Pilar Albarracín

La artista inaugura hoy su primera exposición individual en la galería Javier López de Madrid: El nuevo mundo

Pilar Albarracín (Sevilla, 1968) es una de las artistas contemporáneas más controvertidas del panorama nacional. Con importante reconocimiento internacional, la andaluza, que realizó su primera exposición en 1997, ha expuesto en el Musée d'Art Moderne de la Ville de París; el Hamburger Bahnhof, Berlín; el PS1 del MoMA, Nueva York; el Istanbul Modern Sanat Müzesi, Estambul; el National Centre for Contemporary Arts, Moscú o el Museo Kiasma, Helsinki. Llega ahora a Madrid con su último trabajo realizado con las bragas "donadas" por distintas mujeres. Entre la espiritualidad de los mandalas que con estas prendas íntimas ha conformado y el significado que estas poseen como objeto íntimo se mueve la artista que juega siempre entre dos aguas: la crítica y la ironía, el folclore y el discurso de género. Hablamos con ella mientras ultima los detalles del montaje de su primera exposición en la galería Javier López.



Pregunta.- El nuevo mundo ha titulado la exposición, ¿en qué consiste?

Respuesta.- Hay una parte de trabajo producido con anterioridad y que ahora he retomado para seguir trabajando sobre ellos, aunque para esta ocasión he producido instalaciones de gran formato, composiciones que van acompañadas con dibujos en los que el tema que sirve de guía es el tema de género, que me sigue preocupando porque aún hay mucho por resolver. El tema de género desde una mirada tranquila, eso sí, desde la reflexión. También presento una serie de bordados bajo la idea de la suerte, del feng shui, del cosmos.



P.- Y como novedad este llamativo trabajo con las bragas que ha recopilado de cantidad de mujeres de su entorno y con las que hace esta especie de mandalas...

R.- De España y de fuera, sí, hay bragas de todo tipo, de jóvenes, de mayores, de gordas, de delgadas, festivas, sosas, tangas... Un trabajo que es también un muestrario de personalidades, de energías y de espíritus… Es una representación espiritual (un mandala) pero desde un objeto de uso cotidiano casi invisible, que no se muestra. Esa fina línea entre la espiritualidad y la ironía me gusta y me da qué pensar.



P.- ¿Cómo llegó a este trabajo con la ropa interior femenina?

R.- Quería trabajar en una composición artística que implicase a la gente. Es un proceso largo que me gusta mucho. No sé si ha visto algún reportaje de los monjes buditas haciendo mandalas pero es un trabajo muy laborioso, y lo mismo tuve que hacer yo uniendo una braga de una niña de 16 años con una de una señora de 80, un tanga con una braga más grande. No es una geometría perfecta pero es que en la realidad la perfección no existe, aunque las cosas reales aportan datos, certezas.



P.- Hay también en la exposición unos dibujos que remiten a Valie Export, una de las grandes representantes del arte de género.

R.- Sí. Estoy trabajando en esta serie que personalmente me gusta mucho. En ella hago una interpretación o análisis de las obras de las artistas feministas que han marcado mi generación. En la exposición puede verse mi trabajo sobre la mítica Pánico genital que yo he llamado Del pánico genital (1969) al pánico laboral (2014). Una serie de dibujos en los que comparo las reivindicaciones que se hacían entonces y las que se hacen ahora. En proceso están mis interpretaciones sobre obras de Marina Abramovic y Louise Bourgeois. Proyectos muy a largo plazo que ya irán encontrando su momento de salir.



P.- La pintura de Courbet, El origen del mundo, sobrevuela también toda la muestra, empezando por el título.

R.- Y más concretamente una de las piezas, El secreto, que habla de los diferentes poseedores del famoso cuadro y del juego de superponer capas ante la visión de una realidad de algo que no estamos acostumbrados a ver. Cosas que a veces no se ven si no es con una capa intermedia que haga de parapeto.



Detalle de Mandala Noir

P.- ¿Como la pintura de Courbet, también la visión de la ropa interior femenina, así, descontextualizada produce cierto pudor?

R.- Creo que no da pudor, no. Quizá sorprende el primer golpe de vista porque no te das cuenta de lo que estás viendo y luego, cuando te acercas y te das cuenta de lo que son, ya no hay marcha atrás, ya estás dentro. Es increíble que hoy día, habituados a ver todo tipo de cosas e indecencias, una braga descontextualizada siga sorprendiendo. Hay que tener en cuenta también que la pieza busca el equilibrio y la armonía estética.



P.- En sus obras une el folclore con el discurso de género, ¿qué tiene de folclore y qué de discurso de género?

R.- Hay una parte importante de mi trabajo en la que he indagado en el folclore, la imagen y el estereotipo, siendo española me ha llevado a lo que nos caracteriza: el mundo del flamenco, los toros, fundamentales dentro de nuestra cultura. Si fuera de Laponia trabajaría con renos y con hielo. En el arte yo hablo de las cosas que pasan por mi tamiz, veo el mundo desde lo que yo soy, una mujer española de mi generación.



P.- Y teniendo un color tan español, ¿qué percibe cuando expone fuera?

R.- Hay valores universales y solo cambian las apariencias. Siempre he tenido buena aceptación, hay quien se siente más cercano a la parte más superficial de mi trabajo y otros a la parte más conceptual.



P.- Y con la crítica, ¿cómo se lleva?

R.- No me llevo con las personas por lo que son en su profesión sino por lo que hacen en su vida personal. Los artistas tenemos que tener claro que no vamos a gustar a todo el mundo, yo con que mi obra mueva a una persona ya soy feliz.



P.- ¿Qué tiene su obra de celebración de España y/o de crítica?

R.- Creo que puede tener las dos cosas a la vez, hay mucho bueno y mucho mejorable. Pero a mí me gusta ser positiva. Lo que tenemos es muy valorable, hay que saber escuchar no perder energía en rencillas y dedicarnos a dialogar y trabajar.



P.- ¿Está el arte español con el culo al aire?

R.- No estoy al tanto de la generación más joven. Hay gente que está muy bien pero lo que falta es una buena política de sacar el arte español fuera, hay buen nivel y cuando voy por ahí lo que falla es la presencia.



P.- ¿Cree que hay un déficit de atención en España a los artistas como usted, de media carrera, artistas con larga trayectoria, con exposiciones en centros fuera de España y que parece que aquí nunca les acaba de llegar el momento?

R.- Para mí lo importante es que tengas una buena trayectoria sin importar dónde expongas. Lo que vale es el trabajo a lo largo del tiempo. El arte es una carrera de fondo, y lo esencial es que esa carrera evolucione con coherencia. No hacemos el arte para vender sino para contar historias a veces una buena obra tiene una difícil venta. A veces el equilibrio es complicado.



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