José Ramón Fernández. Ilustración: Luis Parejo

Su Nina resucita este viernes 22 en Londres, con la Fundación SGAE y la Spanish Theatre Company. Además, José Ramón Fernández (Madrid, 1962) reivindica a Max Aub en el CDN.

¿Qué libro tiene entre manos?

Estoy terminando la primera novela de Eduardo Caballero, Ahora que no estás. En la mesa, esperando para las próximas semanas, las últimas de Julio Llamazares, Luisgé Martín y Lorenzo Silva.



¿Ha abandonado algún libro por imposible?

No. A algunos les he dicho hasta luego y sé que me están esperando.



¿Se ha salido de alguna obra de teatro o de alguna sala de cine?

Alguna vez. Raramente por mi voluntad.



¿Con qué personaje de la cultura le gustaría tomarse un café mañana?

Con Miguel de Cervantes. Lo siento: nada original.



Cuéntenos la experiencia cultural que le cambió su manera de ver la vida.

El Vania de Layton, Lorin Maazel, Trinidad Sevillano, los Seis personajes de Anatoli Vassiliev, la lectura de La escritura o la vida de Jorge Semprún, Tadeusz Kantor.... (¿Cuántas páginas ha dicho que tenemos?)



¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?

Mi padre nos llevaba a exposiciones desde críos. Así que desde entonces, sin ser un entendido, sé que el arte a veces te golpea y a veces no te encuentra, como pasa con los libros o con la música.



¿De qué artista le gustaría tener una obra en su casa?

No lo sé. Creo que los cuadros, esculturas, instalaciones, deben estar en sitios donde los pueda ver mucha gente.



¿Qué música está escuchando?

La caja maravillosa de la historia de Blue Note y el disco Impressions de Camerata Flamenco Project.



¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo?

Me importa y me sirve. Algunos críticos amigos saben que les digo de vez en cuando aquello de Max Aub a Díez Canedo: "Escribo porque usted lee".



¿Es usted de los que recela del cine español?

No. Es mi ADN, desde Morena Clara o Sierra de Teruel hasta Magical Girl. Mi mirada se formó en películas como Los santos inocentes, La mitad del cielo, Remando al viento, Arrebato y La ley del deseo.



¿Cuál es la película que más veces ha visto?

Esta tierra es mía, de Jean Renoir, El Sur, de Víctor Erice, Centauros del desierto, de John Ford...



¿Le gusta España? Dénos sus razones.

Sí. ¿Razones? La maravillosa literatura en los idiomas que puedo leer: español, gallego, catalán/valenciano. Su herencia cultural inmensa.



Regálenos una idea para mejorar la situación cultural.

Plagiaría una fácil, inteligente y barata que he conocido en La Rochelle, en Francia. Serviría para docenas de ciudades españolas. Me refiero al Centre Intermondes. Un pequeño espacio público para encuentros, una residencia para artistas de todo el mundo y dos o tres personas capaces e inteligentes para hacerlo funcionar.



¿La mejor Marca España?

Su cultura. Pero España no es una marca.



¿Cómo vería la España de hoy Max Aub?

No lo sé pero valdría la pena escucharle, porque pocos intelectuales españoles han amado a este país con la intensidad de Max Aub.



A la luz de la presente situación social, ¿ha ido tomando cada vez más actualidad su Nina?

Tal vez lo más actual es esa sensación de mucha gente de que no hay segundas oportunidades. Es una sensación, tal vez incierta, pero las sensaciones a veces construyen la realidad más que los datos estadísticos.



¿Quemaría la memoria de corrupción de estos últimos años?

Para quemar la memoria la estrené hace 20 años. Aquella solución tenía resabios ácratas: quemar todo para que lo que valga la pena surja de esas cenizas. Hoy creo que sin la memoria de lo que hemos hecho nos volveríamos a equivocar. Ya lo hacemos acordándonos...



¿Llegaría usted a ‘las manos' por defender una idea?

No sé si a las manos pero sí a dejarme matar.



¿Qué le gustaría hacer que aún no ha podido?

Una ópera. Y la tesis que no he sido capaz de escribir. En lo personal, pasar más horas con mi tribu: familia y amigos que no sé cómo me disculpan las ausencias.