Carlos Álvarez-Novoa durante del rodaje de La novia, de Paula Ortiz
El actor Carlos Álvarez-Novoa (La Felguera, Asturias, 1940) ha muerto este miércoles en Sevilla a los 75 años, pocos días antes de que en el Festival de San Sebastián se estrene su última película, La novia, inspirada en Bodas de sangre y dirigida por Paula Ortiz. La proyección, que tendrá lugar el sábado 26, a buen seguro se convertirá en un homenaje póstumo al talento interpretativo del actor, que inició su larga carrera en el teatro a los años 50.Su conmovedor papel en Solas, de Benito Zambrano, le dio a conocer al gran público y le valió un Goya al mejor actor revelación en 2000, a sus 58 años. Afable y culto, Álvarez-Novoa era licendiado en Derecho, Filología Románica, Ciencias del Espectáculo y doctor en Filología Hispánica.
Pero Álvarez-Novoa era sobre todo un hombre de teatro. Debutó en el Teatro Español Universitario en 1957 con la obra Medeas. Durante décadas se dedicó a las tablas donde no solo interpretó decenas de obras, sino que también escribió varios textos como Cigarras y hormigas, Pajaritos 27 o Enamoradas de Bécquer.
El actor, que residía en Sevilla, se afincó en Andalucía hace más de 40 años para trabajar en el Instituto de Teatro de Sevilla y desde entonces estableció una intensa relación con esta comunidad, a la que asociaba a la "creatividad, sensibilidad, imaginación y pasión". Estaba casado con una andaluza y era padre de andaluces.
Algunos de sus últimos trabajos fueron Asesinos inocentes, de Gonzalo Bendala (2012); El amor es lo que era, de Gabriel Ochoa (2012); Las cartas de Málex, de Carlos Reyes Lima (2012); Los muertos no se tocan, nene de Jose Luis García Sánchez (2011); Las olas, de Alberto Morais, una cinta con la que ganó el premio al mejor Actor en el Festival Internacional de Cine de Moscú. En 2014 formó parte del elenco de la obra teatral Una vida robada, de Antonio Muñoz de Mesa que se estrenó en el Teatro Fernán Gómez de Madrid.
También participó hace poco en La luz con el tiempo dentro, en la que interpretó a Juan Ramón Jiménez. Ha dado vida a otros personajes ilustres de la historia, tanto en teatro como en televisión, como a Diego Velázquez y, más recientemente, a Leonardo Da Vinci en la serie de TVE Carlos, Rey Emperador. Interpretó asimismo en varios montajes al protagonista de Luces de Bohemia, Max Estrella, personaje de Valle-Inclán por el que sentía un gran afecto y al que dedicó en su juventud su tesis doctoral.