La actriz y productora estrena este martes Yo me bajo en la próxima, ¿y usted? en el Teatro Fernán Gómez.

Fue al comienzo de la agitada década de los ochenta cuando José Sacristán y Concha Velasco dieron vida a los personajes protagonistas de Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?, obra que con extraordinaria intuición, talento y humor escribió un entonces ubicuo Adolfo Marsillach. Nacía un clásico de nuestro teatro que resistió también adaptaciones cinematográficas. Ahora, la actriz y productora Blanca Marsillach culmina su idea de amalgamar teatro social y comercial para revisar, con la colaboración de la Fundación Repsol, un montaje que lleva la firma también de Darío Facal. Tras un fugaz paso por La Latina se estrena en el Teatro Fernán Gómez protagonizado por Silvia Marty, Adam Jeziersky, Adela Estévez y Antonio Lagar, entre otros actores.



Pregunta.- ¿Cómo surgió la idea de reunir teatro social y comercial en esta obra?

Respuesta.- Llevábamos más de seis años trabajando con Fundación Repsol, ofreciendo teatro para personas con discapacidad, hasta que el año pasado decidimos que era el momento de hacer teatro interpretado por personas con discapacidad. Queríamos avanzar en la integración de este colectivo, por lo que la evolución lógica de nuestra colaboración era integrarlas en un proyecto comercial.



P.- ¿Lo consideraría un homenaje personal a su padre, Adolfo Marsillach?

R.- Por supuesto, a Marsillach como autor y como padre. Por muchas razones, pero, sobre todo, porque creo que él estaría muy orgulloso del trabajo que hago con mi compañía. Además, porque la obra es divertidísima y porque yo siempre había querido interpretarla y nunca me dejaron. Como productora por lo menos me he quitado esa espinita.



P.- Esta versión de la obra, que se vio por primera vez en La Latina con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, fue realizada por Darío Facal ¿Cómo ha sido el trabajo con el director?

R.- Con Darío este año no hemos podido trabajar, porque él ya tenía otros compromisos, pero el montaje que utilizamos es el suyo. Darío es un gran profesional que ha sabido llevar Yo me bajo en la próxima, ¿y usted? a la actualidad, respetando, por supuesto, el original. A cualquiera de los actores que se le pregunte le hablará estupendamente de su trabajo. Fue un placer trabajar con él.



P.- ¿Cómo ha influido el montaje de Marsillach que estrenó en el Teatro de la Comedia en 1981?

R.- Siempre queda algo, porque Marsillach es Marsillach, y hay que tenerlo en cuenta, pero hemos querido darle nuestro propio enfoque. Son otros tiempos y había que adaptar la obra para que todo el mundo la entendiera.



P.- ¿Qué novedades se han incluido tanto en el texto como en la puesta en escena?

R.- El texto lo hemos respetado tal cual, aunque se ha abreviado. El original duraba más de hora y media y nosotros lo hemos reducido a una hora. En cuanto a la puesta en escena, hemos pasado de dos actores a seis; Concha Velasco y José Sacristán hacían todos los personajes y ahora tenemos a seis actores interpretando las diferentes escenas. Lo más novedoso podría ser que hemos incluido las discapacidades de los actores dentro de la propia obra sin que sea algo forzado. Ni siquiera hacemos alusión a ellas. Simplemente aparece un andador o un bastón, como algo natural, como en la vida. De hecho, el mejor halago que nos pudieron hacer el día del estreno fue decirnos que no sabían quién tenía discapacidad y quién no, y eso es la verdadera integración.



P.- ¿Cómo valora la selección del texto de Mercedes Lezcano?

R.- A Mercedes, que conoce a la perfección la obra de mi padre, le dimos total libertad para escoger las escenas que más le gustaran y seleccionó algunas de las más divertidas y vistosas. Por ejemplo, mi escena favorita, la de Patapalo, que es divertidísima. También dejó otras más dramáticas a las que les hemos dado un toque muy cómico.



P.- ¿Cree que la obra tiene plena vigencia tras más de 30 años de su estreno?

R.- Por supuesto. Son temas que conoce todo el mundo, como la posguerra española, o actuales: las parejas siguen teniendo problemas, se divorcian, se casan demasiado pronto, los amores de juventud... son cosas que siguen pasando. La obra es muy divertida y creo que aguanta muy bien el paso del tiempo. Es uno de los motivos por los que la escogimos para este proyecto.



P.- ¿Culmina con este trabajo su proyecto de teatro social?

R.- Es algo que llevaba persiguiendo desde hace mucho tiempo, pero no es una culminación, es un paso más. Aún queda mucho por hacer en el terreno de la integración de las personas con discapacidad, y desde mi compañía estamos poniendo humildemente nuestro granito de arena. A mí me gustaría poder hacer algo parecido a la Compañía Nacional de Teatro Clásico que hizo mi padre, pero para eso todavía nos queda mucho.



@ecolote