Romain Puértolas
"Necesitamos una pasión que nos haga sentir vivos"
5 junio, 2015 02:00Romain Puértolas
El escritor presenta su segunda novela, la fábula titulada La niña que se tragó una nube tan grande como la Torre Eiffel (Grijalbo)
Pregunta.- Presenta La niña que se tragó una nube tan grande como la Torre Eiffel. ¿Cuál fue la chispa que encendió esta historia?
Respuesta.- Quería escribir una historia de amor, algo grandioso. Y más que la relación de una pareja, porque te puedes separar, quería escribir sobre una relación que no se puede, o no se debería, romper, que es el amor de una madre y su hija. Dos protagonistas, la cartera francesa y la niña que está enferma en Marruecos, una historia muy bonita pero a la vez muy poética y fantasiosa. Esa es la diferencia con el faquir, este toca más emociones, hay humor pero también emoción.
P.- Hace guiños a la cultura popular actual como Master Chef, a Katherine Pancol, el volcán de Islandia...
R.- Hay guiños sí. Tengo referencias populares de todo, clásicas, literarias o populares como Master Chef, Pekín Express, etc que yo veo en la televisión y me gustan. Y con la política actual y sus presidentes con los que envío una nota de humor, algo que pienso. Un mensaje. Con Putin, por ejemplo, que ha propuesto la nacionalidad a Gerard Depardieu y como guiño se la ofrece a esta madre parisina.
P.- Todos, en algún momento de la vida, hemos soñado con volar... ¿Se puede entender como una fábula que sirve de metáfora de la vida?
R.- Volar era un sueño que tenía bastante pero no como Mary Poppins, que levita, sino que volaba de verdad y para ello tenía que nadar. Es un sueño para todos los seres humanos pero las leyes de la física hace que estemos clavados al suelo y el volar con aviones es un poco superficial. No volamos de verdad. Aquí quería hacer una metáfora a partir de la frase esa que dice que el amor da alas y quería demostrarlo. También un poco de ingeniería, por eso hay un controlador aéreo que es quien mete un poquito de racionalismo en la historia. Pero es una metáfora del poder de los sueños, que si queremos algo se consigue. Hay que darse las herramientas y la voluntad de hacerlo. Sobre todo eso, el mensaje es el positivismo que hay que tener frente a las dificultades. Todos las tenemos pero hay que trascenderlas y pasar encima de eso.
P.- Hay que afrontar las cosas con positivismo, como la niña enferma de la historia que sueña con ser astropastelera.
R.- La niña está viva, está enferma pero viva. Y esto es lo más importante de la vida. Aunque también estar vivo y tener un mínimo de funcionamiento cerebral y razón, porque para estar vivo pero como un vegetal es más difícil. Pero tener tu razonamiento te permite luchar porque hay cosas bonitas que pueden pasar hasta el final. Es lo que quiero transmitir.
P.- Ha sido curioso leer que los tejedores de alfombras árabes y persas siempre introducen un error consciente porque solo Dios hace cosas perfectas. Hay muchas pequeñas historias, anécdotas y detalles en el libro...
R.- Hay muchas anécdotas porque me gustan mucho. Se ven en todos los sitios, en internet, en los periódicos, en las novelas... y a veces me preguntan de dónde las saco. Son como los chistes, en el momento tienen fuerza y piensas que de eso no te puedes olvidar. Como que Balzac medía 1.54. Realmente no te sirven para nada y que vas olvidando. Me gusta saber un poco sobre todo, que es cultura general.
P.- Lo más importante del libro, al fin y al cabo, es el amor que une a esas dos mujeres...
R.- Por amor se pueden hacer tonterías y cosas sin razón. El corazón tiene sus razones y por amor te lanzas sin pensar mucho. A veces hay consecuencias buenas y otras veces malas. Pero hay que tener las ganas de hacerlo, ante todo. Hay que tener la fuerza para luchar por amor. Aunque en este caso sea entre una mujer y una madre, puede ser entre dos personas, un hombre y una mujer, dos hombres, dos mujeres. El amor es lo que más importa en la vida, estamos regidos por ello. Somos animales gregarios que tenemos que vivir "en rebaño". Y claro que también puede ser amor no hacia otra persona sino hacia algo, una pasión que nos anime y nos haga sentir vivos.
P.- Como la inocencia de Zahera que es lo que la mantiene con vida y esos mismos ojos inocentes son con los que deberíamos leer este libro
R.- Hay que tener en cuenta que este libro está hecho para gente muy cartesiana, muy lógica y a la vez para gente muy soñadora. Yo soy las dos cosas, soñador pero también sé lo que hay, no me dejo cegar por las cosas pero ahora me quiero dejar cegar y me escapo. Soy muy racionalista. Sin embargo, me propongo escribir algo que va más allá de la fantasía y del sueño para ver que es posible y que la realidad tal como es a veces no es interesante. Al menos para mí. Lo que hago es transformarlo para que coja otro valor, otra imagen más agradable, para aceptar algunas situaciones que son inaguantables. Aquí tenemos otra versión de los hechos para que sea más aceptable.
P.- Como es el caso de Lèo, que es el racional de la historia.
R.- Sí, pero se va a dejar llevar un poco por la fantasía de Providence y va a querer creer en ello. Es un poco como Peter Pan que es un cuento que se inventa porque su país está en guerra y quiere ver otra cosa que la guerra.
P.- Otra de las lecciones, sin destripar nada al lector, es que la venganza no sirve para nada.
R.- Exacto. Además piensa que ya tiene bastante carga con lo que tiene.
P.- ¿Hasta qué punto influye en sus historias el haber trabajado en cosas tan dispares como Aena en Madrid o como limpiador de tragaperras en Brighton?
R.- Sí, para el faquir el trabajo que más me ayudó fue el de policía y para esta el hecho de haber trabajado en diferentes compañías aéreas en Barcelona y en Aena en Madrid. Hice el examen de controlador aéreo pero fallé. Todos esos conocimientos del control aéreo y de la metodología la he metido en La niña… Lo divertido de trabajar en esto es que hay que tener los pies en la tierra. Aunque seas piloto o controlador, que viven del cielo pero tienen que tener los pies en el suelo. Estaba en Barcelona preparando el puesto de controlador y me fui a Brighton a practicar inglés y aprender a pilotar. Todo lo que ganaba limpiando tragaperras me lo gasté en aprender a volar y pilotar.