Jordi Galcerán: "Sin una buena idea es mejor no ponerse a escribir"
La primera obra del dramaturgo, 'Dakota', montada por el Teatro del Temple, pasa por el Teatro Lara
2 abril, 2015 02:0020 años han pasado desde que Jordi Galcerán (Barcelona, 1964) irrumpiera vigorosamente en la escena teatral con Dakota, una alocada comedia que sigue los pasos de un dentista que, tras sufrir un accidente, sueña con extraños personajes que predicen el futuro. Desde entonces el dramaturgo se ha convertido en uno de los valores más seguros del teatro con fenómenos como El método Grönholm, una obra que se ha hecho en más de 60 países; Burundanga, que lleva 4 años en cartel en el Teatro Lara; o El crédito, su último éxito indiscutible (en la actualidad en el Teatro Maravillas). El Teatro del Temple, que también cumple 20 años, llega precisamente al Teatro Lara este martes y los próximos 9 y 23 de abril, con el montaje de Dakota. Hablamos con Galcerán de lo que significó esta historia para su trayectoria.
Pregunta.- ¿Cómo valora que una compañía como Teatro del Temple seleccionara Dakota para celebrar su 20 aniversario?
Respuesta.- Estoy encantado. Para mí es un privilegio que las compañías de teatro sigan haciendo mis obras. Además Dakota también celebra 20 años, se estrenó en el 95. Me hace especial ilusión que después de tanto tiempo todavía alguien tenga interés en hacer una comedia como ésta. Por otra parte Dakota es atemporal, es una comedia que se podrá hace toda la vida porque trata temas universales y atemporales.
P.- ¿Qué importancia tuvo Dakota para su trayectoria como dramaturgo?
R.- Dakota fue, para entendernos, el factor que cambió mi vida. La acogida que tuvo me llevó a abandonar definitivamente mi trabajo para ponerme a escribir. Es la primera comedia que estrené profesionalmente aunque estaba escrita para hacerla con mi grupo de teatro de aficionados. La envié a un premio [el Ignasi Iglesias] y lo ganó y en tres meses pasé de hacer mis obras en el teatro parroquial a hacerlas en el Poliorama. Y fue gracias al éxito de Dakota que conseguí trabajo escribiendo guiones para televisión y otros encargos. Es la obra que cambio mi vida.
P.- ¿Cuál fue la inspiración para esta obra?
R.- Dakota es una comedia muy loca. Recuerdo que la escribí sin ningún plan en absoluto, como poseído por una locura, aunque casi siempre escribo de esta forma. Pero a veces las cosas cuadran. La historia se va creando ella sola y, mientras unas cosas se van sumando a otras, al final se cierra y parece que hubiera estados diseñada en torno a un plan desde el principio. Dakota es una obra muy surrealista, quizá la mas rara de las que he escrito, con muchas escenas, sueños y cosas extrañas. Todo se iba sumando y al final se construyó casi sola.
P.- ¿Por qué el mundo onírico funciona tan bien en la comedia?
R.- La trama sigue a un dentista que cree tener sueños premonitorios que predicen el futuro. Vamos viendo estos sueños que pueden coincidir o no con lo que esta pasando en la realidad. Ese juego crea unos momentos de comedia muy divertidos pero el camino era este juego. Es decir, ¿qué pasaría si alguien viera su propio futuro y como reaccionaría? Y a partir de esta premisa cómica voy desarrollando la comedia.
P.- ¿Cree que los 20 años que han pasado desde que la escribió han modificado de alguna manera el sentido de la obra?
R.- Hay un momento en el que un personaje llama por una cabina de teléfono. Hace 20 años no había móviles y ahora parece raros. Pero, a parte de todos estos detalles puramente prácticos, la comedia está exactamente igual. No he tocado nada porque la obra habla de ciertos sentimientos, como los celos, que son universales. Dakota no tiene ningún problema de ubicación en el tiempo y en el espacio.
P.- ¿Las claves de la comedia de Jordi Galcerán se han modificado en todo este tiempo?
R.- Pues no lo sé. Después de Dakota y Palabras encadenadas, que funcionaron muy bien, pasé mi propia crisis de éxito. No sabía que escribir y estuve 5 o 6 años en el dique seco hasta que salió El método Grönholm y entonces volvimos a llenar. Ahora me tomo mi trabajo con mucha más tranquilidad. Escribo cuando se me ocurre algo. Por ejemplo, ahora, desde que escribí El crédito hace ya como 3 años, no se me ocurre nada interesante. Sigo escribiendo, trabajo mucho, traduzco, hago guiones para televisión, musicales, hago muchos encargos... Pero, respecto a obras propias, me lo tomo con mucha calma porque he llegado al convencimiento de que si no tienes una buena idea es mejor que no escribas y encontrar una buena idea para mí es muy difícil. Me gustaría ser Woody Allen que cada año hace una película pero lamentablemente no soy así.
P.- Le inquieta que tarde en aparecer una idea...
R.- No porque al final siempre tengo trabajo. Si no escribo otra buena comedia hasta dentro de 5 años pues no pasa nada y si no escribo ninguna más pues tampoco pasa nada.
P.- ¿Cuándo escribe donde le gusta hacer mas hincapié, en la trama o en los personajes?
R.- En las historias. Me considero un autor de tramas. A mí lo que me atrapa es una buena historia, una buena expectativa. Todo lo demás viene luego: los personajes, la estructura, la forma... Pero lo primero es tener una buena pregunta sin respuesta.
P.- Llega Dakota al Teatro Lara donde se ha hecho fuerte otra de sus obras, Burundanga. ¿Cómo valora el hecho de que esta obra aguante tanto tiempo en cartel en este teatro?
R.- Lo mejor que le puede pasar a una obra de teatro es lo que le ha pasado a Burundanga. También le pasó a El método Grönholm, que se convirtió en un pequeño fenómeno y parecía que había que que ir a verla. Lo de Burundanga es algo que solo puede pasar en Madrid porque hay más cantidad de público potencial para el teatro. En Barcelona es imposible. Además, ahora está haciendo las mejores recaudaciones de toda su historia. Después de cuatro años en cartel es cuando mejor va. Es sorprendente pero la gente es libre, si quieren ir que vayan, yo no se que decir... [risas].
P.- ¿Qué le parece el momento que atraviesa en la actualidad el teatro?
R.- Yo soy muy optimista. Lo he sido siempre pero últimamente lo soy todavía más. El ecosistema teatral está muy equilibrado. Hay teatro para todo tipo de público y de todo los tamaños posibles, que es lo que tiene que pasar. También tengo la sensación de que, cada vez más, el público, cuando quiera salir de casa, irá al teatro y a espectáculos en vivo y en directo. El futuro del teatro es muy esperanzador.
P.- ¿Qué proyectos tiene a corto plazo?
R.- Tengo muchos pero puede que alguno no llegue a buen puerto. Estoy haciendo una serie de televisión para TV3 que todavía me llevará unos meses escribir, estoy con proyectos para musicales y tengo traducciones por hacer y una comedia por acabar. Muchas cosillas, a ver si alguna llega a buen término.