Alfredo Sanzol al frente de uno de los talleres sobre Edipo Rey
El director de teatro presenta el nuevo proyecto llamado Teatro de la Ciudad, un teatro sin casa que inunda las estancias del Teatro de la Abadía
Pregunta.- ¿De dónde surge la idea de este Teatro de la Ciudad?
Respuesta.- Nosotros nos empezamos a juntar por un taller que montó Andrés Lima en Matadero y nos invitó. Uno de los días coincidimos los tres, ya nos conocíamos de nuestros trabajos y espectáculos y habíamos coincidido de manera casual pero nunca en un lugar haciendo algo. Estábamos trabajando y lo hicimos de una manera que quedamos satisfechos de modo que empezamos a hablar de la posibilidad de hacer algo juntos pero no pensábamos que iba a ser algo tan grande. Pero el propio movimiento de estar y trabajar juntos ha sido lo que ha ido dando forma al Teatro de la Ciudad. La vocación que tiene de futuro es la de seguir trabajando, es decir, no hay una idea con unos objetivos que nos hayamos impuesto sino que el propio movimiento orgánico de estar juntos va a ir generando las ideas para el futuro.
P.- Resulta interesante la parte de los talleres de cada una de las obras que se van a representar. El hecho de haber asistido al resto de talleres como público, ¿hace que aprendan los unos de los otros?
R.- Es muy importante a la hora de crear cambiar la visión que tienes de hacer las cosas y ver cómo poder probar algo nuevo. Una parte esencial de la creatividad consiste en abrir nuevas posibilidades en la visión, como cambiar la cámara de lugar. Trabajar con compañeros y directores hace que veas que puedes hacerlo desde otros sitios y te hace pensar en tu manera de trabajar, te abre a otras posibilidades.
P.- ¿Cómo ha sido la selección de las obras? ¿Por qué tragedias?
R.- La tragedia está conectada con los movimientos del ser humano que no pasan de tiempo, que tienen que ver con la pregunta de si lo que hace uno es suficiente para cambiar su vida, o si dependes de tantas cosas de alrededor que no merece la pena. Son cosas existenciales muy profundas las que plantea la tragedia y tiene que ver con cómo deberían ser y cómo son las cosas. Plantea preguntas que van a tener mensajes que van más allá de las coyunturas y momentos. Están muy conectadas con la mejor idea que puedo tener yo de la diversión, que es espectáculo emocional con historias buenas y además profundidad y hondura.
P.- ¿Por qué Edipo Rey?
R.- Edipo Rey la tengo desde 1999, la iba a hacer entonces pero en su lugar hice Como los griegos que es una obra basada en el mismo mito. Hay piezas que se quedan ahí y viajan conmigo y de repente surgió la posibilidad de hacerla. Además en este caso apareció junto con la idea de Lima y Del Arco de hacer Medea y Antígona. No sé quién lo dijo primero pero coincidieron las tres. Las llamo obras corcho que están hundidas temporalmente y de repente salen a flote. A veces las cosas encajan de manera orgánica.
P.- Además ha querido que sea representada por la misma compañía que le acompañó en Como los griegos.
R.- Sí, ha habido un viaje de muchos años y era completamente normal que fuera la misma compañía. Es un regalo para nosotros hacerlo.
P.- ¿En qué se basan los talleres dirigidos a cada una de las obras?
R.- Han sido con oyentes, con gente aficionada y asistentes. El abanico es amplio y se trata de gente interesada en el proceso de creación e investigación. Al principio era muy tímido de hacer ensayos con público porque son zonas de riesgo donde haces las cosas mal porque estás probando. Tener gente de fuera da responsabilidad, piensas que vas a aburrir y no les va a interesar pero me ha ayudado porque su experiencia aporta al proceso y de alguna manera se convierte en una parte más del trabajo. Hay momentos que están abiertos a que ellos participen y hagan preguntas o valoraciones.
P.- La presencia de José Luis Gómez y el hecho de estar apoyados por La Abadía es una seguridad.
R.- Sí, el hecho de que hayan estado interesados nos ha dado mucha alegría porque era el teatro natural donde tenía que pasar. Primero por la conexión que tenemos con La Abadía y por la forma que tiene el proyecto. Hemos tenido mucha suerte de que tuviera fechas y lo haya acogido.
P.- José Luis Gómez hablaba del suicidio cultural y sobre que las obras españolas no salen al mercado internacional. ¿A qué cree que se debe esto?
R.- Con la calidad que tiene el teatro español hoy en día creo que todos los festivales internacionales deberían tener un componente de intercambio, no solo dedicarnos a importar producto sino exportar nosotros también. Este primer paso comenzaría a desbloquear la situación. Muchas veces las cosas se enquistan por desconocimiento y prejuicios de la otra parte. Hay que tenerlo en cuenta y ponérselo fácil para disolver esos prejuicios.
P.- Se habla mucho del miedo en sentido general y del miedo escénico. En su caso, ¿cuál es su mayor miedo?
R.- El miedo más peligroso para todo el mundo y, sobre todo, para nosotros es el miedo del que no eres consciente. Aquel al que no le has visto la cara, una vez se la ves puedes empezar a gestionarlo y a decir que está ahí. Pero hay muchos miedos que no son conscientes y trabajar en equipo facilita que salgan a la vista aunque sea por contraste, para darte cuenta de que otro plantea algo que tú no o porque alguien se enfrenta sin miedos a los reparos que tú te estás inventado. Por lo tanto, por contraste aparece el miedo como algo negativo, como en las fotos que aparece una sombra ahí y le das forma. Eso nos ayuda. Tengo muchos miedos, un book de miedos, y tengo muchos más de los que aún no soy consciente y trabajo para que salgan a la vista. Además tienen capacidad de regeneración. La historia de San Jorge y el dragón dicen que tiene que ver con que cuando le ves la cara al miedo puedes subirte encima de él, usarlo y comenzar a trabajar a partir de eso.