Image: Paco Azorín

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El Cultural

Paco Azorín

"Europa no ha evoluciando mucho en libertad de pensamiento"

11 septiembre, 2015 02:00

Ilustración: Luis Parejo

Viene de recorrer el verano con Otello y Tosca y se adentra en el otoño preparando Don Giovanni y una ópera sobre María Moliner. Y hay mucho más, porque Paco Azorín (Yecla, 1974) no trabaja, juega.

¿Qué libro tiene entre manos?
Todos los hombres son mortales, de Simone de Beauvoir.

¿Ha abandonado algún libro por imposible?
Tokio Blues, de Murakami. No es un autor para mí.

¿Con qué artista le gustaría tomarse un café?
Con Richard Serra.

Una obra de teatro que le dejó clavado en la butaca.
Hacia la alegría, de Olivier Py, en el Teatro de la Abadía. Me pareció de una poesía poco común en nuestros escenarios.

¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?
Me fascina. Es el arte de nuestro tiempo.

¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
Me encantaría tener una de las Cajas metafísicas de Jorge Oteiza.

Cuéntenos alguna experiencia operística que le cambió su manera de ver la vida.
Fue la primera vez que vi una ópera en directo. Era La Traviata de Verdi en el Teatro Romea de Murcia. Recuerdo la emoción de escuchar los acordes iniciales de los violines desde el cuarto piso. Era casi un niño.

¿Cuál es la ópera que más veces ha visto en su vida?
Lo que más veces he visto en mi vida ha sido una zarzuela, Doña Francisquita, de Amadeo Vives. Cuando era niño y luego adolescente la veía en vídeo, en una grabación del Liceo de Barcelona, unas cuatro veces por semana. Todavía hoy la veo. Era una puesta en escena de José Luis Alonso. Siempre he pensado que es el referente de cómo tiene que hacerse la zarzuela para que no sea la hija pobre de la ópera.

¿Cómo debe ganarse el género lírico a las nuevas generaciones?
Pensando en ellos a la hora de programar los teatros y poniendo a artistas de su generación sobre el escenario. En definitiva, pensando que la ópera y la zarzuela no son géneros del pasado sino del futuro.

La obra de teatro sobre la tragedia de María Moliner, olvidando las palabras del español a las que dedicó su vida, nos conmovió. ¿Cómo se plantea dramáticamente ahora la ópera que se estrenará en la Zarzuela?
Es un libreto basado en la redacción del Diccionario de uso del español, obra monumental que María Moliner hizo sola en su casa, durante más de quince años. Se trata de una ópera que reflexiona sobre las palabras y el lenguaje.

También colaborará con Ernesto Caballero en Galileo Galilei, alegato contra la censura de Bertold Brecht. ¿Qué vigencia tiene ese texto en la España actual?
Desgraciadamente es un texto de absoluta vigencia no sólo en nuestro país, sino también en toda Europa. El viejo continente no ha evolucionado mucho en la extensión de la libertad de pensamiento frente a los grandes poderes, ya sean políticos, religiosos o económicos.

¿Cuál es el secreto para llevar tantos proyectos entre manos y no claudicar por el agotamiento, el caos y el estrés?
La buena gestión del tiempo y de los tiempos. Y, no nos engañemos, me fascina mi trabajo. A menudo tengo la sensación de estar jugando.

Al margen de la ópera, ¿qué músicas le acompañan habitualmente en su día a día?
La música clásica del siglo XX y XXI. Aunque parece una contradicción se está componiendo mucho en la actualidad para orquesta sinfónica y otras formaciones.

¿Es usted de los que recela del cine español?
En absoluto. Son compañeros y hay muchísimo talento en ellos.

¿Cuál es la película que más veces ha visto?
Todas las de Stanley Kubrick, desde Barry Lyndon hasta La naranja mecánica pasando por 2001, una odisea en el espacio. Me parece un genio visionario. Para que se haga una idea, nuestro perro se llama Kubrick...

¿Qué ópera debería ver urgentemente el presidente del Gobierno?
Cualquiera. Creo que lo más importante es que ponga un pie en un teatro de lírica de España.

¿Le gusta España? Denos sus razones.
Me gusta mucho, lo cual no significa que no sea crítico.

Regálenos una idea para mejorar la situación cultural de nuestro país.
Transformar todos los bares del país en Cafés-Teatros.