Raúl del Pozo. Foto: Roberto Cardenas

El columnista de El Mundo clausura hoy el Congreso de Columnismo "La Literatura de diario" de Valladolid, donde será homenajeado.

Raúl del Pozo (Mariana, 1936) heredó en 2007 'El ruido de la calle', la mítica columna de Francisco Umbral en El Mundo, y desde entonces lleva tomándole el pulso a la actualidad, a la vida pública y a la calle desde ese peculiar rincón de la última página. Para llegar hasta ahí, del Pozo se batió el cobre en casi todos las tareas que se pueden ejercer en los medios, pasando por cabeceras como el Diario Pueblo o Interviú. Tienen en su estantería los tres premios periodísticos más importantes del país (el Pedro Rodríguez, el González-Ruano y el Mariano de Cavia) y, sin embargo, reniega de homenajes porque "gafan", dice. Homenaje o no, la ciudad de Valladolid y El Norte de Castilla le rinden tributo en el marco de Congreso de Columnismo "La Literatura de diario". El periodista, en conversación con Jesús Nieto, clausura las jornadas.



Pregunta.- Se reúnen en Valladolid para debatir sobre pasado, presente y futuro del columnismo. ¿Para qué sirve este género periodístico?

Respuesta.- El columnismo es mi oficio. A lo largo de mi trayectoria profesional en periódicos he hecho de todo: he sido corresponsal, enviado especial, he hecho sucesos... Y en esta etapa de mi vida me han dado esa garita de la última página. Me siento como un soldado que está de guardia y llevo ya 7 años ahí sobrevivendo. Y, ¿para que sirve el columnismo? Pues para buscar a los lectores, para contar lo que pasa en la vida, en la calle... El columnismo es una tarea tipicamente hispánica, tan hispánica como los guerrilleros, El Corte Inglés o la Guardia Civil. Es el sermón iracundo del español sentado. Umbral lo definió perfectamente en una frase que se ha transformado en tópico. Para él, el columnismo era el soneto del periodismo. En este país, en el que todo el mundo opina de política, de futbol y de mujeres, a algunos nos pagan precisamente por eso, que es lo mismo que haciamos durante muchos años en las mesas del Café Gijón.



P.- ¿Cuál es el principal enemigo del columnista?

R.- Los principales enemigos del columnista son el narcisismo, la vanidad y la pereza. El columnista es un periodista y, como tal, tiene que salir a la calle y contar lo que pasa. No puede dejarse llevar por sus propias manias sino que tiene que fijarse hasta en los ladridos de los perros o en cómo van cambiando las flores del jardín. Un columnista es un reportero sentado o cansado que cuenta lo que ve y lo que oye.



P.- ¿Existe censura hoy en día?

R.- Siempre existe censura. Además, cuado le das a una tecla en el ordenador siempre pones una mina. Hay tres o cuatro intocables en este país... Es cierto que cada vez hay menos, porque ahora hasta los intocables se van sentando en el banquillo, pero siempre hay tres o cuatro tipos con los que es peligroso meterse. A muchos no les gusta que se vea lo que hay debajo de la alfombra.



P.- Durante estas jornadas Jesús Nieto impartirá un taller de columnismo... ¿Qué consejos le daría a los jovenes interesados en aprender el oficio?

R.- El trabajo de columnista o de periodista es una pasion y un veneno. El que no lo tenga en la sangre es mejor que no se dedique a esto. Hay que amar las palabras como si fueran mujeres y hay que amar el estilo. Y hay que saber escuchar toda esa panoplia lingüística que es la calle, ese torrente de vocablos que nos rodean: la música de las palabras, esa mezcla de argot, de extranjerismos, de cultismos, el lenguaje de los presos, de los jovenes...



P.- ¿Qué le parecen las redes sociales como Twitter?

R.- Fascinantes. Representan el ágora universal, el ágora planetario, la calle del mundo. Es un lugar donde se está discutiendo constantemente y te cuentan todo lo que pasa. Hay psicópatas y locos pero también sabios y gente divertida y maravillosa. Se ha ampliado la calle y la vida. Las redes sociales, internet... Un nuevo mundo y una revolución mucho más grande que lo de la imprenta.



P.- ¿No le parece que internet tiene también un reverso tenebroso?

R.- La libertad absoluta es como el ácido sulfúrico porque crea muchas catástrofes pero es sagrada. Hemos conseguido una libertad instantánea y global en la que todo el mundo tiene voz y por eso están surgiendo nuevos partidos y nuevas formas de ver la democracia.



P.- Ha recibido los premios más importantes del mundo periodístico, tiene una trayectoria de más de 50 años en distintas cabeceras... ¿Cree que se ha perdido algo de la esencia de la profesión a lo largo de estos años?

R.- Pienso que vivimos una nueva época dorada del periodismo pero hay que conseguir que lo que se escribe en la red tenga tanta fuerza y credibilidad como lo que se escribe en el papel. Eso todavia no se ha conseguido pero se conseguirá. Todavía el papel tiene más autoridad, tiene el aura de lo sagrado.



P.- ¿El futuro del periodismo es la web?

R.- Sin duda. Yo seré uno de los últimos galeotes del papel pero desde luego somos una raza que se extiengue. El futuro está en la web pero tendrá que alcanzar la credibilidad que tienen ahora los periódicos de papel.



P.- ¿Y cómo ves el futuro del pais?

R.- Muy convulso, muy divertido y en algún aspecto peligroso. Va a ser un año apasionante porque los dos partidos que se turnaban en el poder se han convertido en cuatro y no sabemos quien va a ganar.