Helena Pimenta
"El humor se desgata muy pronto si está descontextualizado"
20 septiembre, 2014 02:00Helena Pimenta. Foto: Sergio Enríquez-Nistal
La dramaturga y directora teatral presenta en el Teatro Pavón la comedia Donde hay agravios no hay celos de Francisco de Rojas Zorrilla
Pregunta.- Tras la representación en Almagro de Donde hay agravios no hay celos, ¿ha habido algún cambio en la puesta en escena?
Respuesta.- La verdad que en Almagro fue una sorpresa extraordinaria ver que el público lo acogía maravillosamente y se convertía cada noche en una fiesta. Quizá la diferencia de Almagro con el Teatro Pavón es, por un lado, que el espacio era más grande y que el hecho de estar al aire libre en verano se prestaba a esa festividad. Cuando íbamos a hacerlo ahora tenía miedo que se perdiera ese toque pero no se ha perdido el tono festivo. Lo que sí es cierto es que los espectáculos ganan, y sobre todo cuando son comedias y con actores disciplinados como estos, con el paso de las actuaciones. El público te va dando pistas porque es quien completa el espectáculo. Hemos reflexionado de nuevo y lo hemos adaptado al espacio. La comedia es muy divertida y hemos podido profundizar en el carácter de los personajes, son más complejos y tenemos una comedia con un humor muy popular pero también fino cuyos personajes son profundos.
P.- Felipe Pedraza calificó esta obra como "la comedia olvidada", ¿cuál es la importancia de recuperar esta pieza?
R.- He hablado de ello con mucha gente, con hispanistas y especialistas en el Siglo de Oro y desde luego hay momento en el que Lope y Calderón ocupan y se comen todo el mercado de la época, porque verdaderamente son muy brillantes pero eso no quiere decir que este no lo sea. Curiosamente los extranjeros lo entendieron muy bien y copiaron la obra. Esa ironía que se gasta el autor, ese parodiar el sentido del honor exacerbado quizá no fue bien visto en algunos momentos y apenas fue retomada por cierta prudencia respecto a los espectadores, yo creo. Es muy coral y son nueve actores, se hace todo en un tiempo muy limitado y ese aspecto coral es muy novedoso para el Siglo de Oro. Por fortuna, a veces resultó difícil, nos enamoramos de ella y conseguimos reírnos y llorar con ella. Y a día de hoy creo que está servida con mucha pasión y los actores son increíbles.
P.- El elenco está a la altura
R.- Lo está y tienen este desdoblamiento de ser capaces de trabajar muy en serio para que ese personaje que es cómico pero le está sucediendo una tragedia llegue al espectador se ría de su mal. Si lo subrayaran demasiado no sería creíble pero lo hacen en serio. Viaja con mucha facilidad de un tono a otro y hablan muy bien. En la comedia son muy importantes los colores, que un verso vaya de un tono, el siguiente pase a un tono medio y el siguiente sea de tono grave. No está tan igualado como una tragedia porque requiere mucha habilidad con los colores.
P.- Estamos ante una comedia que habla de cosas serias, de segundas oportunidades, por ejemplo.
R.- Lo bueno de las buenas comedias es que tocan temas serios y lo hacen con humor pero por momentos es amargo. A mí me encanta el cine mudo y nos reímos de la caída de una persona. Nos reímos del error del otro. En esta función todos han cometido errores, están metiendo la pata y el espectador lo sigue pero podemos reírnos de ello porque está muy bien construido por parte del autor. Y para mí es fundamental sin que la obra tenga que tener ese peso... sino al revés, tiene que ser ligera. Pero se ve la profundidad. La segunda oportunidad en la vida, por qué vamos a estar atados por unas reglas y unos agravios, cada vez se hace más abstracto y más incapacitados están los personajes a vivir la vida que les ha tocado.
Escena de Donde hay agravios no hay celos
P.- ¿Qué otros temas aborda la obra?R.- El tema de la libertad, de la mujer y su lucha por elegir su propio camino hacia la felicidad está presente. La diferencia entre las clases sociales y las contradicciones que supone tener el mando o estar sometido y los intercambios aparte de la comicidad. Luego está el tema del perdón, el momento en el que el agravio se vuelve abstracto y te ves capaz de formular con palabras, con razones, con ternura lo que pasa. Esos temas me parecen fundamentales y en una comedia el público lo recibe muy bien y se queda pensando.
P.- Además está escrita en un momento en el que el sentido del honor rige la sociedad.
R.- Claro y entonces predominaban las apariencias. Un armazón social que se hace para sentirse seguro, era el privilegio de los más nobles y eso no hay quien lo soporte. Ese plano tan rígido de normas, trasladado al plano actual es inhumano, se confunden los valores morales importantes con los rígidos que lo que hacen es anular al ser humano. En ese momento había un decaimiento de la riqueza y todo era muy forzado, las mujeres no pintaban nada, eran meros objetos. Y ellas dicen que su albedrío es suyo. Y es que tienes derecho de volver a empezar si te has equivocado, por qué ¿quien se atreve a juzgar tu vida?.
P.- Al ser una obra del Siglo de Oro, ¿ha habido partes que hayan tenido que reformular para traerla al presente?
R.- Sí, desde el punto de vista del léxico pactamos muy pronto que el humor tenía que encontrar unas palabras más actuales sin perder la idea del pasado. El humor se desgasta muy pronto al estar descontextualizado. No podemos vulgarizar el humor, no podemos actualizarlo introduciendo un 'mola'. Y luego pequeños ajustes para para clarificar porque hay gente que dice que el título es raro. Cuando hay ofensas uno solo se ocupa de eso y no se puede ocupar de sentir, por tanto, de sentir celos. Más complicado fue, no en el texto sino en los actores, la verosimilitud. Imaginarnos una sociedad que tiene esos valores tan metidos que sientes una vergüenza y ganas de matar y sacar la espada porque sientes que han ofendido a tu dama. Eso fue lo más difícil, crear esa verosimilitud para luego parodiarla. Pero lo hemos consiguido y el público lo entiende. Usar un lenguaje complicado para el tema del honor en realidad colaba más.
P.- ¿Cuál es el verdadero trasfondo de la pieza?
R.- Hay muchos pero fundamentalmente el de la segunda oportunidad. El autor quería parodiar el sentido del honor, por eso los actores no son niños sino gente con una experiencia y madurez excepcional. El derecho a elegir el camino en el mundo femenino, el perdón, y la razón frente a la rigidez mental. Están enlazados los tres. Como es una comedia se mueve muy rápido. El derecho a la propia felicidad que a lo mejor hay que reencontrarla en la inocencia, porque tienes derecho a empezar de nuevo. La inocencia como una mirada frente al mundo.