Salvador Távora

El director teatral presenta Carmen. Ópera andaluza de cornetas y tambores en el Teatro Compac de Madrid

Salvador Távora (Sevilla, 1930) ha estado en los archivos y anales de Sevilla investigando y haciéndose eco de los detalles desconocidos del mito de Carmen la de Triana. Un mito andaluz que ha trascendido la barrera del tiempo y que vuelve en un momento en el que "seguimos reivindicando los mismos valores" que la cigarrera, apunta el director. Con un discurso comprometido, cuando Carmen se estrenó en Hamburgo el público terminó de pie con el solo de corneta. Entonces no se explicaban cómo 30 personas podían tocar una melodía sinfónica sin una partitura delante. "Esa ausencia le da un carácter popular que es el que reivindicó Carmen", apunta Távora. Aquella mujer que luchó por los derechos de los trabajadores y de las mujeres terminó en tragedia, en su asesinato. Ahora los tiempos han cambiado y Carmen sube al Teatro Compac Gran Vía en un montaje riguroso y alejado de lo convencional con música de cornetas y tambores en directo y un caballo de la alta escuela.



Pregunta.- Carmen es un clásico y un mito andaluz muy conocido en este país. ¿Qué supone llevarla al teatro Compac de Madrid?

Respuesta.- Es un espectáculo que se estrenó en 1996, está vivo, no pierde el tiempo. Yo creo que en Madrid va a ser una sorpresa, los tiempos están cambiando pero sigue teniendo la misma aura. Es un mito que traza la historia de Andalucía y es importante recuperar la imagen de Andalucía ahora.



P.- 30 artistas serán los encargados de dar vida a esta historia tan actual. ¿Cómo ha sido trabajar la puesta en escena con tantos actores?

R.- Sí, pero no hay nada gratuito. Por ejemplo la banda de tambores, el amante de Carmen, nada más coherente que haya música en el espectáculo. En esta línea, todo está en su sitio. Es un espectáculo muy coral pero sin descontextualizar a ningún participante. Nos acordamos del ciego, que no hay nadie que lo haya traído a la actualidad.



P.- ¿Cuál ha sido el mayor reto?

R.- El mayor reto ha sido acercarse a un mito con un aspecto al que la sociedad le ha puesto ya sus atributos.



P.- Carmen luchaba siempre por los derechos de las mujeres y se ponía al frente de todo. Hoy en día sería una activista pero entonces...

R.-Luchaba por los derechos de la mujer y del trabajo. Pero entonces la palabra libertad la ponía en un compromiso. El mito va a sobrevivir siempre porque está tan consolidado que distorsiona la imagen que viene del sur.



P.- Pero en su personal Carmen quiere alejarse del mito gitano creado en torno a su figura para acercarse a la persona, a la cigarrera de Sevilla. ¿Qué es lo que más le ha sorprendido averiguar?

R.- Es la búsqueda de la libertad del trabajador. La Carmen de Merimée es casi una prostituta y no tiene nada que ver con lo que Carmen era, una líder en su tiempo. Pienso que aunque los tiempos cambien Carmen tuvo un papel muy particular en su momento y ahora estamos en ese mismo punto. Un momento de conquista política y el teatro también tiene que reivindicar las cosas. Pero hay que hacerlo con un deleite y el deleite de Carmen es que todo participante pertenece al tiempo que vivió ella. Por ejemplo el amante de Carmen no era un torerito sino un picador y no hay picador sin caballo. El hecho de que salga un caballo a escena trae, históricamente, al amante de Carmen.



P.- Se trata de una historia muy actual

R.- Sí, es una historia muy actual. Las mismas aspiraciones tienen las mujeres de hoy que las que tenía Carmen. Entonces se confundía con la seguridad pero hoy tiene mucho sentido romper esa imagen de mujer luchadora. En aquel tiempo Carmen rompía con la sociedad conservadora y más o menos fuera de lugar.



P.- Tuvo un comportamiento muy adelantado a su tiempo

R.- Exacto. El mito de Carmen era ese. Carmen es un mito andaluz y Andalucía ahora mismo tiene muchas cosas que reivindicar. Todas las comunidades del país tienen que hacerlo pero Andalucía sobre todo.



P.- Además acaban de ser las elecciones y parece que en muchos aspectos se sigue luchando por lo mismo que lo hacía Carmen.

R.- Exacto. Lo que pasa es que se habla desde un concepto de la vida y de la muerte en post de la libertad. Como ahora, es lo mismo. Parece un espectáculo hecho para hoy. Se enfrenta a los mismos problemas a los que tenemos que hacer frente ahora.



P.- ¿Difiere mucho la idea que tiene el romancero popular sobre Carmen de lo que realmente es?

R.- Tiene otro signo. El mito de Carmen es el de una mujer cigarrera trabajadora. Aquí no tiene la palabra en su boca sino en su cuerpo y eso proporciona, escénicamente, una imagen que aparece en el espectáculo. Hoy en día todas las procesiones más significativas de Sevilla tienen un danza de cornetas y tambores que han derivado en una sinfonía y eso es de una belleza incalculable. La guitarra gitana, tambores y cornetas fue un evento de su tiempo.



P.- ¿Cómo ha sido la labor de investigación?

R.- He mirado los archivos de la Fábrica de Tabacos de Sevilla que corroboran lo que cuenta el espectáculo y los anales de Sevilla donde aparece el general Riego que fue condenado y muerto en Madrid por defender la libertad y aprobar una ley que es el primer despiece o documento como estatuto que tuvo el país. Todas estas cosas forman una historia más real porque Rafael de Riego se quedó como el himno de lo que hoy en día llamaríamos indignados. Ese elemento está ahí y es como una pleitesía que le rinde Carmen a Riego porque todas las cigarreras acudían a verle. Es algo realmente desconocido y que le da valor al espectáculo que se sale de un guion caprichoso. Se van añadiendo cosas poco a poco. Es un espectáculo que se vive.



P.- ¿Cómo es la puesta en escena?

R.- La puesta en escena es rigurosa, exigente, habitual pero alejada siempre de ser convencional. No hay ni un elemento convencional en el espectáculo.



P.- Se trata de una trabajadora descontenta con los aspectos sociales de su época. Está muy de actualidad esto... ¿quién podría ser la Carmen actual?

R.- Es que la muerte la pone en otro lugar. Pone la libertad ante la muerte. Hoy en día... no sé con qué signo político podríamos compararla hoy pero supongo que sería con las fuerzas emergentes que están saliendo en este momento porque es una mujer de un grupo social popular y de alguna manera su discurso tiene valores sociales.