desinterés, muchos, como la jaleada Casa de Hojas de Danielewski.

-¿Con qué escritor le gustaría tomarse un café mañana?

-Pues ahora mismo con Álvaro Cunqueiro. Y si no puede ser, con Nadiuska.

-¿Cuántas veces va al teatro al año?

-Entre cero y ninguna.

-Cuéntenos alguna experiencia cultural que le cambió su manera de ver la vida.

-En una Semana Cultural del Instituto llevaron a García Calvo. Salí de su intervención hechizado. Leí Cartas de negocios de José Requejo: la fascinación aún me dura. También ver cada viernes La Clave de Balbín o las entrevistas de Soler Serrano o el Estudio 1, comprar cada mes La Luna de Madrid, los libros de bolsillo de Alianza y de Bruguera...

-¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?

-Mucho de lo que entiendo, apenas me emociona. A veces no hay nada que entender. A veces la emoción llega sin necesidad de que tengas que entender nada, con un soberano “porque sí”: por ejemplo Océano sin orillas de Bill Viola. Variando a Nabokov, el órgano imprescindible para ser espectador no es la vista, sino la médula.

-¿Cuál ha sido la última exposición que ha visitado? Ejerza por favor de crítico, en dos o tres líneas.

-Una en Panamá sobre los cien años del canal de Panamá: fascinante. De esas exposiciones que te convierten en niño asombrado ante la magnitud de una empresa de la que sabías poco y te llena de admiración y estupor a partes iguales: admiración por la obra de ingeniería y estupor por el reguero de cadáveres que dejó la empresa.



-¿De qué artista le gustaría tener una obra en su casa?


-De Wyndham Lewis.

-¿Qué música está escuchando? ¿Es de ipod o de vinilo?

-No escucho mucha música. Cuando la escucho, nunca es como telón de fondo. La suelo escuchar en el ordenador: de Goran Bregovic a los gitanos de mi pueblo, pasando por David Bowie o Paolo Conte o Chavela Vargas.

-¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo?

-Lo suficiente como para practicarla. Me sirve para preguntar cómo están hechas las obras que por alguna razón me han emocionado o en qué fallan las que me han decepcionado. Me impresionan libros que consiguen alumbrar las obras sobre las que discurren: por ejemplo La Sentencia de las Armas de Gil Bera. Libros que consiguen hacerle un hueco en el canon a autores olvidados: por ejemplo Las armas y las letras de Trapiello. La crítica decisiva es siempre creación.

-¿Es usted de los que recela del cine español?

-Me parece tontería pedirle el pasaporte a una película o a un libro.

-¿Cuál es la película que más veces ha visto?

-Me gustaría responder que La quimera del oro de Chaplin, pero me temo que la verdad es El Rey León.

-¿Qué libro debe leer urgentemente el presidente del Gobierno?

-Los tres tomos de memorias de Jordi Pujol. Curiosamente he notado en las librerías de viejo que se han abaratado mucho, ahora están a 2 euros. Pero seguirán bajando.

-¿Le gusta España? Dénos sus razones.

-No me lo he planteado nunca así. Supongo que sí que me gusta, porque vivo aquí pudiendo no hacerlo pero solo tengo razones sentimentales, o sea, no tengo razones.

-Regálenos una idea para mejorar nuestra situación cultural.

-Camaradas redactores-jefe de cultura, camaradas directores de suplementos culturales: ¡dejad de rendirle pleitesía al agendismo! ¡inventad la actualidad! ¡no transijáis con la idea de que hay que ser breves y rápidos e informar en flashes como hacen en la tele donde a los escritores se les graba media hora para emitir dos minutos y los tertulianos de Sálvame pueden estar media hora lanzándonos sus monólogos!

-¿La mejor Marca España?

-La playa de Punta Umbría, el skyline de Sevilla, Entre dos aguas de Paco de Lucía, el gazpacho, Velázquez, Don Quijote de la Mancha.