Martín Caparrós (Buenos Aires, 1957) lleva 40 años recorriendo los puntos más calientes y conflictivos de nuestro planeta detrás de una historia que contar y borrando las fronteras entre periodismo y literatura en sus textos. De la selva boliviana donde se cuece la coca a las playas de Sri Lanka en las que los niños se venden por casi nada, de los bombardeos de Belgrado al exceso capitalista de Hong Kong, de las transexuales de Juchitán al ex dictador argentino Videla en sus paseos matinales... Ahora recopila sus mejores trabajos en Lacrónica (Círculo de Tiza), un voluminosos libro en el que también expone sus reflexiones, recuerdos y hallazgos sobre el periodismo.

Pregunta.- ¿De dónde surgió la idea para elaborar este libro?

Respuesta.- Fue una propuesta que le hizo Juan Cruz a la editorial Círculo de Tiza. Me reuní con ellos y me propusieron recuperar algo de mi trabajo de periodista y se me ocurrió este formato en el que por un lado hay una selección de algunas de mis crónicas y después una reflexión o un referente de cómo entiendo yo la profesión.

P.- ¿Es este libro el manual de periodismo de Martín Caparrós?

R.- La palabra manual es un poco cruel. Me da una sensación excesivamente autoritaria como si estuviera estableciendo el modo de hacer las cosas y no quiero ocupar esa función. Pero sí cuento mi visión de algunos aspectos del periodismo. Normalmente uno crea su estilo copiando a otros, es lo que al menos hice yo. Si alguien puede sacar algo positivo copiando mi estilo estaría encantando.

P.- ¿Qué es eso que usted denomina como Lacrónica?

R.- No es más que el intento de contar la realidad utilizando todos los recursos que ofrece la literatura. Lacrónica confronta estos recursos con lo que has averiguado durante tu investigación. Después tienes que armar un texto que se sostenga por sí mismo, que sea bueno más allá del tema. Es curioso que los textos que hay aquí, tan pegados a la actualidad en su momento, lo quieran seguir leyendo.

P.- En este libro desconfía de muchos de los postulados del periodismo más académico o complaciente, como los conceptos de objetividad o de la pirámide invertida...

R.- Una de las cosas que más me interesan de la crónica es que toma decisiones políticas. Por ejemplo me parece político decir yo en lugar de utilizar la tercera persona porque rompe con la falacia de la objetivad. La objetividad es imposible. Tú me estás escuchando ahora mismo y cuando tengas que ponerte a redactar esta entrevista elegirás lo que más te interesa o utilizarás las palabras que creas más adecuadas. Ese es tu oficio y es inverosímil sostener que no hay nadie haciendo ese trabajo. Los periódicos pretenden mostrar que escriben la realidad pero realmente solo es una mirada posible sobre la realidad. Los medios tratan de hacerte creer que no existen, que no hay nada ni nadie detrás de las informaciones.

P.- ¿Está el periodismo hoy en día demasiado atento a los gustos del público o de los lectores?

R.- En general siempre lo estuvo pero ahora se ha magnificado por el feedback inmediato que recibes en la red. El periodista hoy puede ver en tiempo real cuantos personas le leen y esto provoca que la tentación de darle al público lo que parece que te pide sea muy grande. Esta es una visión claramente de negocio. Yo sin embargo creo que el periodismo debe hacerse contra el público, con los temas que honestamente creas que tienes que abordar.

P.- Dice que en estos 40 años que lleva en la profesión uno de los cambios más importantes que han experimentado las redacciones es la sustitución de la ginebra por el mate. ¿Es muy distinto hoy ser periodista respecto a los años en los que comenzó?

R.- El mito del periodista bohemio, borrachín, endeudado, que se acuesta todos los días a las cuatro de la mañana ya ha pasado a mejor vida, entre otras cosas porque es muy laborioso acostarse tan tarde cuando ya tienes una edad. No me parece ni mejor ni peor, simplemente era la mitología que seducía a los jóvenes que nos acercábamos a aquella profesión.

P.- Si tuvieras que quedarte con solo una de las crónicas que recopilas en el libro. ¿Cuál sería y por qué?

R.- El libro tienen 600 páginas, lo que demuestra que me cuesta bastante elegir [jaja...] Supongamos para ser optimista que me quedo con la última aunque al ser una entrevista quizá sea la menos crónica de todas. También elegiría 'Pole pole. De Zanzíbar a Tanganica'.

P.- ¿El arranque es lo fundamental en una crónica?

R.- Es fundamental porque establece una alianza con el lector y trata de convencerlo de que vale la pena seguir adelante. También establece el tono que debe seducir al lector fugitivo.

P.- ¿Cómo valora el cambio de gobierno en Argentina?

R.- Me parece decisivo que se haya caído el mito de que solo el peronismo puede ganar elecciones. Ahora vamos a ver como se resquebraja el segundo mito de que solo el peronismo puede gobernar. Estas elecciones las ganó Macri menos de lo que las perdió el gobierno. Los argentinos ya no querían mas figuras mesiánicas que hagan lo que quieran. Macri promete lo contrario, mas discusiones, menos enfrentamientos de amigos y enemigos. Me parece que viene de la derecha empresarial, y como es pragmático se dará cuenta de que por ese camino no va a llegar lejos. La apertura es una excelente noticia.

@JavierYusteTosi